jueves, 28 de octubre de 2021

Lección 51, Séptimo Grado, Segunda Orden

 Séptimo Grado, Segunda Orden "Adepto Liberado":

"La fragilidad del Gnóstico"


-El talón de Aquiles de los iniciados-


Los iniciados son gente empática pero ruda. Es tal su impenetrable coraza que quienes no los conocen, pueden confundirlos con psicópatas.


Para que los no iniciados puedan hacerse una idea, la forma de ser y actuar de un Gnóstico es similar a la del Sr Spock de Star Trek o al Pequeño Saltamontes de la Serie King Fu; es decir, son personas que no pueden ser dañadas mediante ofensas, calumnias, intrigas o cualquier otro tipo de ataques verbales o de otro tipo. No saltarán, a modo de resorte, como actuaría cualquier persona normal. En realidad su impenetrabilidad es el signo de su invulnerabilidad al ataque de las entidades invisibles que ya conocemos como arcontes.


Tras haber leído lo anterior, se podría pensar que los adeptos rosacruces se encuentran completamente protegidos; pero existe, debido a la empatía que indicamos al comienzo, un punto débil, su entorno, las personas que los rodean. Si un Iniciado no puede ser dañado, los arcontes dañarán su entorno, para de forma indirecta dañarlo a él.


Es por dicha causa, y no por otras, que los adeptos o adeptas rosacruces suelen ser personas solitarias y que, a lo sumo, puede vérselas acompañados de su discípulo o discípula y pocas veces se los puede observar en actos sociales multitudinarios.


Ese es el origen del mal entendido celibato de la casta sacerdotal en muchas de las religiones conocidas.


Los discípulos de los adeptos rosacruces están sujetos a muchos de los ataques arcónticos y es por dicha causa que estos suelen ser elegidos, como discípulos, por su alto nivel iniciático; con el fin de que no sean vulnerables a los ataques, en realidad, dirigidos contra el Adepto que es su Maestro.


Suele ser común un error de cálculo, por parte de los adeptos novatos, el elegir como discípulo a quienes no se encuentran perfectamente preparados para seguir, de forma disciplinada, los consejos del Adepto. En estos casos, los discípulos están sujetos a sufrir ataques en forma de graves enfermedades o a ser objetivo de intrigas y maquinaciones externas, con el fin de enfrentarlo a su Maestro.


Ya hemos dicho, de forma repetida, que estos ataques nunca deben de tomarse como algo personal, de una o unas determinadas personas; ya que estás, son usadas como marionetas por los arcontes que intentan dañar al Iniciado Gnóstico.


Bien, si el Maestro no ha sido lo suficientemente escrupuloso a la hora de elegir a su discípulo y éste está siendo gravemente atacado, lo mejor que puede hacer es poner tierra de por medio; es decir, alejarse lo máximo posible de su Discípulo o mandarlo, lejos de su lado, hasta que el Discípulo se encuentre perfectamente preparados para repeler los ataques arcónticos dirigidos para desestabilizar la relación Maestro/Discípulo.


Los discípulos de la Gnósis son doblemente vulnerables, pues no solo reciben los ataques dirigidos contra el Adepto Rosacruz que es su Maestro; sino también, los que van dirigidos contra él con la intención de que abandone el camino iniciático emprendido; o lo que es peor, intentar derivarlo hacia el lado obscuro de la Fuerza.


Una relación Maestro/Discípulo puede estar constituida por una relación de camaradería o incluso por una relación romántica; es decir, de esposos. Es en este caso concreto, donde, si el Discípulo no posee la necesaria preparación, los ataques son más inquisitivos y dañinos. Lamentablemente, en los casos más graves de ataques del Lado obscuro, la única solución es poner tierra quemada de por medio, pues la integridad física del Discípulo puede ponerse en grave peligro; pero, además, el Adepto por un inadecuado apego creado, puede ser llamado a entrar en las filas de las fuerzas del Mal.


Esta separación, imprescindible, no tiene por qué ser definitiva y absoluta si, con el Tiempo, el Discípulo crea consciencia de lo que sucede en su entorno y se esfuerza en crear las defensas necesarias.


Unas defensas que consisten, básicamente, en elevar su nivel vibratorio hasta el punto de que los ataques de los arcontes sean ineficaces.


Solo entonces, cuando el Discípulo se encuentre preparado es que el Maestro lo vuelva a llamar a su lado; en caso contrario, el Adepto Rosacruz no tendrá otra opción que agenciarse otro Discípulo y dejar, por su bien, que su antiguo Discípulo prosiga su camino iniciático; quizá, a la espera de ser contactado, en el futuro, por otro Maestro. O, en el peor de los caso, continuar con su vida como mero Estudiante de la Rosacruz.


Lo importante, en estos casos, es impedir que debido al apego y que no tiene que ver con la empatía, manifestación del Amor verdadero, tanto el Discípulo fallido como el Adepto que no ha sabido tener ojo a la hora de elegir a su Discípulo, puedan caer en las garras de los arcontes y, por lo tanto, llegar a servir a las fuerzas del Mal.


Aralba Pensator Minister, Frater RC