viernes, 5 de noviembre de 2021

Lección 139, Séptimo Grado, Segunda Orden

 Séptimo Grado, Segunda Orden "Adepto Liberado":

"En busca de un origen remoto"



-La obsesión de organizaciones fraternales y esotéricas-



Puede parecer anecdótico el que muchas organizaciones remonten su origen a las épocas míticas de Adán o a la, supuestamente, desaparecida Atlántida; es decir, no se conforman, como unas pocas sí, con asegurar que su origen fue mesopotámico, caldeo o egipcio.



En cualquier caso, existe una oculta intención de vendernos una moto. Hubo épocas, en siglos pasado, donde esa táctica de publicitar sus organizaciones era habitual con el fin de despertar la curiosidad e interés de los posibles postulantes; pero hoy día, en pleno siglo XXI, con la información existente y a disposición de todos, aceptar como realidades tales cuestiones legendarias es sinónimo de una supina ingenuidad e ignorancia.



Aún así, muchos, con pleno conocimiento de esta realidad aceptan estas falsas premisas por mera curiosidad. ¿Qué ocultarán o que misterio esconden? o también ¿Pudiera ser una primera prueba de autoeliminación?. Así son atraídos por una suerte de "Timo de la Estampita" a pertenecer a dichos grupos, donde deberán, con el tiempo, aportar su tiempo, su dinero y sus corazones, aunque siempre les quedará la duda si están en el lugar correcto o si fueron estafados. Aún así, muchos de los que entran en dichas organizaciones, con dichas dudas, toda esa legendaria historia la apartan a un lugar oculto de su memoria y se dedican, con cuerpo y alma, a vender la misma moto que primero les vendieron a ellos.



Eso nos recuerda la frase atribuida a los sacerdotes jesuitas que dice "Haz lo que yo te diga; pero nunca lo que yo haga". Existe una corriente de pensamiento generalizada que cree que quienes han pasado años en el Seminario terminan convirtiéndose en las personas más incrédulas y, aún así, la mayoría de los estudiantes terminan por tomar los hábitos del sacerdocio. No sé, quizá entienden que es un trabajo cualquiera y donde engañar es algo aceptable, como hacen casi todos los vendedores de seguros o enciclopedias que hemos conocido.



Nosotros, por el contrario, queremos creer que la Verdad debe de ser nuestro límite. Miren, una cosa es decir, de forma taxativa, que nuestra Fraternidad se remonta al Antiguo Egipto o a la Atlántida y otra, muy diferente, afirmar que nuestra Organización es de hechura reciente; pero que se inspira en la sabiduría de los antiguos; sabiduría que pudiera remontarse a épocas pretéritas y cuya Historia se ha perdido. Miren, si se fijan, parece que estamos diciendo la misma cosa; pero en el primer caso se está mintiendo y en el segundo decimos la verdad.



Muchos fundadores de fraternidades esotéricas nos cuentan que sus enseñanzas proceden de maestros anónimos o cuya Historia no es comprobable. Otros, que esas enseñanzas fueron transmitidas por espíritus de maestros ya no  encarnados y algunos, los más atrevidos, directamente se inventan una genealogía y una historia, supuestamente, imposible de comprobar y lo achacan a una rara clarividencia de los mundos internos. El problema de esos engaños o mentira piadosas, construidas con el fin de alimentar la curiosidad y atraer a nuevos acólitos cotizantes, es que más pronto que tarde, usando la Ciencia de la Historia, terminan desmoronándose como un castillo de naipes, dada su inconsistencia.



Para ser honestos debemos de entender cada contexto histórico, dado que, en el pasado, se ha utilizado el ilusionismo y el mentalismo como un escaparate aceptable para motivar la curiosidad de los buscadores. Pensaban, creemos, de forma equivocada, que el fin justificaba los medios engañosos utilizados.



Se supone que las órdenes fraternales y esotéricas las constituyen personas poco crédulas y con un elevado nivel intelectual; pero esa percepción se desmorona en cuanto podemos comprobar que sus estructuras están basadas en meros engaños difíciles de creer y aún más difíciles de demostrar. Es aquí, en este punto, donde pueden ser catalogadas como meras sectas constituidas por gente crédula y, por lo tanto, de poca confianza.


Es por ello que la inmensa mayoría de organizaciones fraternales y esotéricas arrastran el San Benito de sectas poco confiables y de poco crédito como escuelas de formación. 



Por lo tanto nuestro consejo, si se quiere aceptar, no es obviar o enterrar esas pequeñas o grandes mentiras que lastran a nuestras organizaciones. No se puede ocultar lo obvio; pero sí podemos decir la verdad, que los caminos del señor son inescrutables y que algunas veces Dios escribe con renglones torcidos y esto ¿Qué quiere decir?, Qué cada época posee sus circunstancias y sus formas de hacer. Es posible que, en épocas pasadas, fuese viable el inventar historias y creernos que fueron puestas en nuestra Mente por algún poder divino; pero hoy, en la Época de la Información, eso ya no sirve. Digamos que esas historias nos acompañan como legado de nuestro pasado; pero no podemos, hoy, mantenerlas como verdades históricas pues entraríamos en el mundo del ridículo y del descrédito. Hoy hay que apelar a la lógica y a la Razón; el resto debe de quedar supeditado al ámbito de las alegorías legendarias. Al mundo de lo simbólico, de las fábulas y de los cuentos con moraleja.



La Rosacruz del Siglo XXI debe de supeditarse a la Historia, la Ciencia y la Filosofía y eso no quiere decir que se deban de despreciar las novelas iniciáticas construidas con personajes de ficción; pero debemos de ser lo suficientemente inteligentes y honestos para saber dónde termina la realidad y comienza la ficción. La Ciencia y el Pensamiento, con la ayuda de nuestra intuición e imaginación es más que suficiente para conocernos a nosotros mismos y, por ende, a Dios.



Es importante, para los seres humanos, la esperanza en una vida después de la vida, pues vivir sin un sentido, sin un destino, es deprimente; pero esa esperanza no puede sustentarse en fantasías difíciles de creer sino en verdades comprobables mediante la experimentación mental, dado que, a día de hoy, la comprobación científica definitiva, es imposible. Es importante poseer una ideología que sustente nuestro proceder moral cotidiano; pero sin olvidar que lo importante, lo prioritario, no son las ideologías sino la Vida, el vivir.



Aralba Pensator Minister, Frater R+C