miércoles, 3 de noviembre de 2021

Lección 101,Séptimo Grado, Segunda Orden

 Séptimo Grado, Segunda Orden "Adepto Liberado":

"Debate improductivo y Oratoria Sofista"


Hace ya unos cuantos años, en la primera Orden Fraternal a la que estuve asociado, conocí a un Profesor de Oratoria que tenía una escuela abierta para enseñar a los políticos de éste País, España.


Pues bien, tras la lectura de la Plancha, como es costumbre, se abría el correspondiente "Debate". 


Fijaos que he colocado el término debate entrecomillado. Esto es así, porque el Debate era algo inexistente por imposible. Las reacciones típicas, dentro de las órdenes fraternales, es contestar con frases como: "Magnífica Plancha, Querido Hermano, enhorabuena. Dado su profundo contenido, requiere una profunda reflexión. Si eres tan amable de pasarnos una copia, te estaríamos extremadamente agradecido"


Os voy a ser sincero, me conocéis un tanto, le comenté: "Querido Hermano, disculpadme ya que se trata de un bello texto con una excelente construcción; pero para seros sincero, no he entendido nada. ¿podéis traducir vuestro texto para que los mortales comunes podamos entenderlo?"


Como podéis imaginar, los rostros de los hermanos variaban desde una leve sonrisa hasta gestos de desagrado por mis afiladas palabras.


La contestación del Orador, cuya plancha se había leído, resultó tan incomprensible como su original exposición; por lo tanto, para mí acabó el "Debate", asentí y agradecí su insustancial respuesta.


En defensa del Autor, un Querido Hermano, ya pasado a mejor gloria, expuso que se trataba de un metalengüaje con varias capas de interpretación. En fín, así es como hablan los políticos durante horas, hablando mucho con un lenguaje culto y floreado; pero sin decir nada consistente y que pudiera ser contestado.


Este tipo de Oratoria se estudia en algunas universidades, fundamentalmente estadounidenses, donde a los alumnos se les solicita que defiendan una idea con la que no estén de acuerdo.


En la época de Sócrates, los sofistas actuaban de un modo similar. La cuestión era, en una discusión cualquiera, tener la última palabra, derrotando a su interlocutor, aunque este tuviese la razón y el sofista supiera que él se encontraba equivocado.


La oratoria dialéctica de la Filosofía funciona de otro modo y que ya tratamos en artículos anteriores, no intentando, por todos los medios, llevar la razón sino encontrar la verdad en la síntesis de la discusión. Por el contrario, a cómo actúan los actuales estudiantes de filosofía, que usan una jerga o argot bastante complejo y que sólo ellos y sus iguales conocen. Los antiguos filósofos, aún usando un lenguaje culto, intentaban ser lo más claros posible, con el fin de que su exposición fuese perfectamente entendible y el interlocutor pudiera seguir, de forma adecuada, el juego dialéctico.


Espero, mis amigos, que entendáis hasta donde queremos llegar. Yo, particularmente, me coloco en guardia y desconfío cuando se me trata de impresionar con un lenguaje absolutamente rebuscado e incomprensible. Por muy bien, bonito y culto que hable un individuo, no significa que posea más Conocimiento y, por lo tanto, mayor Luz.


Este tipo de oratoria ficticia contestada, siempre, con alabanzas y agradecimienros por tan sesuda exposición, es la que se aprende en esas órdenes fraternales que, sin mencionarlas, ustedes ya suponen cuales son.


En las sectas religiosas o de otra índole, incluidas las de características ateas, repiten tozudamente una serie de argumentos prefabricados, los cuales conducen a otros, dentro de una realimentación positiva que hace creer a quiénes asisten a dichas exposiciones, que los conferenciantes se encuentran en posesión de una verdad sustentada en férreos argumentos, cuando éstos no son otra cosa que pilares artificiales sustentados en el mero aire.


Es por todo lo expuesto, en los párrafos precedentes, que mi consejo es ser críticos siempre ante los argumentos que nos venden y no aceptarlos nunca hasta que, reposadamente, hayamos contrastado, por nuestros medios, la información recibida.


Deben de entenderse los Diálogos de Platón más como un Género Literario que como un método definitivo de Oratoria, dado que solo tras lareflexión de una Conversación, es que los filósofos pueden exponer sus últimas conclusiones. El Método Dialéctico, tal cual, es útil como un borrador de un Trabajo por concluir, dado que después de cualquier Conversación, tras la necesaria reflexión, se suelen sacar conclusiones de un poco a muy diferentes de las sacadas en el propio Trabajo Dialéctico.


Aralba Pensator Minister, Frater R+C