viernes, 5 de noviembre de 2021

Lección 136, Séptimo Grado, Segunda Orden

 Séptimo Grado, Segunda Orden "Adepto Liberado":

"Los apegos, las cadenas que nos aprisionan a éste Mundo"



-El Instinto de Supervivencia y los lazos de sangre-



Lo que a continuación, aún siendo verdad, es algo tenido por políticamente incorrecto. Yo animo a nuestros lectores a no colocarse a la defensiva, tomarlo como mera información y reflexionar, detenidamente, sobre ello. Solo tras una meditación reposada y revisada por nuestra Consciencia, es que podrá entenderse lo que sigue a continuación.



Michael Ende, creador de la "Historia Interminable y de Momo", en su recopilación de cuentos "El Espejo en el Espejo" tiene un ilustrativo relato en el que su protagonista realiza un breve viaje para conseguir sus alas y elevarse al Plano Celestial. En su Camino nuestro Personaje va recogiendo las peticiones de gente que le sale al paso "Lléveme conmigo, por favor lleve a mi hijo, lleve este escrito para mis familiares…", así durante todo el trayecto. Así cuando llega al final y recibe sus alas, es tal el lastre que lleva consigo que le es imposible elevar el vuelo.



En el ejemplo expuesto, ese peso extra que lleva el Personaje del relato, no es otra cosa que los apegos; es decir, todo aquello que nos ata emocionalmente a éste Mundo. El trabajo del Alemán Michael Ende no es baladí, ni debe de pasarse por alto por aquellos lectores familiarizados con el rosacrucismo y la masonería; dado que su Obra, al completo, es eminentemente Gnóstica.



El Apego a la Vida es la principal causa de que la transformación espiritual no termine de producirse. En ese caso, la vida está extremadamente sobrevalorada. Esto es así porque, en general, se ha perdido la esperanza en una nueva vida después de la muerte. Esto hace que los individuos intenten sobrevivir más allá de lo humanamente posible, a pesar de que esa vida extra suponga una pésima calidad de vida y un sufrimiento que solo favorece a la voracidad alimenticia de los arcontes. Es difícil decir esto; pero ese padecimiento y tristeza por las personas fallecidas, debería de cambiarse por una gran alegría porque nuestros seres queridos han abandonado el Infierno del Mundo y se dirigen a su Eón Celeste, su Estrella, el cual es un Lugar infinitamente mejor y libre de cualquier tipo de sufrimiento.



Otro de los apegos más castrante es la "Sangre", los vínculos familiares. Miren, toda la Especie Humana estamos vinculados por la sangre. Nuestra genética procede de una misma fuente; pero yendo un paso más allá, todos los mamíferos tenemos un origen común; pero si damos un salto cualitativo, todo lo existente en el Universo estámos constituidos del mismo tipo de moléculas y partículas atómicas y subatómicas. ¿Qué queremos decir con esto?, qué referirnos la sangre, en éste sentido, es una más de esas cadenas que nos ata a éste Mundo y que nos impide la transformación espiritual, ese vuelo hacia lo celestial mencionado por Michael Ende en su magnífico Relato del "Espejo en el Espejo". Ese afán por mantener, por cualquier medio, a la Familia unida es un terrible error. Los padres no son los dueños de sus hijos ni pueden pretender que, por lazos de sangre, estén en la obligación de cuidarlos en la vejez. Los Hijos, por el hecho de haber nacido de sus padres, no pueden exigir, pasados los naturales años de custodia, que sigan siendo alimentados y protegidos por sus padres. Es cierto que antes de venir a éste Mundo, todos hemos elegido, por afinidad y deseo, tanto a nuestros padres como el Paisaje donde desarrollar nuestras experiencias; pero permanecer unidos por el mero de hecho de existir unos lazos de sangre es un verdadero error y un freno considerable a nuestra evolución espiritual.



Otro de los apegos más ominosos que nos mantiene atados a éste Mundo son las posesiones materiales. En general, los seres humanos somos acumuladores de cosas y deseos.


¿Como vamos a abandonar éste Mundo sin antes haber recolocado nuestras cosas, entre nuestros descendientes para que las conserven, o dejar una buena huella en nuestro entorno?, ¿Como vamos a dejar muestras deudas financieras para que las sufran nuestro herederos?, ¿Como vamos a abandonar éste Mundo sin antes ver cómo concluye nuestro Culebrón favorito?, ¿Como vamos a irnos sin antes haber hecho algo bueno por nuestros hijos, por nuestro Pueblo o por la Humanidad?, así podríamos seguir y seguir con innumerables ejemplos.



No estoy pidiendo el que nos convirtamos es seres gélidos y sin sentimientos sino que delimitemos nuestras prioridades y donde la prioridad absoluta debe de encontrarse en nuestra transformación espiritual, en nuestra Christificación, en adquirir nuestras alas y elevarnos al Plano Celestial. En ese sentido, debemos de ser extremadamente egoístas, que es lo mismo que ser inteligentes, dado que si podemos elevarnos, desde lo alto, podremos ayudar a los que quedan abajo; pero si vamos lastrados por tantos apegos, no podremos transformarnos ni por lo tanto ayudar ni a nuestros seres queridos, ni a la Humanidad ni al conjunto del Universo.



Mirad, vivimos en un Mundo de Materia, contrapuesto, a una Antimateria que nuestros científicos son incapaces de encontrar. En un Universo donde prima la Materia debería de existir la misma cantidad de Antimateria; pero ésta no se encuentra en ningún lugar de nuestro Universo, salvo en muy pequeñas cantidades y durante un tiempo cortísimo, cuando se experimenta con los gigantescos aceleradores de partículas. En el Pleroma el Apego es una constante, dado que todas sus células están interconectadas y estàn en una permanente comunicación; pero, por el contrario, en nuestro Mundo impera el individualismo y el egoísmo, dado que nos encontramos en un Universo en continua expansión; es decir, sujeto a una poderosa fuerza centrífuga originada por una teórica Energía Obscura. En el Pleroma, por el contrario, es la fuerza centrípeta de cohesión, el Amor, la que domina el ámbito de su infinitud. Digamos que la Antimateria del Pleroma es el verdadero origen de la Materia y si la teórica Materia obscura, que tampoco se encuentra, es la responsable de frenar la expansión de nuestro Universo, estaríamos hablando de una Fuerza procedente del Pleroma que intenta evitar que la expansión siga produciéndose. Luego podemos decir que tanto la Antimateria como la Antimateria podrían tener un origen común y posiblemente sean una misma cosa y ¿por qué hablamos de una cuestión cósmica, que pinta todo ello en este asunto?



Porque si el apego es una condición favorable dentro de un Entorno contrapuesto a nuestro Universo Material; es decir, de Antimateria, es fácil deducir que en nuestro entorno prime la Fuerza Contaría, la de Repulsión, que favorecería el individualismo y egoísmo personal, expuesto magistralmente por la Filósofa estadounidense Ann Ryan. Estamos hablando de que esa falsa solidaridad que consideramos importante en nuestro Mundo, es algo que va en contra de las leyes naturales y, consecuencia, quizá, por una añoranza interior de nuestro verdadero lugar de origen, el Pleroma. Entonces, eso que equivocadamente comprendemos como solidaridad es un error que nos impide transformarnos de forma espiritual, dado que nuestro objetivo, aquí viene lo políticamente inaceptable, no es pararnos a ayudar a aquellos que se encuentran rezagados, sino invitarlos y avanzar hacia nuestro Destino Chrístico. Solo convirtiéndonos en adeptos rosacruces podremos ayudar, posteriormente, a aquellos que necesitan de nuestra ayuda, porque de lo contrario sería como un grupo de ciegos siendo dirigidos por otro ciego y es, en ese único sentido, que el egoísmo espiritual es un imperativo categórico. Si somos frenados por una falsa consciencia de culpabilidad, estaremos haciendo un flaco favor, no solo a nosotros sino a los que se quedan atrás. En este asunto debemos de ser perfectamente egoístas, por un mero de hecho de Inteligencia natural.


En ese sentido, tanto la Rosacruz como el Budismo siguen ese mismo criterio proporcionado por la Gnósis Eterna. No podemos dirigirnos en éste Mundo por leyes que son de otro Mundo. Hacer esto es un error que frena el fin de éste Infierno que el Mundo es. Debemos de ser felices ante el encuentro con el abrazo de la muerte. Debemos de alegrarnos cuando nuestros seres queridos atraviesen el velo que separa la muerte de ésta vida de la Vida Eterna de del Mundo Celestial. 



Ciertamente, mientras permanezcamos en éste Mundo Infernal, debemos de hacernos, unos a los otros, la Vida lo más fácil posible y mantener una actitud positiva ante nuestro entorno, aunque ese entorno no nos lo ponga nada fácil; pero todo ello, sin olvidarnos de que éste Mundo no es definitivo sino solo temporal y que, un día u otro, llegará a su final. Ese final está en nuestras manos y mientras más nos aferremos a los apegos de éste Mundo màs tarde llegará.   



No caigamos presos de nuestras emociones. Eso no significa, en modo alguno, que nos convirtamos en seres insensibles y sin alma, sino que recuperemos muestra Inteligencia Consciente del Alma. No nos paremos ante la trampa de ayudar a otros mientras nos olvidamos de lo que es realmente importante. Dejemos de hacer chapuzas temporales en éste Mundo y construyamos un Gran Edificio eliminando los malos cimientos arcónticos que sostienen este tramposo Universo. No alimentemos la continua expansión con nuestro sentimentalismo y unas emociones no alimentadas por la verdadera espiritualidad.



Recordad, ante la falsa apariencia, todos somos preexistentes, eternos e inmortales. Todo es un mero teatro y debemos de ser conscientes para no seguir engañados con el ilusionismo que nos plantea el Mundo. No busques vivir más allá de lo naturalmente posible, no te obsesiones con el futuro de tus seres queridos. Ellos ya vinieron con su propio destino escrito e intenta mantener las menos posesiones posibles. Solo así te sentirás libre de tomar tus alas elevarte hasta los cielos y, desde allí, lanzar la cuerda a la que puedan agarrarse aquellos que quedaron atrás. Si no te salvas tú primero, a nadie más podrás ayudar.



Aralba Pensator Minister, Frater R+C