jueves, 4 de noviembre de 2021

Lección 131, Séptimo Grado, Segunda Orden

 Séptimo Grado, Segunda Orden "Adepto Liberado":

"Gnósis básica 5"



-La Mitología gnóstica-



En general existen dos visiones contrapuestas de entender la mitología. Como simples cuentos fantásticos o como hechos ocurridos aunque exagerados y embellecida; pero nada más lejos. Los mitos no dejan de ser otra cosa que alegorías simbólicas para mostrar realidades difíciles o imposibles de explicar para que sean comprendidos por la personalidad media. Son mitos los cuentos hindúes, las metáforas budistas y cristianas así como las mitologías, propiamente dichas, griega y escandinava. Por supuesto, la Gnósis posee su propia y ancestral mitología que ha ido evolucionando con el Tiempo; pero recuerden, solo se trata de analogías metafóricas para disparar, en nosotros, la Consciencia del Ser Interno.



No podemos hablar de una única mitología gnóstica, en tanto que, durante los primeros años del cristianismo, hubo diversas sectas gnósticas; además de existir una Gnósis, no Cristiana, ancestral, procedente de Persia y de los Países del oriente lejano. Nosotros nos vamos a circunscribir a la mitología más conocida, la valentiniana, de origen copto y contemplada en la conocida como Biblia de los gnósticos, la Pistis-Sophía. Bien, es importante saber de lo que estamos hablando para que no haya confusiones; puesto que, dado que los escritos gnósticos, a primera vista, son encriptaciones bastante complejas, lo que a continuación sigue es nuestra reinterpretación, fruto de años de estudio y reflexión.



Según la Gnósis, el Ser, es preexistente, eterno, infinito e inmortal; es decir, jamás tuvo un principio ni jamás tendrá un final y su extensión lo abarca todo, no existiendo nada fuera de él, ni siquiera el concepto afuera; dado que lo es Todo. Este Ser, para los gnósticos, no posee nombre alguno, aunque se lo suele nombrar como "El Incognoscible", "El Innombrable", "La Plenitud o el Pleroma". Las características principales del Pleroma son el Amor, la Consciencia, la Inteligencia y la Voluntad. De todo ello se derivan las cualidades de omnipresencia y omnisciencia, nunca de perfección absoluta y omnipotencia que no dejan de ser entelequias inconquistables; de ahí se deriva que la inmanencia sea una posibilidad absoluta.



Como un Océano, el Pleroma está constituido de infinitos eones. Eones, estos, que como ideas del Pleroma, con posterioridad, se reflejarían en nuestro Universo como cuerpos estelares. Los eones, en cuanto ideas primordiales son, del mismo modo, preexistentes y eternos. La Sophía o Eón Sabiduría es el Eón donde se constituye nuestro Universo tridimensional y espacio-temporal.



Sophía, según la leyenda, intentando comprender su existencia como Eón y, consecuentemente, del Pleroma decide constituir un laboratorio, el Universo, donde las ideas del Pleroma pudiesen tomar una consistencia experimental. Esto lo hace, según se cuenta, sin el conocimiento del resto de los eones y, por lo tanto del propio Pleroma; pero esto es una imposibilidad, dada la omnisciencia del Pleroma. Los eruditos entienden que esto se realizó para que el Pleroma quedará inmaculado, al margen de las decisiones, primero de Sophía y después del Demiurgo, responsable último de la existencia de lo que conocemos como Universo y, por lo tanto, de todo lo existente.



Como resultado de la voluntad de Sophía, expuesta, emana de sí misma a una Entidad que pudiera llevar a cabo su proyecto. Está Entidad no es otra que el Demiurgo y que comparte todas las características de los eones excepto la de preexistencia. El Demiurgo como Gran Artesano o Arquitecto, construye dentro de Sophía una burbuja separada de ésta por medio de una membrana y que se denomina en la Tradición como el Gran Abismo. El Gran Abismo fue pensado para que lo sucedido dentro del nuevo entorno no interfiriera o contaminara al conjunto del Pleroma en caso de producirse algún accidente, como así sucedería.


El Demiurgo toma muchas de las ideas del Pleroma y les da forma dentro de ese útero de Sophía, quedando constituido un Universo parecido al que conocemos hoy en día; pero inerte, sin vida sin alma. Entones la expansión del Espacio Tiempo se convierte en una anomalía imparable; es decir, se habría producido una suerte de enfermedad cancerosa dentro del Eón Sophía. Dice la leyenda del Mito que Sophía clamó por ayuda al resto de eones y al propio Pleroma con el fin de parar tal calamidad cósmica. El Consejo Celestial del Pleroma, constituido por un número indeterminado de eones, aconseja a Sophía que sacrifique la divinidad de su Demiurgo con el fin de dar vida, consciencia y Alma a esa Creación imperfecta y desafortunada. 



La Construcción y mantenimiento del Universo no habría sido posible sin la colaboración de unas entidades artificiales conocidas como los arcontes y creadas por el Demiurgo para dar estabilidad a la Creación, una vez que éste se incorporará como Espíritu de Vida, al proyecto de Sophía; es decir, a su propia construcción. Así todas las partículas del Universo poseen una divinidad procedente del Demiurgo que conforme se va expandiendo el Universo se va fragmentando más y más, tal y como nos cuenta la Leyenda Egipcia de Osiris.



Bien, comprobamos según la mitología gnóstica que lo que las religiones denominan como Pecado Original no fue otra cosa que un accidente impredecible. Un accidente que demostró al Eón Sabiduría que la Vida y la Inteligencia no podían surgir de la Nada; es decir, que las almas no son reproducibles sin que haya, al menos, un Alma previa, implicada. Esa Alma evidentemente, según la Gnósis, fue cedía por el Demiurgo y que vive fragmentada y con un nivel excaso de Consciencia en todos y cada uno de nosotros.



Los arcontes son una suerte de jerarquía, conocida por la Ciencia como fuerzas o leyes  naturales que funcionan como un mecanismo automático para mantener la estabilidad del Universo y que éste no colapse. Esto hizo que el Universo entrase en una expansión, no prevista, imparable y que no tenía alguien que lo controlará, dado que el Demiurgo, como tal, fuente de Espíritu, Alma y Consciencia había desaparecido asimilado en su propia Creación.



La solución proporcionada por el Consejo Celestial del Pleroma, incluyendo a Sophía, fue frenar primero la expansión y, segundo, reconstituir al Demiurgo en el Ser que era antes de la Creación. Para ello, los eones reflejaron su Fuerza de atracción dentro del Universo recién creado, constituyendo todo los cuerpos estelares así como toda la materia invisible necesaria para detener, por la fuerza gravitatoria, dicha expansión; por otro lado se habilitó un conducto entre el Pleroma y la Creación, Shambala, por el que circulase la Gnósis del Pleroma. La función de la Gnósis, en forma de fuerzas electromagnéticas conocidas como radiación cósmica y cuya misión sería despertar la Consciencia del Divino Demiurgo que subsiste en el interior de todas las partículas de la Creación. Todo ello con el fin de que éste retome el control de la Situación y desactive el automatismo que mantiene a los arcontes en una suerte de perpetuum móvile sin control.



Por lo tanto la Consciencia, particularmente, la de la Humanidad y otros seres es tan importante en la Redención del Universo. Esa cristificación de la que venimos hablando, de forma repetida, es esencial para la reconstitución del Christos, ese Adam Kadmón del que habla la Cábala Judía y que no sería otra cosa que la reconstitución del Demiurgo fragmentado en un Nuevo Ser, divino en origen; pero Universal debido a su nueva experiencia dentro de la burbuja espacio temporal. Esto sucederá, claramente, cuando las partículas fragmentadas en expansión por un proceso inverso colapsen en una singularidad y la burbuja que contiene a nuestro Universo desaparezca por fin.


Para terminar esta exposición diremos que hay un Personaje, dentro de la Gnósis, que aún no hemos mencionado "El Gran Presuntuoso" (el Tiempo), Cronos, Saturno o Satanás y que no es otro que el Arconte más importante de la Jerarquía y que con sus acciones impide que la Redención sea posible. Está Entidad por milenios ha sido confundida con el propio Creador, con el Demiurgo, y por ello también es conocida como el Gran Suplantador. Cuando los seres humanos, como entidades divinas, se rebajan a adorar a cualquier divinidad, están fortaleciendo a ésta Satánica Entidad y que a nivel astrofísico puede relacionarse con esa energía oscura desconocida que mantiene al Universo en continua expansión.



La Misión fundamental de la Consciencia, la Gnósis y el Retorno de Christos, consiste en frenar y parar la permanente alimentación masiva de los arcontes, de parte de las partículas conscientes del Universo. Eso solo puede realizarse tras el despertar y el reconocimiento de que esos dioses no son tales, sino criaturas sin Alma creadas por la propia divinidad que mora en nuestro interior. Una vez que esas entidades dejen de ser alimentadas, su desconexión será posible y el colapso y desintegración de ésta anomalía cósmica se llevará a cabo para nuestro final retorno a nuestra Patria Original, el Eón Sophía, el inmaculado Pleroma.



Aralba Pensador Minister, Frater R+C