De forma general, creemos conocer lo que es la Humildad y su supuesta
relación con ser agradecidos o aparcar nuestra propia dignidad en beneficio de
una buena relación con los demás y nada más lejos que todo eso. Esta es la visión que la
vulgar personalidad considera respecto a la humildad y, sin embargo, no supone
más que una Ilusión rayana en la falsedad.
Cuando el ser Interno, nuestro Espíritu, toma las riendas
de nuestra Vida, nos conduce por la vereda de la Humildad (tolerancia
fraternal e inteligente tranquilidad) nunca sumisión interesada al capricho de
nuestros semejantes, por muy bien intencionados que pudieran estar respecto a
nuestro porvenir o bienestar.
Tampoco deberíamos de confundir la verdadera Humildad,
proveniente del Espíritu, con la modestia que no deja de ser una baza de la
propia Personalidad. Lo que denominamos como Personalidad no es característica
particular e inmutable de cada Ser Humano, sino que por el contrario es un
conjunto de capas que se van intercambiando, según las circunstancias, con el
fin de sobrevivir a determinados hechos o conseguir algunos deseos o supuestas
necesidades. Bajo este punto de vista, la personalidad puede revestirse, ante
un posible interlocutor, con la capa de la modestia, con el fin de evitar
confrontaciones de tratarse de individuos tipo Alfa o, por el contrario, tomar
esta última identidad con el fin de ser tomados en serio por personalidades
inmersas en una inferior jerarquía emocional.
Todo esto es conocido del Sistema, la Naturaleza , que se rige
por una determinada programación a la que denominamos como leyes físicas o
naturales. Basándose en esta certera Premisa, algunas organizaciones
supuestamente iniciáticas, muestran a sus acólitos unos pequeños trucos para alinearse
con determinadas directrices y así conseguir beneficios personales, ya sean de
riqueza, sexuales o de poder. El conocimiento de esas leyes no presupone que se
posea Sabiduría, Virtud o Don del Espíritu del Ser Humano. Por el contrario,
alineándonos con el Sistema, la
Naturaleza , nos convertimos en más esclavos de ella a cambio
de unas pequeñas migajas de supuesta felicidad.
Todo Iniciado, Hombre Nuevo, por el hecho de haber
suplantado a su Personalidad Natural por el Espíritu Universal pasa a convertirse
en un enemigo potencial del Sistema y comenzará a ser atacado en diferentes
frentes. Todo Hombre Nuevo requiere de un progresivo aprendizaje y es por ello
que al principio de su periplo se encuentra más indefenso, ante el Sistema, que
cuando se encuentra en fases más avanzadas de su camino iniciático. Tenemos que
darnos cuenta que el Camino de la
Iniciación transcurre, en gran medida, fuera de los senderos
de las consideradas como leyes naturales dado que las fuerzas que rigen en el
nuevo sendero son las pertenecientes a un mundo ajeno al material y que se
conoce como espiritual.
Es por dicha causa que los recientemente iniciados son muy
vulnerables a los pertinaces ataques del mundo material, siendo arrastrados a
los senderos propios de su natural personalidad.
Con esto no se quiere decir que el Hombre Nuevo, que lleva
tiempo en el camino iniciático del Espíritu, no sufra ataques del Sistema; pero
estos son más sutiles, dado que no tiene poder lo material sobre lo espiritual.
Al haberse creado una barrera infranqueable, para el Sistema, dentro del
Iniciado, los ataques pasan de venir del interior de la personalidad al
exterior, mediante terceras personas que intentan rendir las almenas que
guardan el Castillo, estas no son otra cosa más que la humildad, mediante la ira.
Nuestros semejantes, no iniciados, son fácilmente presa de las defensas del
Sistema y vienen siendo utilizados, a modo de marionetas, contra nosotros como
si de arietes se trataran y una vez despertada la ira, somos nosotros quienes nos
convertimos en nuestro peor enemigo. Nuestra propia Personalidad puede ser el
peor enemigo del Hombre Espiritual.
Es por este motivo que todo iniciado debe de encontrarse
en estado de alerta para no ser presa de la ira bajo ninguna circunstancia,
venga de donde venga, porque de suceder vendría a ser como aquel alcohólico que
lleva tiempo sin beber y que termina recayendo en las garras de la etílica
enfermedad. Todo lo que el Espíritu ha venido construyendo durante un dilatado
espacio de tiempo puede irse al traste por un único y breve ataque de ira. Por
haber caído en la trampa que nos ha colocado el Sistema que, por otro lado, no
hace más que defenderse contra algo que le es ajeno como si de fagotitos se
trataran en la defensa de nuestro organismo contra virus y bacterias. Salvo que
en este caso en lugar de luchar contra la enfermedad lo hacen contra la única cura
posible.
Debemos de ser conscientes que el Camino de la Iniciación , aunque se
desarrolla dentro de nuestro mundo no es de este mundo y es por dicha causa que
el Templo debe de estar a cubierto de las inclemencias del exterior. De hecho
todo Templo, el propio Ser Humano es uno de ellos, no es más que una
reproducción microcósmica del macrocósmico Templo Celestial y que no es,
precisamente, este Mundo.
Consideremos los ataques del Sistema con la suficiente
Tolerancia como para no caer en las mortales trampas de la Ira o de la Soberbia. Al fin y al cabo la Naturaleza y sus leyes no dejan de ser más que un Sistema
Automático sin alguna connotación personal.
ARALBA