miércoles, 11 de septiembre de 2013

Antonio Ruiz Alba. ¿Cómo somos visto, por nuestros compañeros y jefes?


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Después de unas pocas recomendaciones solicitadas a personas muy concretas, de las que, por simple cuestión sanitaria, hemos retirado a nuestros más enconados detractores, comprobamos que nuestro retrato es lo más parecido a un perrito de compañía. Esto lo digo por si nos observa un amante de los animales y nos quiere tomar en altruista adopción.

Se nos muestra como una Persona Fiel, Obediente y Trabajador. Eso dice mucho de uno, dado que nos muestra con las cualidades de fidelidad de los perros lazarillos, la obediencia de un perro policía y trabajador como un perro pastor.

Por otro lado, se dice de nosotros que somos responsable, eficiente, constante y metódico, con lo que eso implica de detallista, minucioso y metódico. Tengo que reconocer que todo eso es verdad e incluso me hizo llegar a pensar que estaba enfermo de amor al Trabajo, como si éste se tratara de una Religión de las que unos pocos seríamos fieles y conscientes seguidores, cuando una inmensa mayoría serían obligados y poco fervorosos militantes.

También se nos dibuja como alguien a quien le gusta el Trabajo bien hecho y que como colaborador estoy siempre dispuesto a, pues eso, a colaborar. Colaborar con los compañeros y con los jefes aunque haya algunos que tengan un tanto equivocado el concepto de colaboración; dado que entienden que tú debes hacerles su trabajo y además quedar agradecido.

Para terminar se dice de nosotros que ofrecemos un alto grado de confianza y que nuestra implicación en la Organización es absoluta. Esto es cierto, dado que desde que comenzamos a trabajar hemos dejado anonadados a propios y extraños dando una sensación como si las empresas en las que hemos laborado fuesen nuestras. Con sinceridad, yo creo que es el único modo de que una empresa prospere y no se vaya al garete. El típico escaqueo nacional practicado tanto por obreros como por ejecutivos y empresarios es un mal nacional que hace que la mayor parte de las empresas sean vistas, incluso por sus creadores, como simples máquinas de hacer dinero y que cuando se hacen viejas, se recaudan los beneficios y se tiran a la basura con trabajadores y todo. Eso está muy mal porque de aquellos polvos, estos lodos. Ya vemos lo que está sucediendo en este bendito País. La Chapuza nacional.

Dado que ya soy un tanto talludito, estoy adentrado en los cincuenta y siete, quisiera romper una lanza por todos aquellos que dicen: en el Dinero me engañarán; pero en el Trabajo no y eso está muy bien, porque últimamente lo que se pretenden son esclavos libres que trabajen un porrón de horas por cuatro chavos. El escaqueo es la mejor medicina contra esa enfermedad tan extendida en el panorama nacional. Es evidente que si no hay una verdadera comunicación de igual a igual entre empresarios y trabajadores, nos tendremos que seguir viendo como enemigos enconados que intentan sacar el mayor beneficio del otro y con un ojo atento de que no nos la metan doblada.

A los esclavos de antaño se les tenía que proporcionar techo, lecho y aseo para mantener a las herramientas humanas en el mejor estado posible y así sacarle el máximo de beneficio. Hoy, supuestamente no existe esclavitud, dado que al supuesto esclavo moderno se le concede la libertad, al menos una ilusión de libertad aunque en muchas ocasiones, se les trate, yo lo he sufrido, con humillación como si de simples animales irracionales fuésemos. Se le paga un salario de risa y se le conceden unos ciertos beneficios: Horas de descanso, sanidad, vacaciones etc., etc., Por cierto, beneficios que últimamente nos están siendo expoliados queriendo luego que trabajemos como unos poderosos y alimentados bueyes de carga, con el cerebro de grandes científicos e investigadores. En otras ocasiones, la mayoría, al Trabajador se le quitan las alas y se le dice que obedezca, sea obediente que para pensar ya están ellos, los otros, los que llevan a este País a la ruina más absoluta.

En fin, queridos amigos empresarios y directores de personal; solo quiero que sepan que a pesar de que es todo cierto lo que dicen de mí, compañeros y jefes, no obstante, en mí duerme el alma de un rebelde, un rebelde que está hasta las narices de que algunos trabajemos como chinos para conseguir unas pocas migajas y que otros, quizá vosotros que me leéis, os vayáis a islas paradisíacas a disfrutar de vuestro yate bien ganado. Quizá solo sea envidia. Quizá no. Apuesto por lo segundo y espero que seáis inteligentes y me cojáis a mí porque yo siendo fiel, como un perrito faldero, os voy a decir la verdad en el silencio de vuestro despacho, el resto quizá os soben la espalda pero sigan pensando de vosotros lo mismo que yo y sus actos no los veáis venir.

Tu más intimo amigo y ferviente servidor. Perrito faldero con afilados caninos y Arquetipo Real. Tú, en cambio, déjame que lo piense, quizá ¿no seas más que un figurante virtual?

Antonio Ruiz Alba