Un comentario en nuestro Linkedin
Después de unas pocas
recomendaciones solicitadas a personas muy concretas, de las que, por simple
cuestión sanitaria, hemos retirado a nuestros más enconados detractores, comprobamos
que nuestro retrato es lo más parecido a un perrito de compañía. Esto lo digo
por si nos observa un amante de los animales y nos quiere tomar en altruista
adopción.
Se nos muestra como una Persona
Fiel, Obediente y Trabajador. Eso dice mucho de uno, dado que nos muestra con
las cualidades de fidelidad de los perros lazarillos, la obediencia de un perro
policía y trabajador como un perro pastor.
Por otro lado, se dice de
nosotros que somos responsable, eficiente, constante y metódico, con lo que eso
implica de detallista, minucioso y metódico. Tengo que reconocer que todo eso
es verdad e incluso me hizo llegar a pensar que estaba enfermo de amor al
Trabajo, como si éste se tratara de una Religión de las que unos pocos seríamos
fieles y conscientes seguidores, cuando una inmensa mayoría serían obligados y
poco fervorosos militantes.
También se nos dibuja como
alguien a quien le gusta el Trabajo bien hecho y que como colaborador estoy
siempre dispuesto a, pues eso, a colaborar. Colaborar con los compañeros y con
los jefes aunque haya algunos que tengan un tanto equivocado el concepto de
colaboración; dado que entienden que tú debes hacerles su trabajo y además
quedar agradecido.
Para terminar se dice de nosotros
que ofrecemos un alto grado de confianza y que nuestra implicación en la Organización es
absoluta. Esto es cierto, dado que desde que comenzamos a trabajar hemos dejado
anonadados a propios y extraños dando una sensación como si las empresas en las
que hemos laborado fuesen nuestras. Con sinceridad, yo creo que es el único
modo de que una empresa prospere y no se vaya al garete. El típico escaqueo
nacional practicado tanto por obreros como por ejecutivos y empresarios es un
mal nacional que hace que la mayor parte de las empresas sean vistas, incluso
por sus creadores, como simples máquinas de hacer dinero y que cuando se hacen
viejas, se recaudan los beneficios y se tiran a la basura con trabajadores y
todo. Eso está muy mal porque de aquellos polvos, estos lodos. Ya vemos lo que
está sucediendo en este bendito País. La Chapuza nacional.
Dado que ya soy un tanto
talludito, estoy adentrado en los cincuenta y siete, quisiera romper una lanza
por todos aquellos que dicen: en el Dinero me engañarán; pero en el Trabajo no
y eso está muy bien, porque últimamente lo que se pretenden son esclavos libres
que trabajen un porrón de horas por cuatro chavos. El escaqueo es la mejor
medicina contra esa enfermedad tan extendida en el panorama nacional. Es
evidente que si no hay una verdadera comunicación de igual a igual entre
empresarios y trabajadores, nos tendremos que seguir viendo como enemigos
enconados que intentan sacar el mayor beneficio del otro y con un ojo atento de
que no nos la metan doblada.
A los esclavos de antaño se les
tenía que proporcionar techo, lecho y aseo para mantener a las herramientas
humanas en el mejor estado posible y así sacarle el máximo de beneficio. Hoy,
supuestamente no existe esclavitud, dado que al supuesto esclavo moderno se le
concede la libertad, al menos una ilusión de libertad aunque en muchas
ocasiones, se les trate, yo lo he sufrido, con humillación como si de simples
animales irracionales fuésemos. Se le paga un salario de risa y se le conceden
unos ciertos beneficios: Horas de descanso, sanidad, vacaciones etc., etc., Por
cierto, beneficios que últimamente nos están siendo expoliados queriendo luego
que trabajemos como unos poderosos y alimentados bueyes de carga, con el
cerebro de grandes científicos e investigadores. En otras ocasiones, la
mayoría, al Trabajador se le quitan las alas y se le dice que obedezca, sea
obediente que para pensar ya están ellos, los otros, los que llevan a este País
a la ruina más absoluta.
En fin, queridos amigos
empresarios y directores de personal; solo quiero que sepan que a pesar de que
es todo cierto lo que dicen de mí, compañeros y jefes, no obstante, en mí
duerme el alma de un rebelde, un rebelde que está hasta las narices de que
algunos trabajemos como chinos para conseguir unas pocas migajas y que otros,
quizá vosotros que me leéis, os vayáis a islas paradisíacas a disfrutar de
vuestro yate bien ganado. Quizá solo sea envidia. Quizá no. Apuesto por lo
segundo y espero que seáis inteligentes y me cojáis a mí porque yo siendo fiel,
como un perrito faldero, os voy a decir la verdad en el silencio de vuestro
despacho, el resto quizá os soben la espalda pero sigan pensando de vosotros lo
mismo que yo y sus actos no los veáis venir.
Tu más intimo amigo y ferviente
servidor. Perrito faldero con afilados caninos y Arquetipo Real. Tú, en cambio, déjame que lo piense, quizá ¿no seas más que un figurante virtual?