lunes, 2 de septiembre de 2013

Teismo vs. Ateismo


 Encuentro ecuménico entre Gnosticismo y Escepticismo

Teismo: Del griego "Theós" (dios). El término se aplicó a cualquier doctrina que defendiera simplemente la existencia de dios, independientemente de que se le dotase o no de determinados atributos; pero a finales del siglo XVII el término teísmo fue adquiriendo un uso más restringido para referirse a cualquier doctrina filosófica o religiosa que afirma la existencia de un dios personal, trascendente, creador y providencial, en oposición al término "deísmo", que se aplicó a las doctrinas que defendían la existencia de dios como un principio de la realidad del que no es posible alcanzar ningún otro conocimiento o determinación.

Ateismo: A-teismo, lo contrario de Teismo. El ateísmo implica la negación respecto de la existencia de Dios, aunque, de todas maneras, en un sentido más amplio del término el ateísmo también supone la no creencia en cualquier tipo de deidad o ser sobrenatural. El término ateísmo tiene su origen en el vocablo griego ateos que significa sin dios y la palabra ateo, tal como se denomina al individuo que niega la existencia de Dios, fue usada por primera vez en la Antigua Roma para denominar a aquellos hombres que no creían en los dioses del panteón

Escepticismo: Sinónimos agnosticismo, incredulidad. Término procedente del griego "sképsis" (investigación, duda, indagación). Corriente filosófica de la antigüedad que se considera iniciada por Pirrón de Elis (-360,-270) y Timón de Fliunte (-325,-230) y que se caracteriza por rechazar la posibilidad de que se pueda encontrar un significado absoluto a lo real (de que pueda haber, pues, alguna verdad firmemente establecida) proponiendo, en consecuencia, la "epojé" o suspensión del juicio y la prosecución de la investigación, como actitud más sabia y coherente frente al problema del conocimiento. Los seguidores de Pirrón destacarán por los análisis críticos de los argumentos de los dogmáticos (quienes afirman haber alcanzado esa verdad) recogidos en los conocidos diez "tropos" de Enesidemo de Cnosos, que han llegado a nosotros gracias a la actividad recopiladora de Sexto Empírico. El escepticismo resurgirá con fuerza en el Renacimiento, con la actividad de Montaigne, Charron y Francisco Sánchez, impulsando la renovación del pensamiento filosófico que dará paso a la modernidad.

Gnosticismo: Del griego "gnose" (conocimiento). En general, el término se aplica a toda corriente de pensamiento que pretende obtener un saber absoluto mediante una experiencia mística y extática, más que por medios meramente racionales e intelectuales. Más particularmente, el término se aplica a la corriente de pensamiento teológico-filosófico que, a partir de elementos procedentes de diversas religiones mistéricas orientales, del hermetismo, y de las filosofías helenísticas, entre otras, alcanza gran difusión en los siglos I y II, a menudo en relación con el desarrollo del cristianismo, del que tomará igualmente algunos elementos.  Aunque dividido en numerosas sectas, se suele agrupar en tres corrientes principales: la gnosis vulgar, la gnosis docta y la gnosis mitológica, con diferentes doctrinas, pero con rasgos comunes a todas ellas, como el sincretismo, la defensa de un dualismo radical, que enfrenta al Bien y al Mal (lucha que encuentra su paralelismo en la que libran el alma y el cuerpo) así como la insistencia en el valor del conocimiento como vía de salvación del alma de los iniciados. Entre los representantes del gnosticismo cabe destacar a Simón el Mago y Carpócrates (gnosis vulgar), así como a Basilides, Marción y Valentín (gnosis docta).

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Estas definiciones son consideradas como las más aceptadas; pero ello no quita para que cada cual pueda entender dichas expresiones del modo que mejor le convenga; pero está claro que con afán de mutuo entendimiento, deberíamos adecuarnos lo máximo posible a las definiciones más populares y extendidas.

Así como el Teismo se considera como la Creencia en algún dios, el Ateismo, con esa a delante nos quiere decir justo lo contrario; es decir el Ateismo es la no creencia en algún dios. Hasta aquí todos nos entendemos perfectamente; ahora bien ¿Significa algo más o nos quedamos con la definición aceptada por todos los diccionarios y enciclopedias? Recientemente ha surgido una nueva expresión conocida como Ateismo militante y que en principio pudiera resultar incomprensible o difícil darle alguna definición. La mayoría de los teístas, creyentes en algún Dios, son militantes de alguna Religión particular, léase Cristianismo, Judaísmo, Islamismo, etc., etc. Ahora bien, ¿Qué podríamos entender como Ateismo militante? ¿Una especie de reacción organizada contra el Teismo organizado para defender los propios intereses, como por ejemplo que sus impuestos no vayan a parar a las arcas de las religiones oficiales? Se utiliza también otra expresión por este nuevo movimiento y que ya no me parece tan correcta: Ateismo racionalista. Otra cosa que tienen en común, ambos colectivos, es su activo proselitismo en busca de nuevos creyentes o no creyentes.

Antes de intentar mostrar nuestra inconformidad en relacionar el Ateismo con la Racionalidad; deberíamos entender que escepticismo y su sinónimo agnosticismo, son la misma cosa, nada tienen que ver con el Ateismo militante. El Gnosticismo pretende llegar al conocimiento de la divinidad mediante las prácticas místicas de la meditación, visualización, la oración y la adoración personal. El Gnosticismo no es una simple creencia sino una convicción, Fe, de aquello que es intangible y no puede verse; pero que sí puede ser sentido, comprendido y explicado por la Razón. Para el Gnóstico, solo mediante el conocimiento se llega a la salvación. La existencia o no existencia de Dios es irrelevante para la experiencia gnóstica y la Religión tan solo es algo que debería de evitarse, dado que la Gnosis es una experiencia espiritual, personal y particular.

Luego si Gnosis es eso, más o menos, el Agnosticismo sería su contrario, como lo es el Ateismo respecto del Teísmo y entonces tendríamos que el Agnóstico es una persona que se encuentra en duda permanente mientras no demuestre él mismo, o se le demuestre el "Conocimiento" de forma razonada y/o experimental. Un ejemplo de agnóstico es el apóstol Tomás que se negaba a creer que Jesús había resucitado mientras no lo comprobase él mismo metiendo sus dedos en las llagas del Nazareno.

Como hemos podido comprobar existen grandes diferencias, diríamos que abismales, entre el mero agnosticismo y el ateismo militante, o entre la religiosidad de un creyente teísta y la Fe inmutable de un Gnóstico convencido.

Tanto el teísta religioso, como el ateo irreligioso, mantienen dos posturas enfrentadas e irreconciliables. El Teísta dice que Dios existe y el Ateo le contesta que, de forma razonada y basándose en la Ciencia Dios no existe y aquí es donde queríamos traer al lector. La existencia de un Dios antropomórfico o no es algo subjetivo e irracional; pero la negación de un hecho que no se puede comprobar; de momento, de algún modo es igual de irracional. Ambos objetos se mueven por una creencia basada en estructuras de pensamiento contrapuestas.

La Religión se sustenta en la supuesta palabra de Dios revelada a los hombres mediante los profetas. Cosa que, por supuesto, se puede creer que es así o no; pero que resulta bastante irracional si comprobamos la tendencia humana hacia la exageración y el engaño. 

El Ateo, por el contrario, intenta explicar su creencia de que no existe un dios y en que nadie ha venido a decirnos, del otro lado, que dios existe o que la vida continúa después de la muerte y por otro lado, que la Ciencia le avala dado que no ha podido mostrar la existencia ni de dios ni de la continuidad del alma tras de la muerte. 

Evidentemente, se trata de una presunción irracional pretender que nuestra Ciencia lo sabe todo y que podría demostrar la inexistencia de Dios. Digamos, para ser exactos, que la ciencia de hoy no puede demostrar la existencia o inexistencia de Dios o una Fuerza inteligente que pudiera encontrarse detrás de la Naturaleza.

La racionalidad, por el contrario, se presenta de forma llana en el agnosticismo; dado que nos presenta su duda permanente. Yo ni creo ni dejo de creer. Creeré cuando se me demuestre de algún modo objetivo. El Agnosticismo estuvo de moda hace unos años, cuando se nos preguntaba si éramos creyentes o ateos y se solía responder casi por inercia: soy agnóstico. Quedaba bien sin más o quizá, sí reflejara el pensamiento de la persona en dichas cuestiones.

Por otro lado el Ateismo y el Teismo son cuestiones particulares, mientras que la Gnosis y el Agnosticismo son cuestiones generales; es decir si uno dice Creo en Dios, no hay vuelta de hoja, se cree en Dios o en un Dios o en varios dioses y punto. Del mismo modo si se especifica que no se cree en Dios, en un dios o en los dioses, queda clara la posición de quien expone la palabra ateo en su discurso. No hay matices que valga. Hay una irracionalidad implícita. Ambos conceptos se mantienen inamovibles por una simple creencia que no se puede comprobar. Yo no soy capaz de encontrar racionalismo por ningún lado, ni en los teístas religiosos ni en los ateos militantes, supuestamente razonables.

Tanto el Agnosticismo como su contrario, el Gnosticismo, son racionalistas en el sentido de que, a pesar de que aparentemente son antagónicos, al menos en lo gramatical, sin embargo permanecen abiertos a la racionalidad. La duda escéptica, agnóstica, está siempre abierta a reconsiderar sus opiniones basadas en las nuevas aportaciones del conocimiento científico y filosófico. No da nada por sentado. Ni cree ni deja de creer, luego el agnosticismo o duda razonable, dentro de la generalidad que abarca, se podría considerar como una actitud razonable.

El Gnosticismo que considera haber alcanzado un determinado conocimiento espiritual, sin embargo también se encuentra abierto al sincretismo universal no excluyente y a la natural evolución del pensamiento humano así como a la posible aportación de los nuevos conocimientos científicos; luego a parte de mantener una pequeña porción de irracionalidad, la Fe que no es creencia en la existencia de un principio creador innominado, sin embargo vista en su conjunto es completamente racional, dado que respeta todas las creencias tanto racionales como irracionales, sean o no compartidas por el individuo gnóstico. 

Para los gnósticos, todos los caminos conducen a la Inteligencia Creadora del Universo, llámesele Dios si se quiere; pero como dijimos es irrelevante cualquier denominación. El Gnóstico no va a discutir por denominar de un modo u otro a esa Inteligencia que él sabe, tiene Fe verdadera, conoce, que se mueve por encima y dentro de todo lo conocido, desconocido o por conocer. Y lo conoce, porque esa fuerza la siente dentro de sí mismo como algo propio y nada ajeno.

Es por dicha causa, que no podemos reconocer el Ateismo como algo racional; siendo a nuestro humilde entender algo irracional y comparable a las religiones que pretende combatir de forma militante. El Racionalismo, por el contrario se encuentra en el Agnosticismo, como un paso racional obligado, mediante la búsqueda y el conocimiento hacia la verdadera Gnosis del conocimiento interior. El reencuentro, que no religar de Religión, con el Espíritu Eterno e Inmortal que por convicción llevamos, desde siempre, en nuestro interior. 

El permanecer abierto, sin caer en la fácil credulidad, es necesario tanto para el avance científico como para el crecimiento espiritual.

Aralba