Tras haber experimentado, durante algunos años, el
disfrute y estancia en las más diversas redes sociales, hemos llegado a la
conclusión de que si la Vida
es una Ilusión, la permanencia en las redes sociales no deja de ser más que
otra capa de cebolla más, donde la ilusión virtual se encuentra inmersa dentro
de la Ilusión
de la denominada como Realidad.
El desembarque en las redes sociales puede tener mil y un
motivos: Permanecer conectados con nuestros amigos y seres queridos, tener una
plataforma donde poder exponer nuestras ideas ante los demás miembros de la Red , afán de protagonismo y
exhibicionismo, etc., etc.…
Lo cierto es que las redes sociales son un buen elemento
donde hacer buenos amigos; pero también es una herramienta para deshacerse de
ellos, sea de forma consciente o subconsciente. Son plataformas donde se suceden
los malos entendidos, los asesinatos virtuales, las auto-inmolaciones sacrifícales
en beneficio de no se sabe bien que Baal, Becerro de oro u otro ídolo virtual.
Los amigos se terminan convirtiendo en enemigos por cosas
tan triviales como no haber picado un me gusta o compartido algún comentario o
fotografía. Como si de algún modo se sintiera que no somos seguidos con la
misma fidelidad con que nosotros los seguimos a ellos, los otros. Es evidente
que esos otros piensan del mismo modo que nosotros, con lo cual los miembros de
las redes virtuales terminan cargados de falsas amistades que solo pretenden lo
mismo que ellos, que se vea que se poseen muchos, muchos amigos, aunque no se puedan tocar ni reírse, con ellos, en persona.
Los que pretendemos mostrar nuestros pensamientos y
sentimientos, mediante la palabra escrita, debemos ser conscientes que solo nos
leerán cuatro de cada cien o doscientas amistades virtuales y que, muy
probablemente, la mayoría de ese número pretende exactamente lo mismo que
nosotros. ¿Quién sale ganando en esta desierta y tormentosa jungla virtual? Nosotros
no, desde luego, salvo que sean la plataforma de alguno de nuestros negocios y
paguemos el correspondiente canon a la
Red con el fin de que podamos ser visualizados. Son quienes
viven de la Red Social
los verdaderos beneficiados en ese trajín de ahora eres mi amigo, ahora te borro
y eres genial o mala persona, porque en el fondo, mientras nos mandamos
emoticones o nos tiramos los trastos, también nos tragamos la publicidad que
mantiene en pie a la Red Social
virtual.
Venimos a la Red Social a
mostrar nuestro bello y majestuoso ombligo y, en realidad, somos nosotros los
únicos que lo contemplamos porque el resto está en la misma dinámica de
intentar mostrar su ombligo, sin darse cuenta que los únicos que lo ven son
ellos mismos. Por lo tanto, es cierto que se trata de una jungla muy poblada a
modo de enorme edificio habitado por vecinos que cuando se encuentran en el
ascensor ni se dan los buenos días o las buenas tardes, salvo a unos pocos,
dos o tres con los que mayor relación se haya tenido, por afinidad o vaya usted a
saber porqué motivo.
En definitiva, quisiera que fuésemos conscientes que
estamos aquí como si de la estancia en un videojuego se tratase y que, del
mismo modo que en éste, no deberíamos tomarnos su estancia como algo
trascendente o personal sino, tan solo, como un simple divertimento más. ¿Nos
ha servido para algo más? Excelente; pero no nos hagamos ilusiones de conseguir
las expectativas que ilusamente nos hayamos podido hacer.
ARALBA