jueves, 26 de julio de 2012

Yo, Yo y más Yo


No te conozco querido amigo o ¿quizá sí? Es igual Pedro, Juan, Lupe, María…, tú que me lees sí me conoces o me conocerás.

Deseo intentar que despiertes de un error ridículo que afecta a una gran mayoría de gente que trabaja en equipo, sean coordinadores, jefes de grupo o simples trabajadores. 


Enseguida me vas a entender.


Cuando tu superior te manda un trabajo suele actuar de este modo: Felipe, Maribel… ¡Quiero que me realices este trabajo...! 


El Jefe da por sentado que es un equipo el que va a desarrollar la labor; pero está muy extendida esta forma de hablar, se comprende y se permite. Aquí es donde empezó el fallo; pero tú, Víctor, Carmen…, resulta que no usas la inteligencia de forma adecuada y sigues el juego cuando terminado el proyecto te diriges a tu superior en los siguientes términos:

He terminado el trabajo y ha quedado perfecto. Es evidente que tú, Luis, Jorge, Elisa, Pilar…, eres un miembro más del equipo, quizá el organizador, el coordinador o el supervisor. Da igual, lo que no está bien es que lingüísticamente te arrogues la autoría de un trabajo que está realizado por un equipo, sea este de dos personas, incluido tú, o de mil.

El ridículo viene de lo siguiente, querido amigo: Si afirmas que el trabajo lo has realizado tú mismo y que por lo tanto te mereces los méritos de su buena hechura, estás incurriendo en uno de los dos errores siguientes. Si el Trabajo lo has realizado tú mismo sin ayuda de tu Equipo es porque no sabes coordinarte con el resto de sus miembros y aunque seas un gran y eficiente trabajador, el equipo estará funcionando de forma no eficiente, luego mal; por el contrario, si como suele ser lo común, el trabajo no lo has desarrollado tú sino en colaboración con los miembros de tu equipo estarás faltando a la verdad y por lo tanto eres un auténtico embustero que lo único que pretende es llevarse los méritos de sus subordinados y seguir manteniéndolos, a ellos, en el anonimato.

Quizá estés ocultando la vaguería, intrínseca, de algún amiguete de tasca o por el contrario intentas impedir que un valioso trabajador pudiera hacerte sombra en un futuro más o menos lejano. Ambas cosas están mal. Lo cierto querido amigo, Jaime, Soledad…, es que actuando de este modo, con el Yo por delante, estás demostrándome tu poca inteligencia aparte de otras cuestiones de difícil calificación moral.

¿Por qué cuando tu Jefe te escucha, esa forma de hablar tan egocéntrica, lo consiente? Se me escapa; pero quizá él no sea tan inteligente como lo vienes considerando y hasta es más que probable que haya llegado a su puesto actuando del mismo modo que ahora tú lo haces. Quizá por eso el Mundo vaya tan mal, porque los incompetentes ignorantes, bajo algún tipo de paraguas corporativo, os protegéis los unos a los otros. En alguna ocasión, un antiguo Jefe me dijo, así de claro, que a las empresas les suele interesar mantener a gentes de esta y otras calañas. Lo que no me dijo es el porqué y eso es cosa que sigo preguntándome e investigando porque, la verdad, sobrepasa mi nivel de comprensión actual.

Aralba