miércoles, 4 de julio de 2012

La búsqueda del bosón de Higgs, muy cerca del desenlace

Recordemos que los antiguos científicos denominaban, a lo que se conoce ahora como Campo de Higgs, como Éter o Campo Etérico, siendo el Bosón de Higgs la partícula más pequeña de dicho Campo y que inunda el Cosmos del mismo modo que el agua a los océanos.



Por Laurent Banguet (AFP) – 

PARÍS — Tras varias décadas de búsqueda sin tregua, los científicos de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) podrían confirmar este mismo miércoles la existencia del famoso bosón de Higgs, la pieza que falta en el rompecabezas de las partículas elementales.
Los investigadores no pueden o no quieren decir nada antes del seminario previsto el miércoles en la sede del CERN en Ginebra, pero todos están convencidos de estar más cerca que nunca de descubrir esta partícula escurridiza.
"Ya tenemos más del doble de los datos que teníamos el año pasado y eso debería ser suficiente para ver si las tendencias que observábamos en 2011 siguen ahí o han desaparecido", explicaba recientemente el director de investigación del CERN, Sergio Bertolucci.
Queda por determinar sin embargo si estas pruebas serán suficientes para anunciar el miércoles oficialmente que esta hipotética partícula ha sido descubierta y si se trata efectivamente del bosón de Higgs y no de una partícula nueva, lo que abriría la vía a nuevas teorías.
En 1964, el británico Peter Higgs y sus colegas dedujeron la existencia del bosón, considerado como la partícula que brinda su masa a todas los demás dentro del "modelo estándar", la teoría de la estructura fundamental de la materia que describe todas las partículas y fuerzas del universo.
"Es algo así como ver una cara familiar de lejos", explica el director general del CERN, Rolf Heuer. "A veces es necesario mirarla dos veces para asegurarte de que se trata efectivamente de tu mejor amigo, o en todo caso del gemelo de tu mejor amigo", explica.
Tras el cierre del Tevatron estadounidense, el año pasado, todo está ahora en manos del Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el acelerador de partículas más grande del mundo situado en Ginebra.
En este túnel de 27 kilómetros de circunferencia, instalado a 100 metros bajo tierra de la sede del CERN, los físicos provocan el choque de miles de millones de protones con la esperanza de encontrar el rastro del bosón entre los restos (cascadas de partículas), con la ayuda de todo tipo de detectores.
Sólo en 2011 se registraron 400 billones de colisiones en el LHC, que intenta reproducir las condiciones que existieron una fracción de segundo después del Big Bang.
El pasado mes de diciembre el misterio sobre el bosón de Higgs se redujo sensiblemente cuando los dos experimentos independientes que se están llevando a cabo en el LHC (llamados ATLAS y CMS) limitaron una región situada entre 124 y 126 giga-electrón voltios (1 GeV equivale a la masa de un protón).
Esta unidad de energía se utiliza para representar la masa de las partículas siguiendo el principio de equivalencia energía-masa (el famoso E=mc2), los dos atributos de la materia.
Hasta ahora el principal obstáculo era el margen de error de los dos experimentos, todavía demasiado grande a pesar del gran número de datos acumulados, y que obligaba a los científicos a hablar de "indicaciones" y no de "descubrimiento" del bosón.
Tras un parón en invierno, el LHC, el mayor acelerador de partículas del mundo, volvió a ponerse en marcha en abril de 2012 y estuvo funcionando a pleno rendimiento hasta el 18 de junio con una energía todavía superior a la del año pasado, generando en tres meses más datos que en todo 2011.
Pero al mismo tiempo el "ruido de fondo" que dificulta la detección de las partículas aumentó en las mismas proporciones y necesita análisis todavía más precisos para interpretar las señales, aislar los fenómenos más interesantes y reencontrar la pista del bosón de Higgs.
Tras un trabajo muy intenso, los físicos esperan ahora ansiosos la confirmación de su existencia.