Los seres humanos nos creemos poseedores de una memoria privilegiada en comparación con algunos animales subacuáticos de sangre fría; pero quisiera recordarnos que hace menos de un siglo se hablaba, en algunos estamentos de la Sociedad, de Espiritismo y comunicación con los muertos.
Las verdades, intrínsecas, del espiritismo fueron vilipendiadas debido a la gran cantidad de fraude que su práctica por los médiums propició. Entonces se llamaba espiritismo y eran los difuntos los que intentaban ponerse en contacto con nosotros los vivos. En el peor de los casos incluso pudiera tratarse de espíritus demoníacos; pero entonces estaríamos hablando de posesiones diabólicas.
Ya entrado el Siglo XXI, poco se habla de posesiones y nada del intento de comunicar los muertos con los vivos; pero no nos engañemos, el asunto sigue vigente; pero le han cambiado el nombre. Es cierto que tampoco son los mismos individuos los que intentan comunicar con nosotros y hasta el antiguo médium ha cambiado su nombre por canalizador. Ahora se trata de las más variopintas entidades: Maestros ascendidos, ángeles, seres multidimensionales y hasta extraterrestres pertenecientes a diversas confederaciones extra galácticas.
A este cambio de rumbo del espiritismo tradicional se lo ha venido a denominar como canalización, como si el ser humano, pobrecillo él, necesitara de los mensajes de seres de ultratumba, de la quinta dimensión o de los cielos arcangélicos. Esto ha supuesto, al igual que sucediera a finales del siglo XIX y primeros de XX, una proliferación de canalizadores que cambian las enseñanzas recibidas por sus maestros invisibles por cantidades nada despreciables de dinero contante y sonante. Por sus obras los conoceréis dijo el Nazareno. Nada que sea del Espíritu deberá ser prostituido por el vil metal, dijo un Gran Maestro, coetáneo del espiritismo de principios de siglo, Max Heindel era su nombre.
Todo el mundo debería de saber, con el fin de no caer en las fraudulentas redes de la canalización o neoespiritismo, que el Ser Humano no necesita de mensajes externos a sí mismo, en los planos del Espíritu. Lo que viene a nosotros, desde el Interior, solo puede tener dos procedencias o nuestro beatífico y espiritual Maestro Interno, Dios de nuestro Corazón, Espíritu inmortal o de cualquiera de las múltiples personalidades esquizofrénicas que conviven en y con nosotros.
No es tan difícil distinguir al Maestro interior de nuestras legiones demoníacas que todavía están sus personalidades por civilizar. El Maestro Interior jamás impulsará a vender nuestro conocimiento para poder subsistir, alimenticiamente hablando, mucho menos para enriquecernos materialmente. Las múltiples personalidades hablan, cada una, con su lenguaje y diferentes cataduras morales. Algunos de los demonios serán más educados otros un tanto concupiscentes, casi todos egoístas y la mayoría tiranos de su propietario y Señor.
Solo un pequeño consejo: No pierdan ni su tiempo ni su dinero en cursos, charlas, conferencias, objetos y demás parafernalia que tenga que ver con esas entidades canalizadas, vengan a llamarse como se quiera, ángeles o demonios, entes dimensionales o extraterrestres; mucho menos maestros sean estos difuntos o ascendidos. Querido Lector, tienes al propio Maestro en tu interior y nunca ha dejado de ser él, tú mismo.
Aralba