martes, 5 de marzo de 2013

Manual Rosacrucista (VI) Israel Rojas Romero "Raghozini"

REINCORPORACION O REENCARNACION 
La palabra reencarnación nos muestra el ciclo de los movimientos del alma, una veces actuando dentro de la forma densa y otras volando libremente por los espacios, pudiendo decirse que el nacimiento de un niño es la muerte para un alma libre, y la muerte física es el nacimiento a la vida del alma en el más allá; más allá en el sentido de densidad, pero no en el de lugar; son estos fenómenos de conciencia que solamente el que medita detenidamente puede ver con la precisión y claridad necesarias para no ofuscarnos con relativos conceptos.
 
Los planos de existencia catalogados por los ocultistas no son lugares sino modos de ser y de estar.
 
En la tradición católico-romana se ha tergiversado el sentimiento de la evolución verificado a través de la encarnación, al decir “que al final de los tiempos se verificará la resurrección en la carne”, la frase esotérica es la “resurrección en la carne”, es decir, que cambiando la preposición DE por EN, tenemos el sentido real y primitivo de esa hoy tergiversada frase y que entendida correctamente nos habla precisamente de renacimiento o reincorporación.
 
Por el conocimiento de esta Ley que es también operación de la Causalidad, el hombre puede ver la razón de las diferencias humanas. Se puede ser estudiante Rosa-Cruz, sin aceptar la Ley de reencarnación, pero a medida que se analice y medite, se llegará a la conclusión de su absoluta evidencia.
 
Hay algunos que suelen decir que ya son viejos para estudiar, puesto que consideran disponer de pocos días para vivir; estos tales ignoran completamente la Ley de Causalidad, por que el hecho de que tengamos que desechar un traje gastado en nuestra vida cotidiana, no quiere decir que no debamos preparar nuestro cuerpo con buen aseo para usar el nuevo que por la Ley cíclica necesariamente hemos de ponernos; así, en todas las edades, el estudio, la meditación, el esfuerzo por mejorarnos física, intelectual y moralmente es una necesidad de la conciencia, sobretodo cuando ya hemos definido en nuestro ser intelectual el proceso real de la evolución.
 
Ley de Causalidad y Renacimiento, son en verdad los fundamentos sólidos en que se apoya el proceso evolucionario tanto de la humanidad, como de toso los seres sin excepción ninguna.
 
Las obras “La Doctrina Secreta”, Isis sin Velo”de la maestra Blavastsky; “Concepto Rosacruz del Cosmos” del Dr. Heindel; “Magia Blanca y Negra” de Hartmann; “Construcción del Cosmos” de la Dra. Besant; “Catorce Lecciones de Filosofía Yogi ” y “Ocultismo Oriental” por Ramacharaca; “La Iniciación” por Steiner; “La Novela Rosa-Cruz” del Dr. Krumm Heller y en fin, todas las que el buen estudiante va encontrando en su sendero le mostrarán la realidad del Renacimiento y la Ley de Causalidad, siendo la primera una confirmación matemática de la segunda.
 
No hay estudio más importante que el del conocimiento del hombre en relación con la naturaleza y con la vida y este estudio nos lleva invariablemente nos lleva invariablemente al conocimiento de la Ley de Causalidad, y a su consecuencia la de Renacimiento.
 
La Ley de Renacimiento es una simple consecuencia de la Ley de Causalidad, pues dado el trabajo realizado por el cuerpo de deseos en una determinada vida, hace que el renacimiento sea imperativo categórico en el proceso evolucionario. El sístole y diástole cardiacos, el pleamar y bajamar, el cenit y el nadir, la noche y el día, son todos modos por medio de los cuales la eterna Ley de Causalidad cumple su activísima función.
 
No se puede ser verdadero ocultista, si no se ha estudiado a fondo esta Ley de la vida; la obra titulada “El Kybalión”, da a conocer la Ley del Ritmo, y en ella podemos ver exactamente el principio de la causalida. 

Es lamentable el ver que hay estudiantes de lo trascendental que miran el problema en forma demasiado ligera y cualquier día están imaginando que no solamente conocen a fondo la doctrina, sino que se suponen también haber llegado al adeptado, cuando en realidad de verdad no han empezado a concretar sus ideas y convertir éstas en verdaderas vivencias, es decir, en modos de ser.
 
Otros demasiado formalistas, se imaginan que por haber abandonado el uso de la carne en la alimentación, ya son perfectos y por ello se sienten autoridades para criticar a todo el mundo; todos estos estados son psicopatológicos y deben ser revisados; el proceso de la evolución es algo indefinido e infinito y por ello debemos aprender del nazareno quien dijo: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”.  

El más importante, el más grande negocio de la vida es el conocimiento de las Leyes que rigen nuestro destino y evolución; el hombre moderno se afana demasiado por la adquisición de riquezas y deposita en la banca alguna cantidad de dinero, se compra un automóvil, se casa con la mujer que él cree va a llenar sus aspiraciones en ese sentido, lo que casi nunca hace por amor, sino por adquirir alguna fortuna o conquistar algún apellido y cuando ha obtenido esas minucias, se da cuenta de que a pesar de todo eso que él creía daba la dicha, experimentaba un gran vacío. 

Y lo peor de todo, es que ningún trabajo real ha efectuado en el pulimento y reeducación de su ser anímico y entonces el abandonar la cáscara densa, su cuerpo material, la conciencia ideal, no solamente no se ha desenvuelto positivamente, sino que se ha mezclado al aspecto negativo de la vida, pues para obtener los fondos ha mentido, ha sido falso, ha engañado y por tanto con relación a la realidad de la vida no solamente no ha hecho ningún bien, sino que se ha perjudicado en alto grado; ignorante como es de la Ley de Causalidad ha creído que la vida se reduce a momentáneas satisfacciones ilusorias y no ha buscado la verdadera, la que está en la fortaleza moral, en la rectitud de pensar y de obrar y en la altitud de la consciencia que es lo único que hace la vida digna de vivirse.  

El mundo actual se halla en una completa crisis moral y ello se debe a la engañosa promesa que las religiones ortodoxas hacen de perdonar las faltas, pasando por encima de la enseñanza cristiana que dice: “Con la vara que midiéreis sereís medidos, lo que hiciéreis a otros eso os harán a vosotros”; el contenido de esta enseñanza del gran Nazareno, es absolutamente fundamental para los efectos de la regeneración moral de la humanidad.
 
EPIGENESIS O DHARMA
Conocida la Ley de Causalidad, debemos entender el sentido de Epigénesis equivalente a la palabra Dharma de los filósofos orientales.
 
La Epigénesis es la actuación consciente que el hombre hace, apoyado en la Ley de Causalidad, es decir, que ella es la misma Ley de Causalidad, pero aplicada con completo conocimiento de la operativa Ley de Causa y Efecto. 

En el Oriente esa actuación consciente e inteligente es llamada o Dharma o también la Ley; el sentido es exactamente el mismo de la palabra Epigénesis; Epigénesis procede del Griego y está compuesto se las partículas Epi, que quiere decir sobre, y Génesis, generar; ello quiere decir que sobre el conocimiento de la Ley el hombre genera nuevas condiciones de vida por su correcta actuación, ya en forma consciente y deliberada, ya subconscientemente. No es la Epigénesis una nueva Ley, sino la misma de causalidad aplicada conscientivamente.