Nuestros científicos saben que todo lo que hay en el Universo es
Energía en diversas formas de manifestación y que esta Energía podemos
visualizarla, metafóricamente, como una simple banda cromática que iría desde
el infrarrojo hasta el ultravioleta pasando por una infinita combinación de
dichos colores.
Hasta el presente, dicha representación a modo de arco iris, se
mostraba en forma circular en forma de aro o, de forma más sofisticada,
mediante una esfera; pero si en realidad la Teoría de Cuerdas tuviese algún fundamento
científico y todo no fuese más que un infinito caldo de cuerdas vibratorias en
diferentes frecuencias y combinadas formando superficies denominadas branas o súper
branas, podríamos encontrarnos que la verdadera representación del multiverso
sería lo más parecido a una cinta de Moebius interminable.
Esto vendría a coincidir con la definición científica de que nuestro
Universo aún no siendo infinito, sin embargo no posee unas fronteras
determinadas que pudieran ser comparadas con alguna figura geométrica concreta.
Lo más parecido a la forma del Universo, según algunas teorías, sería una cósmica
silla de montar.
Es curioso observar como en el mundo esotérico esto queda bien reflejado,
en forma numérica mediante el ocho que no es otra cosa que una cinta de Moebius
vertical y en el sombrero del mago del Tarot que, por el contrario, es esa
misma cinta; pero en sentido horizontal. En ambos casos, tanto el ocho como el
sombrero del mago representan algo indeterminado o infinito: La eternidad del
Cosmos o Mundo en el que vivimos, de donde somos originarios y donde nos
encontramos atrapados como si de un hámster se tratara dentro de su bola de
juegos y donde fuera no hubiese absolutamente nada.
Dentro de esta línea de investigación se podría terminar demostrándo que
el Universo se habría formado a partir no de un estallido subatómico de una
singularidad cuántica, tal y como hasta el presente se viene suponiendo sino a
partir de la entrada en vibración de una supercuerda, preexistente, que habría dado lugar a una
superficie bidimensional o brana y por último a una forma tridimensional o súper
brana, donde la vida y la consciencia vendrían a ser posibles. Recordemos el Verbo bíblico y la música de las esferas del Renacimiento.
Esa supercuerda podría ser perfectamente una partícula infinitesimal,
ahora sí, de un multiverso infinito, preexistente, eterno y sin dimensiones y
cuya única definición posible pudiera ser "Mente".
ARALBA