¿Qué me diríais si os
dijese que Lovecraft tenía razón respecto a sus monstruos cósmicos, y sin
embargo estaba completamente equivocado?
Hace un par de días tuve
una revelación de esas que se producen en un instante y que si no estás al
tanto se desvanecen de la memoria como por arte de magia.
Lovecraft y otros autores ven monstruos, unas veces
vienen del más profundo abismo y en otras ocasiones del aparente vacío del
espacio exterior; pero todos, absolutamente todos, se encuentran en torno y en el
interior mismo del inmenso Cosmos o Universo humano: Nuestro propio Cuerpo.
El Cuerpo humano es un Cosmos
completo y que los antiguos conocieron como el Microcosmos. Un Universo
completo con sus galaxias, estrellas, planetas y seres vivos que pululan, por
doquier, cargados de una infinita inteligencia que se despliega cubriéndolo
todo y sin dejar algún resquicio de espacio vacío.
Todas las células de
nuestro cuerpo, los seres que habitan dentro de ellas, las bacterias amigas y
enemigas e incluso los parásitos ocasionales como piojos y pulgas forman parte
de ese Universo interior y se comunican entre sí. Vaya que si se comunican. De
tal modo que esa información llega encriptada y codificada hasta nuestras
células cerebrales, neuronas. En algunas ocasiones, más veces de las que
podamos imaginar, esa información se filtra hasta nuestra consciencia dando
lugar a lo que venimos en denominar como ilusiones, visiones, sueños y
pesadillas.
Los escritores de ciencia
ficción y de terror se sumergen, de forma inconsciente, en dicho mundo para
trasladarnos hasta el mundo de lo comprensible, por nuestra personalidad, todas
aquellas experiencias reales que suceden en tiempo real dentro del Universo
Humano. Eventos que nos son contados por inteligencias diminutas que habitan
dentro de nosotros como nosotros habitamos en la Vía Láctea.
Los monstruos que nos mostraba de forma tan realista Lovecraft, son absolutamente reales y viven en
nuestro interior. Unos luchan a nuestro favor, como los glóbulos blancos y
otros en contra de nuestro Universo, como la mayoría de las bacterias y los
virus que atacan nuestros cuerpos. Algunos de esos monstruosos seres son tan
gigantescos, para los diminutos habitantes inteligentes del Mundo Humano, como los piojos, garrapatas, pulgas y otros parásitos venidos del Espacio exterior,
de fuera de nuestro cuerpo con el fin de alimentarse procrear y reproducirse a
costa del ataque primero y destrucción de un enorme nicho ecológico como es el increiblemente grande; pero delicado Cosmos Humano.
Cuando se levanten de una
pesadilla en la cual se hayan sentido
atacados por una informe masa gelatinosa o por un inmenso saurio de tiempos
inenarrables, entiendan que es la información inteligente que ha llegado a sus
neuronas, de forma más o menos encriptada, desde algún lugar de su propio
cuerpo donde, en todo momento, se están provocando cruentas y sanguinarias
batallas por la supervivencia del Ecosistema de la Galaxia Humana. Ahora
comprenderán que es absolutamente cierto cuando se dice que todo, sea verdad o mentira, se encuentra en nuestro Interior. La Guerra de las Galaxias no sucede
en una Universo dimensional ajeno al nuestro. La Batalla contra los bichos de
Starship Troopers está sucediendo ahora, en estos instantes, en el interior de
cada uno de nosotros y la consciencia de algunos autores las atrapan para traerlas
hasta el Mundo de nuestra supuesta realidad exterior.
Aralba