Me encontraba en estado de
duermevela, casi a punto de despertarme o todavía casi dormido, cuando recibí
una visita que yo no había buscado. Es cierto que llevo unas semanas inmerso en
intentar poner las cosas claras respecto a la relación que mantuvieron Rudolph
Steiner y Max Heindel antes de la edición del Concepto Rosacruz del Cosmos.
Quizá éste haya sido el desencadenante favorecido por la anterior entrevista
que realizara al Dr. Rudolph Steiner. Lo
cierto del caso, es que en todo instante me sentí como en la presencia de un
ángel o Ser de luz.
La impresión que me
proporcionó el Sr Heindel fue de gran amor, parsimonia y exquisita educación.
Sus ojos añorantes desprenden la misma impresión que la fotografía oficial que
circula por la Red de Internet. En trato aún sigue siendo un individuo muy
chapado a la antigua y jamás sentí la necesidad de tutearle; pero no obstante,
durante el transcurso de la visita y de nuestro diálogo me sentí muy cómodo
tratándonos de usted.
Sentí como tres golpecitos
en el hombro derecho.
Max
Heindel-Señor Aralba, oiga ¿me escucha?
Aralba-¿Quién…?
¡Oh, es usted! No lo esperaba, disculpe que me haya pillado dormido.
Max
Heindel- Es natural, Señor Aralba, lo menos que yo quisiera sería
molestarle.
Aralba-
No, por favor no me molesta, en absoluto. Lo que siento realmente es que no
buscase su compañía yo mismo, con anterioridad a los nuevos acontecimientos.
La voz de Max Heindel
traslada un sentimiento de bondad y confianza provocándome una admiración
difícil de explicar.
Max
Heindel- ¿Sabe usted porqué estoy aquí?
Aralba-
Lo supongo, creo que me estoy metiendo en terreno pantanoso y quizá pueda estar
haciendo algo indebido respecto a usted y nuestra fraternidad.
Max
Heindel- En absoluto, caballero, estoy muy contento con lo que
está sucediendo y creo, de corazón que este varapalo debería de haberse
producido con bastante anterioridad. Como usted bien sabe, por activa y por pasiva,
en mis escritos repetí hasta la saciedad que El Concepto Rosacruz del Cosmos
solo era la enseñanza más básica de los Rosacruces y que no estaba todo dicho
al respecto. Es decir que mi Obra, la cual no pude completar de ningún
modo, dado lo pronto que crucé el velo que separa la vida de la muerte, quedaba abierta a nuevas y
posteriores investigaciones que, por lo que veo, jamás se han producido salvo casos
muy excepcionales y puntuales como es el de Corín Eline y poco más.
Aralba-
¿No está usted enfadado conmigo respecto a lo que vengo publicando de, Steiner
y usted?
Max
Heindel- ¿Acaso debiera estar molesto Sr. Aralba? No, por
Dios, claro que no. De hecho está usted sacando a la luz lo que yo debería de
haber realizado si no me hubiese dejado llevar por mi esposa y otra gente que
me rodeaba. Quizá mi lamentable estado de salud me hizo más maleable en manos
de los que, no discuto, me querían… y "deseaban lo mejor para mí".
Aralba-
¿Podría aclarar a nuestros lectores como fue ese affaire con el Sr Steiner y la
relación entre ustedes dos?
Max
Heindel- Por eso estoy aquí, querido Amigo. En la actualidad,
el Dr. Steiner y yo mantenemos una cariñosa relación. De hecho, uno de los
motivos por el que me encuentro aquí con usted fue porque me comentó que había
hablado con usted y que muy probablemente le gustaría conocer la otra parte de
la película, la mía. Aunque Querido Amigo, como usted comprenderá en los planos
elevados de consciencia solo hay una versión. Quiero decirle que lo que le
planteó el Caballero Steiner es la Verdad y yo no querría ni podría
contradecirle.
En aquella época, la
Teosofía que creara la Señora Blavasky estaba muy extendida por todo el mundo y
era como un soplo de aire fresco en contraposición del oscuro espiritismo cuya
sombra se cernía como un mal agüero por todo el planeta. Recuerdo que fueron
unos años muy propicios a la proliferación, como si de setas se tratasen, de
todo lo relacionado con el Esoterismo, Ocultismo y la Magia. Por aquella época
era un alumno aventajado en cuestiones teosóficas y llegue a detentar cargos de
gran relevancia en la política interna de la Sociedad Teosófica estadounidense;
pero había algo que me chocaba demasiado, el lenguaje tan orientalista, rebuscado y
alejado de la Tradición cristiana de occidente en la que yo había sido educado.
Todo incomprensible y muy enrevesado.
Fue durante un periodo de
mucha actividad, donde salía a dar conferencias en diferentes provincias y
estados norteamericanos cuando mi salud continuó deteriorándose de forma irreversible. Como
usted bien sabe, Sr. Aralba, aunque danés, mi origen es alemán y tenía algunos
amigos en aquél país. Una amiga mía me hablo de un gran Maestro que estaba muy
de moda por aquellas latitudes, como usted comprenderá se trataba del Sr
Rudolph Steiner, y me instó a que debía de conocerle y escuchar sus admirables
conferencias. Yo, en principio me negué porque, fundamentalmente, no poseía los
medios necesarios para poder trasladarme.
Una amiga del Grupo
Teosófico me prestó una significativa cantidad de dinero para que me trasladara
a Alemania y así completar los conocimientos teosóficos y astrológicos que ya
poseía con aquella extraña enseñanza, de carácter Rosacruz, y que Rudolph
Steiner impartía de forma tan vehemente y original.
Una vez en Alemania,
asistí a las conferencias que diera dicho maestro escindido de la Teosofía, dado que
Rudolph Steiner ya estaba en proceso de construcción de lo que vendría a llamar
Antroposofía. Como buenamente pude, logré asistir a algunas entrevistas
particulares. No vaya usted, Aralba, a creer que eso fue cosa fácil. Necesité toda
la ayuda posible que mi Amiga de Alemania pudo prestarme. Lo cierto es que al principio se
trató de charlas muy formales; pero que conforme pasaba el tiempo se fueron
transformando en coloquiales y notamos como un trasfondo de íntima amistad se iba creando entre el Dr. Steiner y yo mismo.
Yo le comenté que me
gustaría trasladar esos conocimientos rosacruces a Estados Unidos; pero que
allí el carácter americano es muy básico y que se requeriría un lenguaje menos
rebuscado para poder mostrarlo al gran público y que se pudiera comprender. Entonces
fue el propio Steiner quien me proporcionó una serie de copias de un manuscrito
que estaba preparando para un próximo libro, cuyo título, aún no tenía; pero que luego sería su TRATADO DE CIENCIA OCULTA,
el cual, pretendía ser como una especie de libro básico, de consulta, donde se explicaría la
terminología y lo más básico de la concepción del Universo y de la humanidad por parte de los
Rosacruces. Las palabras textuales del Maestro fueron: Señor Heindel, tengo
plena confianza en usted, me consta que es una persona honesta y que hará
buen uso de ello, lo dejo en sus manos para que haga con ello lo que mejor desee,
solo recordarle que si lo traduce y publica se acuerde de quien lo ha recibido.
Solo eso.
Aralba- ¿Por
ello fue que cuando usted publicó el Concepto Rosacruz del Cosmos, dedicó su
primera Edición al Sr. Steiner?
Max
Heindel- Por supuesto, ese fue el motivo; pero al parecer
cuando recibió la publicación que yo le mandara con tanto cariño, no parece que
le sentara nada bien y a mí me dejó un tanto descuadrado.
Aralba-
Ahora, Señor Heindel, con la distancia de por medio y la claridad que supone
estar ubicado en los planos más elevados. ¿Qué supone usted que sucedió?
Max
Heindel- No es suposición Sr Aralba, es evidencia. Hubo un
terrible mal entendido del que los dos fuimos responsables y ninguno culpable. Con
posterioridad, yo me enteraría que Rudolph Steiner habría querido dar el visto
bueno a mi trabajo de versionar su Ciencia Oculta para convertirlo en más
asequible para el común de los mortales. Quizá yo también, agobiado por mi
salud y pensando que me quedaba poca vida por delante, me aceleré en la
publicación del Concepto. Al parecer, al Sr. Steiner no le bastaba con que yo
agradeciera sus enseñanzas sino que le molestó que yo realizara algunos matices
importantes respecto a su propia enseñanza. No ya la cristianización del
lenguaje oriental, sino el haber incluido la enseñanza astrológica en el
Concepto y otros añadidos de mi única propiedad. Respecto a los gráficos no había algún problema. El caso es que a partir de
entonces perdí la amistad de aquella querida amiga que me pusiera en contacto con el Sr.
Steiner. Lo lamenté siempre. No sabe usted cuanto.
Aralba-
¿Porqué Sr. Heindel, a partir de la segunda Edición del Concepto Rosacruz del
Cosmos eliminó el agradecimiento a Rudolph Steiner y se inventó el Tema del
Hermano Mayor de la Rosacruz y su Iniciación en un Templo de la Rosacruz?
Max
Heindel- Aquí hay dos apartados importantes y diferenciados.
Respecto a lo primero, era lógico dado que Rudolph Steiner, con su actitud, me
había dado a entender que se desentendía de lo que yo había escrito basado en su
trabajo, eso no le debe de quedar duda a ninguna persona; él había renegado
absolutamente de mi Concepto Rosacruz del Cosmos. Respecto a lo segundo, es
importante decir que yo en ningún momento mentí cuando dije que había recibido
la visita de un Hermano Mayor de la Rosacruz en los planos sutiles. Es evidente que aunque no
nombrado, ese Hermano Mayor que me visitó en el cuerpo Vital, era el Propio
Señor Steiner. Fue algo muy parecido sino igual, a la relación que estamos
teniendo usted y yo ahora mismo. No obstante sentí que Rudolph Steiner quería
permanecer en el anonimato y por ello, yo me guardé muy mucho de ponerle nombre a
dicho Hermano Mayor. También es cierto que me mostró las diferencias de
transcripción que deberían de añadirse a la traducción del alemán de su propia Obra. Eso quizá fue
una aportación de mi propio Maestro Interno, dado que como pude comprobar con
posterioridad no gustó a Rudolph Steiner dichas modificaciones. Cuando se trabaja en los mundos
internos, como usted bien sabe Sr Aralba, es difícil saber cuándo es un agente
externo o el propio maestro interior, en persona, quien te está hablando. El caso es que
basado en el Trabajo del Maestro Steiner y con las diferencias apuntadas por el
Hermano mayor, en cuanto llegué a Estados Unidos me puse, como un loco, a
transcribir las enseñanzas de los rosacruces alemanes con los añadidos que me
había sido dado que explicara con la mayor claridad posible. Quizá cometí el error de añadir
mi visión astrológica del asunto y poco más le puedo decir.
Aralba-
Pero, Sr. Heindel, hay una cosa que no se me quita de la cabeza ¿Por qué ese
afán posterior de hacer ver que tanto usted como el Sr Steiner habían sido
contactados por el mismo grupo, o inclusive por el mismo Hermano Mayor Rosacruz
y que Rudolph Steiner fue rechazado y usted, sin embargo, aprobó y fue elegido
para seguir con el trabajo de divulgación rosacruz en el mundo?
Max
Heindel- Eso, querido Señor Aralba es absolutamente incierto.
De hecho en ningún momento se dice que fuera Rudolph Steiner quien fuera rechazado
para la transmisión de las enseñanzas rosacruces para el continente americano. ¿Cómo
podría ser así, cuando el Maestro Rosacruz, el Hermano Mayor, era el propio
Señor Steiner? Cuando yo digo eso sin nombrar a nadie en concreto me estaba
refiriendo, ahora se puede decir sin problema, es que antes que yo hubo otro y
ese otro fue el Señor Krum Héller. El Sr Huiracocha, también fue alumno del Sr
Steiner; pero andaba más por el Tema ritualístico y mágico de la Rosacruz, cosa
que el Sr Steiner tenía ya superado como bien diría en sus posteriores
trabajos. Él fue un gran iniciado de varias de las organizaciones rosacruces y
masónicas de la época; pero pronto se vería dirigido hacia otro trabajo muy
distinto, el Trabajo que con posterioridad seguiría la Fraternidad Rosacruz, la
Rosicrucian Fellowship lejos de cualquier tipo de trabajo ritualístico y ceremonial.
Aralba- Entonces
Sr. Heindel, ¿Podría explicarnos como quedó su relación esotérica respecto al
Maestro Steiner?
Max
Heindel- Si es usted un poco meticuloso, Sr Aralba, podrá
comprender que ese affaire se dio más entre los alumnos de ambas escuelas que
entre nosotros mismos. Yo solicité las excusas a mi maestro y él en privado me
las acepto. Si usted se da cuenta, en su Quinto Evangelio, él habla de un
Alumno suyo que lo traicionó y que copió su trabajo; pero no dice nombre
alguno. Así como yo cuando dije que el elegido fui yo y no el otro, entendiendo
todo el mundo que se refería al Sr Steiner lamentablemente cuando se trataba
del Sr Krum Heller, así también el Sr Steiner se estaba refiriendo al Sr
Huiracocha. En definitiva, ni él ni yo dijimos nombre alguno; pero la gente
entendió lo que quiso. Pero por sus obras los conoceréis y lo cierto es que el
Sr Steiner continuó con su mastodóntica Obra antroposofica y yo continué con el
trabajo que me encomendara de mostrar al mundo de forma clara y concisa las enseñanzas
"más elementales" de la Orden de los Rosacruces. Espero Querido Amigo Sr. Aralba
que esto pueda aclararle cualquier duda que tenga al respecto. Sí, yo me equivoqué;
pero también Rudolph Steiner fue rápido en decir que confiaba en mí y que me
daba libertad para actuar del modo en que luego lo haría. Creo, de corazón, que
fue una salida del tiesto que no tuvo trascendencia alguna pues en ningún
instante ni él ni yo nos mencionamos en escrito alguno reprochándonos nada.
Hubo un mal entendido que luego se subsanó de manera privada.
Aralba-
Pues Sr Heindel creo que todo ha quedado como muy clarito y veo que no hay nada
que ocultar.
Max
Heindel- Así es Querido Amigo Sr. Aralba, y le ruego que
publique esto lo antes posible para que los amantes de las enseñanzas
rosacruces sepan, de buena tinta, que no hay diferencias esenciales entre lo
que Mi Maestro, el Hermano Mayor Rudolph Steiner me enseñó y lo que mi Maestro
Interno me impelió a publicar. Respecto a usted, querido Amigo, me gustaría que
pudiese contar conmigo cuando lo necesitara.
Aralba-
Sabe usted Sr. Heindel que le estoy infinitamente agradecido pues usted fue,
mediante su escuela, quien me puso en contacto con las enseñanzas rosacruces
cuando más frágil y débil me encontraba económicamente. Gracias Querido Amigo y
Hermano.
Max
Heindel- Gracias a usted, Hermano y Amigo Aralba por tan
magnífico y arriesgado trabajo de sincretismo y ecumenismo Rosacruz. Ojalá
pronto este puzle rosacruciano que pulula por los continentes de la tierra pueda
transformarse en una unidad energética. Si yo hubiese vivido unos años más y
hubiese encontrado en mi camino los manuscritos gnósticos que aparecerían años después muy
probablemente el camino que hubiese seguido se parecería mucho al que hoy día
sigue el Lectoríum Rosicrucianum. Lamentablemente, la Roscicrucian Fellowship que yo creara se
ha quedado un tanto cristalizada como Organización que no pareciera querer evolucionar. Por
el contrario, sigue llevando a buen término su Trabajo de Curación de los
auxiliares invisibles. Trabajo que, me consta, ninguna otra Escuela Rosacruz
realiza. Bueno Sr Aralba, le dejo con su vigilia y no se preocupe de nada, que
yo estaré detrás de esta publicación. Hasta pronto.
Aralba-
Hasta pronto Señor Heindel.
Me desperecé, levanté,
duché y me puse a escribir. Este es el resultado y espero que pueda resultar
constructivo y de utilidad para todos los estudiantes de las enseñanzas rosacruces.
Aralba