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domingo, 25 de septiembre de 2011
Hacia la Democracia III
Durante los últimos años se ha venido hablando, y mucho, de Ingeniería financiera, para denominar ciertos vericuetos utilizados por inversores para sacar el máximo provecho a su dinero. Algo parecido sucede en las peculiares democracias donde se utilizan fórmulas aritméticas para conseguir fórmulas de participación ciudadana presuntamente más justas y plausibles.
Tanto la Ingeniería financiera como el Sistema proporcional con el que se denomina a ese sistema de participación de la ciudadanía en las elecciones de diversos países, no dejan de ser fórmulas de evasión. En el primer caso de impuestos u otros gravámenes y en el segundo de saltarse la verdadera democracia con el fin de conseguir objetivos predeterminados, que de otro modo chocarían frontalmente con la transparente ideología democrática. La Democracia directa es la única que puede llevar ese nombre, donde un voto representa a un individuo y donde no se presuponga que las hectáreas de Terreno o cualquier otro tipo de privilegio regionalista, pudiera cambiar la legítima representación personal de los individuos.
Por otro lado, las actuales listas cerradas, formadas por partidos políticos monolíticos, impide que el votante pueda elegir, libremente, a aquellas personas, que considere más preparadas o que representen mejor sus intereses. Ello supone que tras un periodo variable de tiempo en el que el Gobierno de turno esté realizando sus funciones, se produzca una tremenda frustración en los ciudadanos al ver como sus expectativas quedaron en nada, por la ya manida disciplina de partido y lo que es peor por los supuestos intereses nacionales o internacionales del momento.
A últimos del siglo XIX y principios del XX, en España se instauró un Sistema, pretendidamente democrático, conocido vulgarmente como Caciquil, donde dos Partidos, el Moderado-Progresista y el Liberal-Conservador se iban turnando en el Poder. El fraude, de este Sistema, dejó en evidencia, ante los nacionales y ante la propia opinión internacional que solo se trataba de una fórmula de engaño y donde la democracia estaba siendo, no solo manipulada y prostituida, sino también insultada. Se trataba a los votantes como imbéciles, tontos de remate, y con los que se podía hacer lo que los políticos burgueses quisieran en cada momento y circunstancia.
Evidentemente, la Educación se ha ido extendiendo por todo el Mundo y los métodos de engaño debían de ser más sutiles y elaborados. Aquellos Sistemas tan de ¡Porque yo lo digo! Dejaron de ser útiles; pero de algún modo había que mantener, en el presente, un Sistema de Bipartidismo que, de algún modo, mantuviese aquellos principios de una democracia vigilada y que no se les pudiera ir de las manos a los verdaderos detentadores del Poder y conocidos, por la generalidad, como poderes fácticos: La Realeza, la Iglesia, el Ejercito, etc.
Solo puede existir una verdadera Democracia, cuando no sean las tierras baldías quienes voten, cuando no existan privilegios regionalistas de ningún tipo y cuando los ciudadanos puedan elegir a sus representantes de forma individual y no empaquetados dentro de las siglas de un Partido determinado. Lo contrario es Ingeniería Democrática para seguir engañando a los ciudadanos, a quienes nos consideran bobos.
Aralba