miércoles, 23 de enero de 2013

Manual Rosacrucista (V) Israel Rojas Romero "Raghozini"

MENTE
 
En muchos idiomas mente y hombre tienen la misma raíz etimológica,tal en el sánscrito, que es uno de los idiomas más arcaicos, en el cual MAN quiere decir mente, al par que esta misma partícula la encontramos en el inglés Para hombre, como igualmente, con ligera diferencia ortográfica en el alemán; Platón llamó al hombre alma pensante, y si bien analizamos la entidad humana, la capacidad de pensar, la posibilidad de objetivar ideas, es lo que realmente lo diferencia de sus hermanos menores en la escala de la evolución.
 
Los animales también piensan, pero solamente en muy excepcionales ocasiones pueden enfocar y objetivar su pensamiento; realmente esta cualidad excepcional en la evolución, es hoy por hoy solamente atributo de la raza humana, pero dentro de ella la gradación de esa capacidad es prácticamente indefinida; muy pocos son los seres humanos que razonan, pues aun cuando lo suelen decir con bien acentuada suficiencia, lo cierto es que están siguiendo las razones de otros, entonces podemos decir lo que alguien dijo con no sobrada inteligencia: “Fe es creer lo que otros han dicho, para no tomarse el trabajo de pensar”.

Usar deliberadamente la mente, emplearla concientemente como instrumento de conocimiento, es trabajo que realizan muy pocos, siendo ellos la avanzada de la humanidad.

Multitud de personas se vinculan al movimiento Rosa-Cruz, no con el conciente y deliberado esfuerzo de adquirir conocimientos, sino en la esperanza de que sus problemas les sean resueltos sin esfuerzo personal, lo que en realidad es lamentable equivocación, porque “EN EL PROCESO DE LA EVOLUCION NADA SE NOS DA QUE NO HAYAMOS CONQUISTADO”, por lo tanto en aprender a esforzarse, está el secreto.

La mente es hoy por hoy, dado el estado actual de la evolución humana, el instrumento efectivo del proceso de todo conocimiento, pero para que ella cumpla dignamente su función es indispensable el esfuerzo, sin el cual nada se puede conseguir; podemos tener en nuestras manos un elevadísimo tratado de Esoterismo y haberlo leído muchas veces, pero si no nos hemos esforzado en analizar debidamente sus enseñanzas y en trascender la letra, para hallar el espíritu, puede ser que un buen día, lo abandonemos creyendo que ya no nos es indispensable, cuando en realidad de verdad dentro de esa forma literaria están ocultas gemas de la más profunda sabiduría, las que no han sido halladas, porque no hemos esgrimido la fuerza, la energía suficiente para buscar dentro de lo aparente, lo genuinamente real.

Algunos estudiantes de lo oculto suelen imaginarse que la mente lo es todo y que basta dirigirla con relativa facilidad para poder alcanzar los mas elevados estados de consciencia, ESTE ES UN GRAVISIMO ERROR; si nuestro cuerpo es el templo en el cual se oculta el espíritu y la mente es el inmediato instrumento de conocimiento, hemos de saber que esta facultad tal como la podemos entender objetivamente es simplemente el portero más extenso de ese maravilloso castillo de encantamientos en el cual se oculta, no solamente la “Lámpara de Aladino” sino también el Mago que usarla puede. Cuando tratamos de penetrar en ese castillo, encontramos efectivamente, que la mente es el servidor de la entrada, como salvaguardia de sus intimidades mientras no podamos trascender su estado o condición, no podemos llegar a la segunda zona y mucho menos arribar a la tercera, para poder franquear el límite de lo objetivo y empezar a penetrar en lo subjetivo del ser, donde se oculta la maravillosa lámpara y el ansiado tesoro.

La mente es demasiado objetiva y por tal razón hay que trascender este estado y llegar al segundo aspecto, tal es la imaginación creadora; a través de este espejo de la conciencia, el que medita se va aproximando al tercero, tal es el sentimiento expresado quizá imperfectamente en la palabra Amor, ya que ésta, dado el estado actual de la raza, se le considera solamente como la energía que produce la atracción entre los sexos, pero no como el poder unificante de la personalizada conciencia, con la conciencia del sistema o Logos Solar.

El sentimiento es indudablemente el camino a seguir para actualizar conciencia espiritual, pero es imprescindible que el estudiante no confunda el Sentimentalismo, enfermedad psicopatológica, con el sentimiento; este último tiene que ser el producto de una tranquila serenidad y nunca de un emocionalismo provocado por los paroxismos de actividad mental mal dirigidos.

Comúnmente vemos personas que poseyendo una emoción incontrolada se creen en actitud estática e imaginan haber llegado a una perfecta abstracción espiritual, cuando en realidad se han alejado completamente de ese estado ideal, al cultivar ese morbo patológico digno de ser revisado y eliminado de una vez por todas.

Hemos tratado estos aspectos dentro del marco dedicado al análisis de la mente, por la gran frecuencia con que hemos podido observar que una actitud emotiva mental se le confunda con el puro y divino sentimiento, producto de la
perfecta serenidad contemplativa.

La mente es un verdadero prodigio, porque nos permite un claro conocimiento del mundo objetivo, si la usamos con energía y precisión, pero en cambio es un grave obstáculo para el alcance de la interna conciencia, la cual no se puede obtener sino eliminando la mente, hasta alcanzar serenamente el divino sentimiento, que es el que da la posible realización de la oculta verdad de la vida.

Comúnmente se suele confundir la mente con la imaginación, como ésta con aquella; en realidad de verdad son bien distintas; la mente concreta conocimientos por comparación y razonamiento y la imaginación es el sentido que trascendiendo lo formal, llega al sentido estético donde radica la belleza de las cosas.

Es muy recomendable estudiar la obra “La Lámpara Maravillosa” por don Ramón del Valle Inclán, para que nos demos exacta cuenta de lo que es la imaginación y sentimiento, desprendidos de la dureza formal de la función mental.

La obra “Luz en el Sendero” por Mabel Collins es una preciosa joya en la cual el anverso y reverso de la misma medalla muestran los dos aspectos de mente e imaginación, por ejemplo dice: “Mata el deseo de vivir”, y luego más adelante aconseja “observar atentamente toda la vida que nos rodea”; absurda contradicción diría el razonador, pero allí vemos el anverso y reverso de la misma medalla; Mata el deseo de vivir, quiere decir que no hay que ligarse a lo transitorio de la existencia, porque ese ligamen es la red que nos ata y produce como reacción el temor, la más grave de las enfermedades que torturan a la sufriente humanidad: “Observa atentamente la vida que te rodea”, quiere decir que a través de ese mundo imaginado debemos rendir culto a la vida en sí, sin importar la forma en que ella se manifiesta, es así como de la mente objetiva llegamos a la imaginación y por ésta podemos conquistar el sentimiento estético que nos transporta a la unidad de todo cuanto es.

Ese es el aspecto formal de las dos naturalezas, mente e imaginación; estos aspectos deben ser comprendidos y diferenciados en la psiquis para que el trabajo oculto sea verdaderamente fructífero.

Los estudiantes de lo trascendental, debieran primero leer obras de psicología, para poder obtener un buen conocimiento del mecanismo funcional de la mente y así podrán establecer la diferencia que hay entre lo que se piensa, lo que se imagina y lo que se siente.

Las obras “En Armonía con el Infinito” por R.W. Trine, “En Horas de Meditación” por Alexander y la ya citada “Luz en el Sendero” son prodigiosas, porque nos muestran las fases imaginativa y sensitiva.

Todo ocultista que quiera marchar por el buen sendero, debe cultivar el corazón, para que éste equilibre las funciones del intelecto; el que solapadamente cultiva el intelecto se vuelve egoísta, y el que únicamente educa el corazón, se vuelve loco místico y solamente en el control armónico de sentimiento y razón, de razón y sentimiento está el equilibrio ideal.

NEMESIS

 
Némesis, Ley de Causalidad o Karma, tienen exactamente el mismo sentido y es esta en realidad la UNICA LEY, puesto que todas las demás son aparentes y proceden de aquella.

Es muy importante que el estudiante Rosa-Cruz adquiera un conocimiento completo de la actuación de la Ley de Causalidad, porque ella es el fundamento sólido sobre el cual ha de levantar el edificio del conocimiento, como la razón de ser de la única ética, de la única moral del hombre consciente.

Se han escrito volúmenes inmensos acerca de moral, pero ésta al ser fundamentada en cuestiones de orden convencional, nunca puede ser la encarnación de la perfecta acción, de la correcta obra, porque después del pecado viene el perdón, sistema calculado para mantener sometida la inteligencia del hombre y ser al mismo tiempo base de la alcahuetería del mal. No hay, no puede haber perdón que cambie la fuerza operativa de la Ley de la Casualidad.

Si comemos mayor cantidad de la que nuestro organismo requiere, obtendremos como natural consecuencia una indigestión, no habiendo perdón paternal que pueda cambiar los efectos, puesto que la causa ha sido puesta y ella se torna en la lógica consecuencia, que el caso concreto estudiamos, es la intoxicación por imperfecta asimilación, y así en cada caso el efecto sigue a la acción, como la sombra al cuerpo.

Jesús como adepto, enseño al mundo esta Ley al decir: “Con la vara que midiereis seréis medido, lo que hiciereis a otros eso os harán a vosotros”. Así dejó el Maestro Jesús establecido de una vez por todas el conocimiento de la única Ley, de la verdadera Ley, la invariable causalidad.

Aconsejamos a los estudiantes las siguientes obras referentes al tema: “El Karma” por la doctora Bessant; “El Velo del Destino” por Max Heindel y “Las Manifestaciones del Karma” por el Dr. Rodolfo Steiner.

Conocer la operación de esta Ley, su mecanismo y sutilezas es algo esencial para la vida recta. La Ley de Causalidad, Némesis o Karma, se cumple rigurosamente, tanto operando de inmediato en una sola vida humana, o bien postergando su acción para futuras encarnaciones, cumpliéndose así esta Ley absoluta como rigurosa; de lo contrario no sería Ley.

La actuación de esta Ley a través de las diferentes vidas por las cuales el Ego reencarnante tiene que atravesar para llegar a la plenitud de la evolución, es lo único que realmente demuestra que tras el proceso vital de la existencia humana, existe la Ley de Equidad, dando a cada uno exactamente lo que se merece en proporción matemática y justa de sus actos; el que nació cojo o paralítico, algún acto de violencia o de barbarie ejecutó en su vida anterior; el que arrastra una vida de pobreza es porque en la vida anterior produjo la miseria en otros por su exagerada avaricia; el enfermizo, el débil orgánicamente, seguramente abuzó de su energía creadora y engendró el poder causal que lo ha hecho renacer en tales condiciones de pobreza vital.

Pero no es que esta Ley Causal o Karma de los Indos obre solamente en sentido negativo; el que nace con condiciones excepcionales de inteligencia, es porque en su vida anterior se esforzó por cultivar esta cualidad; el genio musical lo es porque en su vida anterior se esforzó por cultivar el divino arte; el hombre vital lleno de salud, en su encarnación anterior no solamente no abusó de su energía creadora sino que únicamente la empleó dentro de la Ley natural para engendrar nuevos seres, haciendo que así se cumpla el proceso evolutivo de la raza y reservó el resto de su energía para crecer anímica y psíquicamente, cumpliendo así el mandato de Jehová: “Crecer y Multiplicaos”.

Todos los libros llamados sagrados como la Biblia, el Corán, los Upanishas, Sastras, los Vedas, el libro de Manú, el Tao y en fin, todas las obras tradicionales de las religiones, están apoyadas en la Ley y entre ellas, como la más saliente de todas, tenemos el “Dhamapada” obra que se ocupa especialmente de la eterna Ley, la única Ley, Némesis de los griegos, Karma de los Indos y Causalidad de los filósofos occidentales.

Dice el Dhamapada: “ la reacción sigue al acción, como la sombra al cuerpo o como la rueda el pié del caballo que conduce el carro”.

No se puede ser idealista o filósofo verdadero, si no se conoce real y positivamente la Ley de Causalidad. Hay algunos que en un arranque de rebeldía sostienen que ellos son su coraje y voluntad pueden burlar esta Ley o sobrepasarla, pero a los pocos momentos de hacer su vanidosa afirmación, vemos que alguna fuerza profunda del subconsciente reacciona y los vemos sometidos a esa eterna Ley, como el buey del pobre está rigurosamente sometido al yugo para abrir las entrañas de la tierra que han de multiplicar el fruto que el agricultor que en ella deposita.

El conocimiento de esta Ley engendra en algunos un lamentable pesimismo, lo que prueba sencillamente que no han entendido el proceso operativo de la Ley de Causalidad; el conocimiento de esta Ley bien definido en la mente produce como consecuencia natural un saludable, como sano optimismo; sabemos exactamente que hemos de transitar el sendero por las vías que le hemos trazado en el pasado y que estos es inevitable, pero también tenemos la fortuna de saber que en cada instante de nuestra vida estamos preparando nuestro futuro, buen, malo o indiferente, según nuestro modo de pensar y de obrar; entonces, llevando como antorcha de la acción el conocimiento de esta Ley, debemos estar atento para no ejecutar sino una única y exclusivamente aquello que es recto, aquello que es justo y exacto y así con esa conciencia y ese sano optimismo no hay nada mejor que hacer la vida fructífera en forma noble, apoyados en el conocimiento concreto la Ley de la Causalidad.

En este mundo maravilloso hay dos clases de seres, los que andan en tinieblas sin ton ni son y creen que engañando a otros lograrán sus grandes éxitos, cuando en realidad cada mal que creemos hacer a otros en realidad lo hacemos a nosotros mismos.
 
El otro grupo, el más limitado de todos se compone de aquellos que conocedores de la ley de Causalidad, obran llevándola a ella como faro luminoso de su camino y así no se ven forzados a encallar contra las aristas duras de la sólida roca que es invariable la eterna Ley de la Vida, la Ley de Causalidad.
 
Muchos, al penetrar en un círculo de estudios espiritualistas, se imaginan que ello bastará para revisar todo su pasado y que de inmediato toda su vida irá a deslizar por bellos y florecidos senderos; error del cual debemos muy bien guardarnos; el conocimiento, sí es rectamente comprendido y vigorosamente aplicado nos permitirá obrar, pensar y sentir, solamente lo recto y así crearemos verdaderamente un mejor destino, pero las deudas pendientes es necesario pagarlas y ello es tan absoluto que no hay que pensar en modificaciones graciosas, concepto equivocado que hemos tomado de la iglesia ortodoxa; si la Ley se plegara en unos casos y fuera severa en otros, no sería Ley, y la injusticia seguiría tan palpable que habría que negar la conciencia de un inteligente plan; pero no es así; el plan es perfecto y la Ley de Causalidad es invariable; ricos y pobres, morenos y blancos, rubios o castaños, con el apellido roca o con el tomado de una vanidosa corona, siempre el resultado es igual, causas y efectos, acción y reacción, sístole y diástole del corazón humano, bajamar y pleamar, ciclo invariable de los planetas en su eterna marcha, es lo que hay en toda la Naturaleza. Conocer bien, clara y definidamente la Ley de Causalidad, es estar apoyado en la Realidad Eterna.