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viernes, 30 de agosto de 2013

La Guerra no es contra Sangre y Carne sino contra Principados, Potestades,



contra los gobernantes de este Mundo de Tinieblas,

contra Huestes espirituales de Maldad en las Regiones Celestes

         
Efesios - 6:12

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Adán, la humanidad, mantiene una ruidosa y sangrienta guerra consigo misma que alimenta a unos seres que jamás poseyeron vida propia, los arcontes o legisladores. Ya Saulo de Tarso, Pablo, nos avisa que no nos equivoquemos dado que la verdadera guerra, de carácter silencioso y sibilino, la estamos perdiendo y no es contra seres constituidos de materia y por lo tanto mortales, sino contra quienes gobiernan nuestro mundo, el Infierno representado por Dante en su Divina Comedia.

En el versículo del Libro de los efesios se dice que la Guerra no es contra sangre y carne sino contra otra cosa. Aquí sangre y carne representa tanto la materialidad de la que está constituido el Ser humano como de su propia mortandad. Máquinas u Ordenadores inteligentes no pueden ser, dado que en aquellas arcanas épocas no se conocía la tecnología actual, luego entonces se trata de otra cosa a la que más adelante se denominará como huestes espirituales.

A continuación se nos especifica que esa guerra es contra Principados, Potestades, contra los gobernantes de este Mundo de Tinieblas. Cuando se traduce un texto de un idioma a otro no se hace al pie de la letra sino, siendo inteligible, procurando ajustarse lo máximo posible al significado real del texto. Es un error muy común pensar que Pablo aquí está mostrándonos una jerarquía formada  por Principados, Potestades y los Gobernantes de este Mundo, cuando lo que realmente se trata de mostrar es que dichas entidades no son reyes, luego no son reales, son principados y los principados son instituidos por los reyes, los seres reales; luego esas cosas denominadas así fueron puestas, en sus sitios, para cumplir con una labor determinada y por ello a continuación de la coma se indica que son potestades, que tienen potestad, que se les ha dado potestad ¿para qué? Para gobernar en el Mundo, para mantenerlo estable y funcional que es lo que intentaría hacer cualquier ministro de un Gobierno Real.

¿Cómo es ese Mundo en el que vivimos? Un Mundo de Tinieblas, el verdadero Infierno. Luego podríamos entender que alguien Real, Adam Kadmón, el verdadero Creador del Universo,  colocó a una serie de Entidades, no reales, los principados con la misión, la potestad, de mantener estable este Universo (Gobernar éste Mundo de Tinieblas)

A continuación se nos apostilla, con una aclaración, de lo que son esas entidades: “Contra huestes espirituales de Maldad”  Huestes son hordas bien organizadas, luego sí podríamos hablar de unas determinadas jerarquías especializadas en diferentes facetas de la gobernanza de este Mundo de Tinieblas. Recordemos que no hay un Rey dentro de los principados, no son algo real sino algo espiritual, invisible; pero que sus efectos son reales dado que poseen la potestad Real. Los ordenadores hacen cosas reales que han sido planificadas por seres humanos, por creadores; pero los ordenadores no son personas de verdad, son una especie de semejanza psíquica de los programadores y constructores que diseñaron su software y hardware respectivamente. Aquí espiritual no parece utilizarse intentando indicar que se trata de seres reales con espíritu eterno e inmortal, semejantes al creador, sino en el sentido de que no son corpóreos y aunque invisibles sus efectos si pueden ser padecidos y sentidos en el mejor de los casos. Creemos honradamente que Pablo nos está intentando decir que son cosas puestas ahí por el Creador, a modo de pilares, para que el Mundo Tenebroso, el Infierno, se mantenga estable sobre una base de Caos. Caos al que tanto el Génesis Bíblico como la física cuántica de nuestros actuales científicos hacen referencia.

Estamos convencidos que se refiere a las ciegas fuerzas de la naturaleza que hacen posible la existencia de la materia primero, la vida después y, por último, la manifestación de la inteligencia. Sabemos que el Creador es bondad, infinito Amor, y a su contraparte se la denomina el Mal, la maldad absoluta; pero en realidad que intentan mostrarnos aquí con el Mal: La ausencia de la Bondad, la ausencia del Amor; en definitiva, la ausencia de Dios, del Creador, el Caos. Efectivamente, Adam Kadmón, el Hombre Original de la Gnosis, no está presente en esas jerarquías de fuerzas naturales salvo de forma invisible, en espíritu, como si de simples reflejos espirituales del creador se trataran. Son las cosas creadas por el creador, la programación, del Gran Informático que es Dios con la misión de que un universo estable pueda ser viable en un entorno cuántico de caos absoluto.

Fijaos que hemos hablado de este Mundo de tinieblas, de este Infierno y ahora se nos dice que esas cosas espirituales o entidades que poseen la fuerza, cuya potestad les ha concedido el Creador, se encuentran en las regiones celestes, en el firmamento, en el espacio sideral, en el cosmos, en los cielos del Mundo. Nosotros notamos los efectos del trabajo de dichas entidades y es por dicha causa que nuestras células no se separan unas de otras y que el granito mantiene su fortaleza cohesiva. Es gracias a esas entidades o cosas, en este caso en forma de electricidad, que el hombre haya conseguido sus avances tecnológicos y haya motores y luz por las noches. Es gracias a la Fuerza de Gravedad que manejan esas cosas que los seres que vivimos sobre la tierra no somos lanzados al espacio sideral; pero también es debido a esas cosas, esas entidades, esos "no seres reales", sino principados con potestad para gobernar que también estamos, los seres humanos originales, nuestros espíritus, atados a este Mundo de tinieblas, a este Infierno, y a la rueda de la vida y de la muerte.

Como es arriba es abajo y como es abajo es arriba, dice Hermes Trimegistos, el tres veces grande, el conocido en Egipto como el Dios Toth, el mensajero de los dioses griegos. Esas fuerzas arcónticas podemos observarlas en el firmamento manteniendo las órbitas de los astros y permitiendo que la vida pueda ser posible en los planetas que orbitan algunas estrellas; pero esas mismas fuerzas, cuyos efectos observamos en el cielo, son las mismas fuerzas que permiten que nuestro espíritu inmortal cabalgue estos cuerpos materiales sujetos a la vida y a la muerte.

Como bien conocían los primitivos cristianos Gnósticos, vivimos en el Infierno y nuestra Lucha, nuestra Guerra es contra aquellos que mantienen posible que este Infierno, cargado de muerte y de tinieblas, siga existiendo por siempre jamás, dado que desobedecieron la orden de despertar a los intérpretes en el momento oportuno. Sí nuestra Guerra no es contra seres tangibles sino contra quienes gestionan las fuerzas que gobiernan en nuestro Universo.

¿Cómo luchar contra los Arcontes?, cosas invisibles, puestos en el Cosmos con el fin de que el Infierno de la materia no se derrumbe: Estudiando los efectos de esas fuerzas primero, es lo que hacen los científicos, para penetrar después hasta en lo más profundo de su inteligencia artificial y así descubrir todos y cada uno de sus secretos.

Es evidente que mientras consideremos este Mundo de Tinieblas como algo bueno y positivo, semejante a algún tipo de paraíso, la humanidad seguirá aferrándose a seguir dormida en el mullido colchón de la entelequia y la falsa felicidad que produce el apego hacia las cáscaras materiales de nuestros iguales, sean personas, animales, minerales o plantas.

Dios, el Amor, vive dentro de todas las cosas, en nuestro interior, apresado bajo múltiples capas de cáscaras de maldad, "de no Amor". Es necesario que nos hagamos conscientes de lo urgente que resulta que despertemos y comencemos a eliminar las cáscaras que impiden que la Metanoia, la Luz espiritual proveniente del Pleroma, toque nuestro más íntimo Ser. Generalmente se habla del corazón; pero es más bien el corazón holográfico que se encuentra en el núcleo celular, en forma de ADN, en todas y cada una de las células de nuestro cuerpo material. El Espíritu Humano no se encuentra fuera de su cuerpo, como algunos creen, sino en su interior proporcionando vida a cada una de sus moléculas.

Los Arcontes o legisladores solo eran cosas etéricas (Máquinas podríamos decir) programadas para cumplir con un complejo cometido, mantener estable el Escenario Cósmico; pero en algún instante de los eones de tiempo cósmico, algunos de los legisladores tomaron consciencia de su verdadera situación: Que solo eran cosas creadas para durar un determinado tiempo y después, cumplido su cometido, dejar de existir. Dado que los divinos intérpretes, el Hombre Original, entraron en el escenario dejando atrás su eterna memoria, los legisladores decidieron mantener, por siempre, dormido a Adam Kadmón y así seguimos hasta el presente: El creador sumido en un profundo sueño con ensueños y siendo solo parcialmente consciente mediante el uso de los cascarones materiales que suponen los más diversos cuerpos de sangre, carne y huesos.

Algunos de los arcontes, unos pocos, son fieles a su Creador muy a pesar de ser conscientes de cuál es su inefable destino y es, por dicha causa, que la esperanza de que la humanidad despierte a la luz del Mundo Original no se ha perdido.

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La Guerra no es contra los elementos materiales de la creación, sino contra los legisladores de este Infierno que cual hordas invisibles, ajenas al creador, moran en el Espacio Sideral y desde allí siguen tejiendo un velo del Destino al que la divinidad es ajena.
  
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Aralba

jueves, 29 de agosto de 2013

La Estafa profética de las religiones



Nos encontramos en casa de mi Hermana, en el Salón, cerca del mirador. Al pronto comienzo a ver pájaros. Primero unos pocos y a cada instante más y más como si se tratase de algún tipo de migración. Me acerco a la ventana más próxima y compruebo que son golondrinas, dado que poseen el pechito blanco al contrario que otros pájaros de similares características. Me extraña porque en la Sierra madrileña de Guadarrama suelen verse muchos vencejos, aviones para los habitantes locales; pero en esta ocasión se trata de miles o cientos de miles de golondrinas. 

De ser un espectáculo para la vista pasamos a sentir miedo primero y terror después, cuando el cielo se cubre de una masa amorfa de pájaros de diversa índole incluidos buitres comunes y quebrantahuesos, la mayoría muertos, y que permanecen como suspendidos en el aire, llevados por la inercia de algo que aún no había observado. 

El cielo, al desaparecer las aves como absorbidas por un desagüe invertido hacia lo alto, se muestra de un fantástico e innatural color azul, entre celeste y marino, que remolinea tembloroso sobre sí mismo cargado de una infinidad de partículas blanquecinas. Rayos y truenos acompañan tan extraordinario e impropio fenómeno meteorológico.

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Supongo que habéis intuido que se trata de un Sueño. Sí, un sueño, extremadamente lúcido, que he tenido esta misma noche y cuya duración ha resultado muy corta y me he preguntado, como haríais cualquiera de vosotros, ¿Qué significado podrá tener? Siempre, de forma invariable, en lugar de tomar los sueños como experiencias reales de otra dimensión, intentamos concederle algún significado de contenido profético en nuestras vidas materiales.

El Destino, cuando los humanos vinimos a este Plano de existencia por primera vez, estaba escrito aunque no podíamos tener acceso a esa información porque nuestra divina memoria quedó aparcada en nuestra mansión celestial; pero dado que las cosas no surgieron como estaba planeado hubo que improvisar y el Destino quedó descabalado. Quizá sea debido a ello que algunas profecías, basadas en experiencias oníricas o en visiones lúcidas, en estado de vigilia, terminan cumpliéndose aunque la inmensa mayoría quedan sumidas en lo más profundo del misterio sin concedernos, con el tiempo, respuesta alguna.

En la mayoría de las ocasiones se confunde espiritualidad con religiosidad y terminamos llegando a conclusiones falsas y erróneas. Dado que somos Espíritus divinos inmortales, aunque nos falte el recuerdo ancestral de nuestro origen, nos queda ese pozo de información desestructurada e informe que nos dice, con una vocecilla casi inaudible, que somos algo más que animales y que nos encontramos desubicados, fuera de lugar. Vamos que nuestra sensación en este Mundo es como de peregrinos que estamos aquí de paso.

Existen una serie de Fuerzas artificiales; pero inteligentes que viven de nuestra propia existencia y energía y quisieran vivir eternamente, aunque eso no sea posible dado que solo son máquinas colocadas donde se encuentran, en el plano del Universo, para que la existencia material, la vida y, por lo tanto, el Drama Cósmico pueda tener consistencia. Esas fuerzas denominadas como ángeles, dioses o demonios, son conocidas en la Gnosis como Arcontes, palabra Griega que significa Legisladores. Los legisladores son los que permiten que haya leyes y normas en el Universo que no puedan ser rotas y el Caos primigenio retorne e impida todo lo que es posible percibir con nuestros sentidos o instrumentos de laboratorio; pero que también nos impide, tras la muerte, retomar el vuelo y regresar al Pleroma y por la fuerza de gravedad somos impelidos a tomar nuevos cuerpos.

Esas fuerzas, reconvertidas en parasitarias, no quieren que el Constructor, nosotros, despertemos; porque de hacerlo, ellas ya no serían necesarias y dejarían de ser, fenecerían, desaparecerían para siempre.

Estos Legisladores son los que, a través de las edades, han sustituido en la mente del hombre el concepto de espiritualidad por el de religiosidad. Sí, la religión es uno de los métodos que utilizan para engañar al Creador, nosotros, y mantenerlo en su profundo sopor. El Hombre, el Ser Humano, en esencia no posee un espíritu de naturaleza conspirativa; todo lo contrario, al ser un Ser de esencia divina, la ingenuidad de los infantes es la mayor de sus cualidades. Las fuerzas arcónticas o demoníacas, como gustan llamarlas algunos, son los responsable de la global conspiración en la que la humanidad está sumergida desde el comienzo del Universo y por lo tanto del inicio del Tiempo.

Las religiones son estructuras inspiradas por los arcontes para que algunos elementos fácilmente manipulables, los más dormidos, puedan dirigir por un camino previamente decidido al resto de la comunidad humana. Estas entidades se alimentan de nuestra energía. Literalmente nos ordeñan cuando las almas humanas se enfrascan en luchas fratricidas y el odio y el rencor corren a raudales. De ahí el error de enfrentar la violencia con la violencia. La Ley del Talión, como tantas otras legislaciones, son obra de los arcontes y una especie de lazo corredizo con el que ellos nos mantienen atados a este plano de existencia y por lo tanto dormidos.

Uno de los medios que estas Criaturas, ya hemos dicho que artificiales pues las construimos nosotros mismos antes del comienzo del Tiempo, utilizan para engañar al Hombre es inculcar en su mente la idea de que son dioses, ángeles u otras jerarquías celestiales y también la Profecía. Cada vez que se cumple una Profecía que estaba escrita en uno de los conocidos como libros divinos, decimos: Palabra de Dios. Estaba escrito y Dios ha hecho que se cumplan sus designios.

Todas las religiones son como Servicios de Inteligencia arcónticos que funcionan, de forma muy parecida a las humanas; pero con la particularidad de que están diseñadas para mantener proyectos a larguísimo plazo. Es decir, las profecías se exponen de forma escrita para que las generaciones futuras puedan comprobar que sus dioses les dieron una serie de mensajes que deberían de cumplirse muchos años después. La Religión influye, de forma sibilina, como cualquier servicio de espionaje en el resto de las instituciones humanas; sean estas sociales, políticas, militares o culturales, dirigiendo los pasos hacia el cumplimiento de esos mensajes que fueran dados por los arcontes, en sueños, a ciertos humanos bien escogidos.

Por lo tanto, es necesario que se sepa que, aunque toda palabra es inspirada por Dios; es decir viene del Pleroma, también es presuntamente manipulable por el Gran Presuntuoso: Supuestamente el Líder de los arcontes que pretenden mantener a su dios, nosotros, dormido para siempre. Ya hemos redundado en que si nosotros seguimos, de forma innatural, durmientes, ellos seguirán activos  y medrando en nuestra contra como en un círculo vicioso que quedaría muy bien reflejado en el movimiento de una noria y que tan bien se ha mostrado en el cine con la película del Día de la Marmota, aquí en España, retitulada como El Tiempo en sus manos.

Va siendo hora de que despertemos de nuestro sueño letal y sepamos que sí existe una Conspiración de naturaleza Cósmica contra el Alma Humana. En las entrañas de esa Conspiración, cargada de engaños, es donde deberemos de ubicar todas esas fantasiosas profecías que se nos quiere hacer ver como pronunciadas por la Divinidad, mediante sus profetas humanos.

Los Enviados y los Profetas, en otro sentido, existen y entran periódicamente en nuestro mundo, a modo de Hermanos Mayores, para ayudarnos a despertar; pero las religiones terminan apropiándose tanto de sus imágenes como de sus enseñanzas e información, tergiversándola hasta hacerla completamente irreconocible para nuestra mente humana.

Bien y dicho esto, se me preguntará que ¿Cuál es la solución? Es cierto, nadie o casi nadie aporta la solución a este Problema que lastra a la humanidad desde su origen. Todos los enviados del Pleroma, el Mundo Original, nos han dicho que despertar; pero para despertar hay primero que cambiar de actitud. Debemos de elevar nuestro nivel vibratorio mediante el Amor altruista hacia todos nuestros semejantes humanos y no humanos. No existen unas simples gafas o una enseñanza simple que nos pueda abrir los ojos por arte de birlibirloque. Necesitamos poner de nuestra parte y esa es la parte más sustancial e importante de la ecuación.

Una vez que hemos comenzado a aprender a amar a todo lo que nos rodea, por infecto que pudiera resultarnos o parecer, estaremos sintonizados a la frecuencia vibratoria de Shambala; que no es otra cosa que una avanzadilla estratégica del Pleroma en nuestro Mundo. También podría ser considerada, esta estación, como una especie de atenuador intermediario entre la Metanoia que es permanentemente transmitida desde dicho lugar y nosotros, nuestro Universo. Si la Metanoia, información de Luz del Mundo Original, pasara a nuestro Universo sin ser atenuada, todo colapsaría regresando a un estado caótico primigenio y nuestros espíritus quedarían prisioneros del Objeto resultante. Esa Luz convertida en Información y nosotros sintonizados, con ella, mediante el Amor es recibida en nuestro interior y va despertado progresivamente al habitante celestial que todos llevamos en nuestro interior, es lo que se conoce como el nacimiento del hombre Nuevo o Christo espiritual.

Existe un verdadero Problema y es que, a pesar de que pareciera que la humanidad está constituida de una multitud de individuos, en realidad conformamos una sola Unidad Cósmica y si solo despiertan unos pocos. Nada o muy poco se habría conseguido. Es necesario que todos despertemos, al unísono, a la única Verdad para que podamos retornar a nuestro hogar, unidos como una sola cosa, tal y como estábamos cuando entramos en este escenario teatral que nuestro Universo es.

Muchos de nuestros hermanos se encuentra atados y bien atados por las entidades arcónticas y es a ellos principalmente a quienes nos dirigimos con meridiana claridad: Tu Poder es falso y tu disfrute y felicidad, en este plano, es efímero e irreal. Luego, como dijese Jesús el Nazareno, hay que desprenderse de todo lo que nos ata a este mundo, incluidas las riquezas y otras vanidades intangibles, dándonos a los demás en divino amor sin contraprestación a cambio. Cuando eso se produzca y se eleve nuestro grado vibratorio, el de nuestras almas, las garras de las máquinas arcónticas que nos aprisionan dejarán de poder hacerlo y nos soltarán,  permitiendo que la Luz de la Verdad entre hasta en lo más profundo de nuestro código Genético, donde mora la chispa de espíritu eterno e inmortal.

Una vez despiertos todos podremos, dados de la mano, llamar a la puerta, ahora sí ya visible, de nuestro verdadero y original Hogar Celeste.

Por ello, cuando les hablen de profecías que se van cumpliendo sepan que todo no es más que cósmica orquestación de un tremendo engaño para alejarnos de la Luz y esa es la verdadera razón de que las religiones sean permanente conflicto de guerras y enemistades buscadas. Por sus obras los conoceréis. Ni las religiones son divinas sino demoníacas, si queremos llamarlo así, ni nos son útiles como vehículo de salvación o de retorno al Pleroma; dado que se tratan de los enormes comederos a los que acuden los legisladores para devorar, una y otra vez, la luz de nuestras almas inmortales.


ARALBA

sábado, 17 de agosto de 2013

La Historia y sus verdades a medias



Hace algún tiempo escuché una frase que me dejó un tanto perplejo: "La Historia es la madre de todas las ciencias". En principio no le di mayor importancia y lo catalogué como una de tantas estupideces que salen de las bocas humanas; pero fijaos bien, que se me quedó grabado de tal modo que hoy no me queda más remedio que escribir sobre tal asunto.

Si la especie humana, todos sus componentes no solo los historiadores, fuese honesta quizá podríamos hablar de una cierta objetividad en los asuntos históricos; pero todo el mundo sabe que esto no es así. Un trabajo histórico no es mejor mientras más apuntes y referencias a pie de página tenga. Lo único que eso demuestra es que el historiador, de turno, ha leído mucho y, discúlpenme, ni eso tampoco es creíble; dado que realizando un verdadero trabajo científico, al menos estadístico, en la mayoría de las ocasiones sale un tiempo necesario para haber leído tal, literatura referida, de al menos dos o tres vidas más. El ejemplo lo tenemos en unas de las obras más voluminosas de la literatura ocultista como es La Ciencia Oculta e Isis sin velo de la Señora Blavastky que poseen miles de referencias intentando mostrar la veracidad histórica de los acontecimientos que en esas magníficas obras de ocultismo se describen.

Un Historiador es avalado por toda su trayectoria. De nada sirve que un determinado espécimen de la humanidad posea una titulación en Geografía e historia o esté doctorado en Historia medieval o en prehistoria. Una persona honesta que en el transcurso de su vida haya plasmado, sus estudios históricos, sin segundas intenciones o engaños y, además, haya rectificado sus trabajos anteriores cuando lo ha considerado necesario, con el transcurso del tiempo, será evidentemente reconocido como un reputado historiador que podrá ser leído con cierta credibilidad.

¿Por qué hablamos de esto? Aún, no creyendo haber batido ningún record de lectura, si podemos afamarnos de ser un amante de la literatura y de la historia en particular. Lo curioso del caso es que sobre un asunto concreto, no viene al caso especificarlo, puede ser cualquiera, pueden leerse versiones muy diferentes y lo que unos supuestos historiadores plasman como verídico e inefable, sabiamente sustentado por su título académico, otros los consideran fábula y leyenda abalado por el mismo procedimiento. Es, como si dijéramos, que dos jueces juzgaran un mismo asunto; pero en sentido contrario basándose en sus estudios y propio entendimiento. Uno de los dos jueces, seguro, estará equivocado si no es que está realizando prevaricación. La Historia, del mismo modo, solo puede ser una y lo difícil, en este asunto, es que el Sentido común sirve de bien poco; cosa que sí podría servir para analizar una resolución judicial.

En el transcurso de la Historia humana se han venido produciendo falsificaciones históricas de diversa índole: documentos, obras de arte, invenciones y descubrimientos, etc… Hay un dicho tan antiguo como el hombre que dice que la Historia la escriben los vencedores y la experiencia de mis lecturas me han terminado por demostrar que no solamente es cierta dicha expresión sino casi sagrada; es decir si podemos estar seguros de una cosa es de que una historia oficial, patrocinada por un determinado grupo o Estado, siempre estará mermada en su veracidad. Aquí no estamos hablando de mentiras absolutas sino de ladinos engaños y verdades a medias que, muy probablemente, sean los peores de los embustes.

Cualquiera, no hace falta ser historiador,  puede apañarse de datos históricos como fechas nombres y sucesos e hilvanarlos, a su conveniencia, de un determinado modo hasta llevarnos a conclusiones muy diversas y que no tienen por qué pertenecer al mundo de lo Real.  Esto es cierto, de forma excusable e incluso loable, en las denominadas novelas históricas y que no son otra cosa  que historias de ficción, construidas en un entorno histórico. El lector que se acerca a dichas obras, desde el principio, sabe que lo que va a leer allí nunca ha sido real y quien así lo crea es solo su problema. Un problema de formación muy básica principalmente.

El problema surge cuando se nos intenta convencer de que determinados sucesos han sucedido, basándose en apuntes dispersos y sin real conexión, y sin embargo solo son fruto de la imaginación y mala fe de sus creadores. Esto es posible porque los asuntos históricos están sujetos a episodios muy bien conocidos; pero también a otros que se vienen manteniendo en la penumbra, en la mayoría de las ocasiones, y en la más absoluta oscuridad, otras tantas veces. Son estos episodios mal conocidos y que se hunden en terrenos pantanosos cargados de leyenda, los que utilizan los charlatanes de turno para intentar convencernos de que las ruedas de molino en realidad se tratan de hostias consagradas ¿No sé si queda claro al lector lo que trato de indicar?

Quizá, el lector, vea este relato como algo macabro que le intenta hacer ver que nada, dentro de la historia, es fiable y sujeto a una mínima credibilidad. Si esto está sucediendo en tu mente, querido amigo, te pido mis más sinceras disculpas porque no es ese el caso ni la intención; pero tampoco quisiera que se tomasen como reales sucesos que se han venido repitiendo, una y otra vez, por los más diversos historiadores y lo único que han hecho es arrastrar el error generación tras generación.

Concluyendo, solo tratamos de demostrar que la Historia, en ningún modo, puede ser considerada, per sé, como una Ciencia y mucho menos como la madre de todas las ciencias. Es por ello, también, por lo que, quizá, este Autor se dirige en la mayoría de las ocasiones a sus corazones sin llevar una retahíla de datos supuestamente históricos. Sabemos hasta donde podemos llegar con una serie de datos, que, con mucha probabilidad, jamás llegaremos a conocer si llegaron a ser sucesos reales o salidos de la imaginación de un fantasioso escritor de posteriores generaciones y falsificados mediante documentos o falsas pruebas arqueológicas, con la única intención de demostrar una falsa realidad que podría suponerle, a su creador y en su carrera, algún tipo de beneficio económico o de relevancia social.

No es la primera vez que hablo de fragilidad de la disciplina que conocemos como Historia; pero también quería dejar claro, la honestidad de mi humilde trabajo de investigación interdisciplinar y es por ello, quizá, por lo que en mi Trabajo solemos usar con más frecuencia que la debida el condicional más que la taxativa afirmación.

Ello, no obstante, no debería ser utilizado para intentar demostrar que una determinada Escuela de pensamiento se remonte históricamente a la época sumeria, caldea o egipcia o que otra determinada organización lo hiciese a la mítica época de nuestros primeros padres. Creo que el denostado sentido común y nuestra intuición son muy necesarios a la hora de cribar la verdad para separarla de la falsedad, de las verdades a media, engaños y mentiras.

La experiencia nos viene demostrando que muchísimas organizaciones, la mayoría sino la totalidad, vienen cimentando su mítica historia sobre increíbles leyendas  de muy difícil comprensión en nuestro actual siglo XXI; pero es que eso no es lo importante: Por sus hechos los conoceréis. ¿Es adecuado su proceder? ¿Son legítimos sus modos de financiación? ¿Nos proporciona algo positivo a cambio de nuestro tiempo, dinero y atención? ¿Asumen su historia como algo mítico o como verdades inmutables?

En realidad no debería importarnos si el basamento histórico de nuestra Organización está cimentado en la más sensible de las verdades o en la más absoluta y fantástica de las entelequias. Lo importante es que hoy en día se entienda que esto es así y que nuestro intelecto quede libre de pesados prejuicios formados por falsedades, engaños y verdades a medias. La Historia, en el fondo, algún día quedará relegada en el mismo pozo donde reposan las fábulas, la mitología y las leyendas más abrumadoras. La única y verdadera historia que nos debe importar es el Presente. Dice un dicho que quien no conoce la historia está condenada a repetirla y esto, aunque parezca verdad, es falso de toda necesidad. El Hombre está condenado a cumplir con su destino y se repetirá un determinado episodio histórico si así está escrito en nuestros genes, se conozca o se desconozca la historia. Esto es así. Esa frase nos es mostrada con la peor de las intenciones para que movamos nuestras vidas en una determinada dirección, en el mejor de los casos, o que nos mantengamos pasivos y miedosos, en el peor, para beneficio de unas determinadas élites.

La Historia se vive, se escribe, día a día y minuto a minuto quedando grabada en el Libro N o de la Naturaleza y que, hoy en día, los científicos conocen que se trata de nuestro código genético, el Genoma. Nunca hay que darle más valor que el que realmente posee, el de la utilidad, dado que el Verdadero Conocimiento no se encuentra en la memoria sino en el mismo Pensamiento, en la Filosofía.

Si nuestra institución actúa de forma adecuada, se financia de un modo justo y sin afán de lucro, reconoce su historia como algo no inmutable y sin embargo mítico. Si sus fines, a corto, medio y largo plazo son loables y en beneficio de la humanidad y a nosotros no nos supone un perjuicio sino solo beneficios, entonces estaremos en el lugar adecuado.

Es debido a esto que preferimos hablar de movimientos y corrientes de pensamiento que de sólidas instituciones que transmiten el conocimiento de forma inmutable y protegidas por no se sabe bien que espíritus de supuestos hermanos mayores de la humanidad.

Los caminos del Señor son inescrutables. Los caminos del Conocimiento son inescrutables me gusta decir a mí. Con mucha probabilidad, algo cimentado en la mentira desde hace muchos siglos, haya llegado a nosotros cargado de perlas de sabiduría. La clave está en el discernimiento que necesitamos para poder reconocer las perlas del cieno en donde nos han venido dadas y que, mal que nos pese, las ha protegido de la erosión del espacio y del tiempo.

No nos aferremos al mito y a la leyenda. No nos aferremos a falsas verdades y que a nuestra mente le cuesta digerir: Usemos la intuición y el discernimiento (Ese famoso sentido común del que se habla a favor y en contra) para reconocer la verdadera historia y si, en realidad, su conocimiento nos es útil a nosotros y al conjunto de la humanidad. Si esto es así escarbemos hasta desgarrarnos las manos y recuperar sus más íntimos secretos; pero jamás usemos ese conocimiento para embarcarnos en discusiones bizantinas que solo nos lleven a conseguir eternos e inquebrantables enemigos.

Aralba