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domingo, 28 de octubre de 2012

147 corporaciones controlan la Economía Mundial


Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)

Un estudio de la Universidad de Zurich reveló que un pequeño grupo de 147 grandes corporaciones trasnacionales, principalmente financieras y minero-extractivas, en la práctica controlan la economía global. El estudio fue el primero en analizar 43.060 corporaciones transnacionales y desentrañar la tela de araña de la propiedad entre ellas, logrando identificar a 147 compañías que forman una “súper entidad” que controla el 40 por ciento de la riqueza de la economía global.

El pequeño grupo está estrechamente interconectado a través de las juntas directivas corporativas y constituye una red de poder que podría ser vulnerable al colapso y propensa al “riesgo sistémico”, según diversas opiniones. El Proyecto Censurado de la Universidad Sonoma State de California desclasificó esta noticia sepultada por los medios y su ex director Peter Phillips, profesor de sociología en esa universidad, ex director del Proyecto Censurado y actual presidente de la Fundación Media Freedom /Project Censored, la citó en su trabajo “The Global 1%: Exposing the Transnational Ruling Class” (El 1%: Exposición de la Clase Dominante Transnacional), firmado con Kimberly Soeiro y publicado en ProjectCensored.org.

Los autores del estudio son Stefania Vitali, James B. Glattfelder y Stefano Battiston, investigadores de la Universidad de Zurich (Suiza), quienes publicaron su trabajo el 26 de octubre 2011, bajo el título “La Red de Control Corporativo Global” (The Network of Global Corporate Control) en la revista científica PlosOne.org. 
En la presentación del estudio publicado en PlosOne, los autores escribieron: “La estructura de la red de control de las empresas transnacionales afecta a la competencia del mercado mundial y la estabilidad financiera. Hasta ahora, fueron estudiadas sólo pequeñas muestras nacionales y no existía una metodología adecuada para evaluar el control a nivel mundial. Se presenta la primera investigación de la arquitectura de la red de propiedad internacional, junto con el cálculo de la función mantenida por cada jugador global”.

“Encontramos que las corporaciones transnacionales forman una gigantesca estructura como corbata de lazo y que una gran parte de los flujos de control conducen a un pequeño núcleo muy unido de instituciones financieras. Este núcleo puede ser visto como un bien económico, una "súper-entidad" que plantea nuevas cuestiones importantes, tanto para los investigadores y responsables políticos”.

El diario conservador británico Daily Mail fue quizás el único del mundo que recogió esta noticia, el 20 de octubre 2011, presentada por Rob Waugh bajo el llamativo titular “¿Existe una "súper-corporación que dirige la economía global? Estudio clama que podría ser terriblemente inestable. La investigación encontró que 147 empresas crearon una “súper entidad” dentro el grupo, controlando el 40 por ciento de la riqueza”.

Waugh explica que el estudio de la Universidad de Zurich "prueba" que un pequeño grupo de compañías -principalmente bancos- ejerce un poder enorme sobre la economía global. El trabajo fue el primero en examinar un total de 43.060 corporaciones transnacionales, la telaraña de la propiedad entre ellas y estableció un "mapa" de 1.318 empresas como corazón de la economía global.

“El estudio encontró que 147 empresas desarrollaron en su interior una “súper entidad”, controladora del 40 por ciento de su riqueza. Todos poseen parte o la totalidad de uno y otro. La mayoría son bancos -los 20 top, incluidos Barclays y Goldman Sachs-. Pero la estrecha relación significa que la red podría ser vulnerable al colapso”, escribió Waugh.


Dibujo 1 y lectura: Mapa-mundi de la riqueza

El tamaño de los círculos representa los ingresos. Los círculos rojos son “corporaciones súper-conectadas” mientras los amarillos son “corporaciones muy conectadas”. Las 1.318 empresas transnacionales que forman el núcleo de la economía globalizada, muestran sus conexiones de propiedad parcial entre unos y otros, y el tamaño de los círculos corresponde a los ingresos. A través de las empresas sus propietarios controlan la mayor parte de la economía “real” (Ilustración de los autores, PlosOne, 26/10/2012).

"En efecto, menos del 1% de las empresas fue capaz de controlar el 40 por ciento de toda la red", le dijo al Daily Mail James Glattfelder, teórico de sistemas complejos del Instituto Federal Suizo de Zurich, uno de los tres autores de la investigación.

Algunos de los supuestos que subyacen en el estudio han sido criticados, como la idea de que propiedad equivale a control. “Sin embargo, los investigadores suizos no tienen ningún interés personal: se limitaron a aplicar a la economía mundial modelos matemáticos utilizados habitualmente para modelar sistemas naturales, usando Orbis 2007, una base de datos que contiene 37 millones las compañías e inversionistas”, informó Waugh.

Economistas como John Driffil, de la Universidad de Londres, experto en macroeconomía, dijo a la revista New Scientist que el valor del estudio no radicaba en ver quién controla la economía global, pero muestra las estrechas conexiones entre las corporaciones más grandes del mundo. El colapso financiero de 2008 mostró que este tipo de redes estrechamente unidas puede ser inestable. "Si una empresa sufre angustia, ésta se propaga”, dijo Glattfelder.
 
Para Rob Waugh y el Daily Mail hay un “pero”: “Parece poco probable que las 147 corporaciones en el corazón de la economía mundial pudieran ejercer un poder político real, pues representan demasiados intereses”, aseguró el diario conservador británico.

La riqueza global del mundo se estima que ronda los 200 billones de dólares, o sea, dos centenas de millones de millones. Según Peter Phillips y Kimberly Soeiro, el 1 por ciento más rico de la población del planeta agrupa, aproximadamente, a 40 millones de adultos. Estas personas constituyen el segmento más rico de las primeras gradas de la población de los países más desarrollados e, intermitentemente, en otras regiones.

Según el libro de David Rothkopf “Súper-clase: la Elite de Poder Mundial y el Mundo que Está Creando”, la súper elite abarcaría aproximadamente al 0,0001 por ciento (1 millonésima) de la población del mundo y comprendería a unas 6.000 a 7.000 personas, aunque otros señalan 6.660. Entre ese grupo habría que buscar a los dueños de las 147 corporaciones que cita el estudio de los investigadores de Zurich.

Ernesto Carmona es periodista y escritor chileno.
 

Fuentes y referencias:
 
- Stefania Vitali, James B. Glattfelder, and Stefano Battiston, “The Network of Global Corporate Control,” Public Library of Science, October 26, 2011, http://www.plosone.org/article/info%3Adoi%2F10.1371%2Fjournal.pone.0025995
- Rob Waugh, “Does One ‘Super Corporation’ Run the Global Economy? Study Claims it Could be Terrifyingly Unstable,” Daily Mail, October 20, 2011, http://www.dailymail.co.uk/sciencetech/article-2051008/Does-super-corporation-run-global-economy.html.
- Stefania Vitali, James B. Glattfelder, Stefano Battiston, Revista PlosOne, 26 de octure 2011
http://www.mediafreedominternational.org/2012/04/04/small-network-of-corporations-run-the-global-economy/
- Peter Phillips y Kimberly Soeiro, “The Global 1%: Exposing the Transnational Ruling Class”
http://www.projectcensored.org/top-stories/articles/the-global-1-exposing-the-transnational-ruling-class/

Estudiante Investigador: Sean Lawrence (Sonoma State University)
Evaluador Académico: Peter Phillips (Sonoma State University)

miércoles, 24 de octubre de 2012

DETECCIÓN DE ONDAS GRAVITACIONALES


Los primeros intentos para detectar ondas gravitacionales fueron llevados a cabo por  Joseph Weber. Joseph Weber empezó sus estudios en Física a los 29 años, después de haber participado en la Segunda Guerra Mundial. Trabajó un año en el grupo de John Wheeler, llegando a dominar la Relatividad General. Fue en ese entonces, por 1957, cuando decidió que construiría un aparato capaz de detectar la radiación gravitacional.
Después de mucho pensar, se decidió por una barra cilíndrica de aluminio de 2 metros de longitud y medio metro de diámetro. La idea era la siguiente:cualquier sólido  tiene una frecuencia natural de oscilación, que depende, para nuestros propósitos, esencialmente de su tamaño. Si uno perturba la barra (con un leve golpe por ejemplo), esta responderá con una oscilación, que será máxima cuando la perturbación esté afinada a la frecuencia natural de oscilación. Los instrumentos musicales se basan en este principio. Comparemos un violín y un contrabajo, por ejemplo. El violín (pequeño) genera un sonido más agudo que el contrabajo (grande). Si una onda gravitacional con la misma frecuencia de vibración del cilindro llegara a pasar a través de éste, el cilindro vibraría con una amplitud relativamente grande. Weber esperaba poder detectar estas vibraciones.
En ese entonces el estudio sobre ondas gravitacionales era muy reducido, por lo que no mucha gente tenía esperanzas en el experimento de Weber. Por otro lado, Weber no sabía que las vibraciones en el cilindro serían del orden de  metros, una magnitud inmensurable en ese entonces.
Una de las grandes limitaciones de este método de detección de ondas gravitacionales es que es muy difícil eliminar el “ruido”, es decir, las vibraciones que se generan a nuestro alrededor y que nada tienen que ver con ondas gravitacionales (por ejemplo, las ondas sísimicas). Por otro lado, no se sabía con certeza de qué orden serían las frecuencias de las ondas gravitacionales, por lo que en vez de usar un solo cilindro, se tenían que usar varios cilindros de distintos tamaños, esperando que la frecuencia natural de alguno coincidiese con la frecuencia a la que llegaran las ondas gravitacionales.
Poco tiempo después de haber empezado su búsqueda, Weber reportó que había detectado ondas gravitacionales. Esto hizo que un número mucho más grande de científicos se concentraran en la tarea de la detección de ondas gravitacionales. Ninguno pudo confirmar los resultados de Weber, y ahora sabemos que las señales que recibió se debían probablemente al ruido de fondo. Sin embargo, ya la atención estaba fija en la detección de ondas gravitacionales alrededor del mundo.
Debido a que con los detectores de barra no se estaban obteniendo los resultados esperados en la detección de ondas gravitacionales, se empezaron a buscar otras alternativas. 

En 1962 dos rusos, Mikhail Gertsenshtein y V.I. Pustovoit idearon un nuevo método de detección: detectores interferométricos de ondas gravitacionales.

La interferencia es un fenómeno ondulatorio. Cuando dos o más ondas se propagan en la misma región del espacio, las contribuciones de ambas se suman. Por ejemplo si el valle de una onda coincide con la cresta de otra, éstas se cancelarían, dándose una interferencia negativa. Si por el contrario coinciden dos crestas, la amplitud de la onda aumentaría, dándose una interferencia positiva.
Basándose en este fenómeno, se pueden hacer medidas muy precisas sobre la diferencia de camino recorrido entre dos ondas. Para llevar a cabo estas medidas se usan aparatos llamados interferómetros.
La idea para aplicar la interferometría a la detección de ondas gravitacionales es muy simple. Supongamos que tenemos un interferómetro en forma de L .Como ya se mencionó antes, las fuerzas de marea generadas por las ondas gravitacionales estirarían uno de los brazos de la L (el brazo L1) y encogerían el otro (L2). Al oscilar la onda gravitacional se invertiría el efecto, es decir, se encogería L1 y se estiraría L2. Ahora, supongamos que tenemos un haz de láser dividido entre los dos brazos de L. Al variar las distancias de los brazos de la L debido a la presencia de ondas gravitacionales, el haz de luz del láser presentará interferencia. Midiendo esta interferencia es posible encontrar el cambio en la longitud de los brazos provocada por las ondas gravitacionales.
También ya se mencionó antes que las ondas gravitacionales perturban al medio que atraviesan en una escala muy pequeña. Es por esto que los interferómetros necesarios para su detección tienen que ser muy grandes, en donde las longitudes de los brazos tienen que ser del orden de kilómetros. En EUA ya se construyeron dos detectores interferométricos de ondas gravitacionales, llamadosLIGO (Laser Interferometric Gravitational wave Observatory). Uno de ellos fue construido en Hanford, Washington y otro en Livingston, Luisiana. En estos detectores la luz viaja por brazos de 4 kilómetros de largo, en túneles donde se ha hecho un vacío casi perfecto. Al final de cada túnel hay una masa cubierta con una capa reflectora, suspendida con un dispositivo que filtra gran parte de las vibraciones del exterior.
En Europa, cerca de Pisa, Italia, se construye otro interferómetro con el mismo principio, VIRGO, con brazos de 2 kilómetros de largo.

Estos aparatos ya están funcionando, y se encuentran en la etapa inicial de calibración y ajuste. Se espera que en los próximos años se pueda reducir el nivel de ruido lo suficiente como para hacer una detección directa de ondas gravitacionales.

A pesar de que aún no se tiene evidencia directa de estas ondas gravitacionales, dos astrónomos, Joseph Taylor y Russell Hulse, probaron la existencia de ondas gravitacionales mediante observaciones astronómicas en 1793. Por medio de un radiotelescopio, ellos encontraron dos estrellas de neutrones, una de ellas es un pulsar, orbitándose mutuamente con un periodo de 8 horas. Las estrellas se encuentran tan cerca una de la otra, que mediante medidas muy precisas con instrumentos de radio, comprobaron que la distancia entre las estrellas  está disminuyendo progresivamente, haciendo que éstas sigan una trayectoria espiral al ritmo descrito por las ecuaciones de Einstein con altísima precisión (como se puede observar en la figura, las barras de error son casi imperceptibles) Imágenes. Este efecto de espiral se debe a la liberación continua de ondas gravitacionales hacia el espacio. Debido a este descubrimiento, y a su corroboración con la teoría a lo largo de los años, Taylor y Hulse recibieron el Premio Nobel en 1993.


ORIGEN ARTÍCULO

domingo, 14 de octubre de 2012

El Hombre de Vitrubio de Leonardo y la Cuadratura del Cìrculo


 
HOMBRE DE VITRUVIO


El Hombre de Vitruvio es el dibujo realizado por Leonardo da Vinci alrededor del año 1492 en uno de sus diarios y que se acompaña de notas anatómicas. El dibujo está realizado en lápiz y tinta y mide 34,2 x 24,5 cm. En la actualidad forma parte de la colección de la Galería de la Academia de Venecia. 

 
Se trata de un estudio de las proporciones del cuerpo humano, realizado a partir de los textos del arquitecto romano Vitruvio titulados -Vitruvii De Architectura-, y del que el dibujo toma su nombre.  

 
Leonardo se representa a sí mismo desnudo y en dos posiciones sobreimpresas de brazos y piernas e inscrito en un círculo y un cuadrado.

Las notas de Leonardo da Vinci que acompañan el dibujo determinan las proporciones del cuerpo humano de acuerdo con el texto antiguo de Vitruvio:


-Una palma es la anchura de cuatro dedos.
-Un pie es la anchura de cuatro palmas.
-Un antebrazo es la anchura de seis palmas.
-La altura de un hombre son cuatro antebrazos (24 palmas).
-Un paso es igual a cuatro antebrazos.
-La longitud de los brazos extendidos de un hombre es igual a su altura.
-La distancia entre el nacimiento del pelo y la barbilla es un décimo de la altura de un hombre.
-La altura de la cabeza hasta la barbilla es un octavo de la altura de un hombre.
-La distancia entre el nacimiento del pelo a la parte superior del pecho es un séptimo de la altura de un hombre.
 

-La altura de la cabeza hasta el final de las costillas es un cuarto de la altura de un hombre.
-La anchura máxima de los hombros es un cuarto de la altura de un hombre.
-La distancia del codo al extremo de la mano es un quinto de la altura de un hombre.
-La distancia del codo a la axila es un octavo de la altura de un hombre.
-La longitud de la mano es un décimo de la altura de un hombre.
-La distancia de la barbilla a la nariz es un tercio de la longitud de la cara. -La distancia entre el nacimiento del pelo y las cejas es un tercio de la longitud de la cara.
-La altura de la oreja es un tercio de la longitud de la cara.


Leonardo declaró haber alcanzado "la cuadratura del círculo", y es muy común pensar que la solución de Leonardo a este enigma geométrico se encuentra en el dibujo del Hombre de Vitruvio.
  

La propuesta más convincente es que el círculo visible de Leonardo corta al lado del cuadrado del tal forma que el segmento R = distancia del punto tangente inferior al corte del lado es el radio de un círculo (oculto en el dibujo de Leonardo) de igual área que el cuadrado.
 
Leonardo como fiel seguidor de Platón estaba muy interesado en presentar sus obras de acuerdo con los esquemas de los escritos de Platón que adoptaban la forma de diálogos y que a través de los cuales se exponían, se discutían y se criticaban ideas filosóficas en el contexto de una conversación o un debate en el que participaban dos o más interlocutores. En los diálogos de Platón el observador empieza a hacerse preguntas, y con ellas se hace patente que lo que se da por sabido no es lo que parece.



Leonardo tuvo acceso a escritos que guardaban secretos y conocimientos de la antigüedad y conocía el peligro que tenía revelar alguno de los secretos a los que él tuvo acceso, por ello muchas de sus anotaciones particulares, y algunas de sus obras públicas, están realizadas en una clave secreta que permite ocultar a la vista general la información que el artista plasma para un futuro lector, y que con la clave indicada, podrá descifrar en su momento.

Leonardo muestra a través de sus dibujos su maestría en la composición, claridad de expresión y fundamentalmente, un profundo conocimiento de la antigüedad romana, sus investigaciones sobre los textos de Vitruvio y la geometría permite asegurar que tenía un intenso conocimiento sobre la ciencia antigua y sus enseñanzas.



Y es en la ciencia de la arquitectura donde se guarda el saber de la antigüedad. Desglosar el saber y conocimiento que Leonardo atesoraba a través de los textos de Vitruvio no tiene porque parecer forzado, muy al contrario, Leonardo se identifica de manera completa con el arquitecto romano, y con toda seguridad fue entendedor de todas las enseñanzas de su lejano maestro en el tiempo.

El texto original de Vitruvio y que inspiró a Leonardo el dibujo donde se representa a sí mismo dentro de un círculo y un cuadrado nos remite directamente a que él creía haber alcanzado el secreto de la "cuadratura del círculo". 



Dice Vitruvio en su libro tercero cuando trata del origen de las medidas de los templos:

Es imposible que un templo posea una correcta disposición si carece de simetría y de proporción, como sucede con los miembros o partes del cuerpo de un hombre bien formado.
 
 El cuerpo humano lo formo la naturaleza de tal manera que el rostro, desde la barbilla hasta la parte mas alta de la frente, donde están las raíces del pelo, mida una décima parte de su altura total. La palma de la mano, desde la muñeca hasta el extremo del dedo medio, mide exactamente lo mismo; la cabeza, desde la barbilla hasta su coronilla, mide una octava parte de todo el cuerpo; una sexta parte mide desde el esternón hasta las raíces del pelo y desde la parte media del pecho hasta la coronilla, una cuarta parte.

Desde el mentón hasta la base de la nariz, mide una tercera parte y desde las cejas hasta las raíces del pelo, la frente mide igualmente otra tercera parte. Si nos referios al pie, equivale a una sexta parte de la altura del cuerpo; el codo, una cuarta parte, y el pecho equivale igualmente a una cuarta parte. 
 

Los restantes miembros guardan también una proporción de simetría, de la que se sirvieron los antiguos pintores y escultores famosos, alcanzando una extraordinaria consideración y fama. Exactamente de igual manera, las partes de los templos deben guardar una proporción de simetría perfectamente apropiada de cada una de ellas respecto al conjunto total en su completa dimensión.

El ombligo es el punto central natural del cuerpo humano. En efecto, si se coloca un hombre boca arriba, con sus manos y sus pies estirados, situando el centro del compás en su ombligo y trazando una circunferencia, esta tocaría la punta de ambas manos y los dedos de los pies.


 La figura circular trazada sobre el cuerpo humano nos posibilita el lograr también un cuadrado: si se mide desde la planta de los pies hasta la coronilla, la medida resultante será la misma que se da entre las puntas de los dedos con los brazos extendidos; exactamente su anchura mide lo mismo que su altura, como los cuadrados que trazamos con la escuadra.

 Por tanto, si la naturaleza ha formado el cuerpo humano de modo que sus miembros guardan una exacta proporción respecto a todo el cuerpo, los antiguos fijaron también esta relación en la realización completa de sus obras, donde cada una de sus partes guarda una exacta y puntual proporción respecto a la forma total de su obra.
 
 Dejaron constancia de la proporción de las medidas en todas sus obras, pero sobre todo las tuvieron en cuenta en la construcción de los templos de los dioses, que son un claro reflejo para la posteridad de sus aciertos y logros, como también de sus descuidos y negligencias.
 
-Vitruvii De Architectura, Libro Tercero-Capítulo I- 

 
LA PROPORCION AUREA

El hombre de Vitruvio dibujado por Leonardo no describe la llamada "proporción áurea".

Leonardo dibuja de manera "discreta" la proporción relatada por Vitruvio: "Si nos referios al pie, equivale a una sexta parte de la altura del cuerpo; el codo una cuarta parte".

Según Vitruvio la altura de un hombre es de cuatro codos ó seis pies.

Un codo = 0,444 m.
Un pie = 0,296 m.
La altura del hombre de Vitruvio = 1,776 m.
 

El dibujo de Leonardo está realizado dentro de un círculo de cinco codos y modulado en un cuadrado (implícito pero oculto) de 10x10 de 1/2codo de módulo. (se pueden observar líneas auxiliares de esta modulación sobre las partes del cuerpo).

El cuadrado visible del dibujo de Leonardo tiene un lado de cuatro codos.

La relación entre el diámetro del círculo y el lado del cuadrado visibles en el dibujo de Leonardo es de 5/4 = 1,25.

Nada que ver con la "proporción áurea".  

Análisis en función del valor de Pi según el papiro egipcio de Ahmes:


       El primer valor de Pi del que Vitruvio debía tener conocimiento es el que se encuentra establecido por la geometría egipcia, contenido en el papiro de Ahmes, escriba-geómetra autor del mismo  en fecha 1650 antes de Cristo. También se le conoce como Papiro de  Rhind (denominado así por su descubridor). En este papiro se analiza la resolución de varios problemas geométricos y matemáticos y, entre ellos, se analiza el cálculo del área de un círculo de diámetro 9 por igualación con el área del cuadrado de lado 8. 



Se trata de una primera aproximación a la famosa cuadratura del círculo, ya que según Ahmes  tienen igual área el cuadrado de lado “L” y la circunferencia de diámetro “8L/9”.  Es decir, según este papiro, al considerar como igual el área del cuadrado de 8 x 8 = 64 y la del círculo de radio 4,5,  se puede deducir un valor de Pi = (16/9)2 . En este caso el área del círculo vale igualmente A = (16/9)x 4,5 x 4,5 = 64. Por tanto  Pi = (1.77777777...)2  = 3.1604935...  valor que difiere del actual pero que en su día debió representar un gran avance técnico para el cálculo de áreas circulares.
 

viernes, 5 de octubre de 2012

El Universo Holográfico - ¿Existe la Realidad Objetiva? Por: Brian Steensma



En 1982 tuvo lugar un acontecimiento notable. En la Universidad de Paris, un equipo de investigación dirigido por el físico Alain Aspect realizó el que podría ser uno de los experimentos más importantes del siglo XX. Ustedes no oyeron hablar de ello en las noticias de la noche. De hecho, a menos que tengan la costumbre de leer prensa científica probablemente no habrán oído mencionar a Aspect, pese a que muchos creen que su descubrimiento podría cambiar la faz de la ciencia.

Aspect y su equipo descubrieron que, bajo ciertas circunstancias, partículas subatómicas como los electrones son capaces de comunicarse instantáneamente entre sí independientemente de la distancia que las separe. No importa si se están separados 10 pies o 10 mil millones de millas.

De alguna manera, una partícula parece saber siempre lo que está haciendo la otra. El problema que hay con este hecho es que viola el principio de Einstein tanto tiempo mantenido de que ninguna comunicación puede viajar más rápido que la velocidad de la luz. Como viajar más deprisa que la velocidad de la luz equivale a romper la barrera del tiempo, tan intimidante panorama ha originado que algunos físicos intenten salirle al paso con elaboradas maneras de explicar algunos de los hallazgos de Aspect. Pero ha inspirado a otros a ofrecer explicaciones aún más radicales.

El físico de la Universidad de Londres David Bohm, por ejemplo, cree que los hallazgos de Aspect implican que la realidad objetiva no existe y que, a pesar de su aparente solidez, el universo es un fantasma de corazón, un holograma gigante espléndidamente detallado.

Para comprender por qué Bohm hace tan sorprendente aseveración, primero hay que saber un poco de hologramas. Un holograma es una fotografía tridimensional hecha con la ayuda de un láser.

Para hacer un holograma, el objeto a fotografiar primero es bañado por la luz de un haz láser. Después, se hace rebotar un segundo haz láser reflejando la luz del primero y el patrón de interferencia resultante (la zona en la que confluyen ambos haces láser) es captado sobre una película.

Cuando se revela la película, parece una maraña de luz y líneas oscuras desprovista de significado. Pero tan pronto como se ilumina la película revelada mediante otro haz láser, aparece una imagen tridimensional del objeto original.

La tridimensionalidad de tales imágenes no es la única característica notable de los hologramas. Si se corta por la mitad el holograma de una rosa y después se lo ilumina con un láser, se observa que cada una de las mitades sigue conteniendo la imagen entera de la rosa.

Además se observa que, aunque se vuelvan a dividir esas mitades, cada fragmento de la película siempre contendrá una versión más pequeña pero intacta de la imagen original. A diferencia de las fotografías convencionales, cada parte de un holograma contiene toda la información que posee el todo.

Esa naturaleza del “todo en cada parte” del holograma nos proporciona una manera completamente nueva de entender la organización y el orden. Durante la mayor parte de su historia, la ciencia occidental ha trabajado bajo el condicionamiento de que la mejor manera de entender un fenómeno físico, ya se trate de un átomo o de una rana, es diseccionarlo y estudiar sus partes respectivas.

El holograma nos enseña que algunas cosas del universo posiblemente no permiten ese enfoque. Si intentamos dividir algo construido holográficamente, no obtendremos las piezas de las que se compone, sólo obtendremos “todos” más pequeños.

Este convencimiento indicó a Bohm otra manera de entender el descubrimiento de Aspect. Bohm cree que la razón por las que las partículas subatómicas son capaces de permanecer interconectadas independientemente de la distancia que las separe no se debe a que se emita y reciba alguna clase de misteriosa señal, sino a que su separación es una ilusión. Alega que, en algún nivel más profundo de la realidad, tales partículas no son entidades individuales, sino que en realidad son extensiones del mismo “algo” fundamental.

Para permitir que se visualice mejor lo que quiere decir, Bohm brinda la siguiente explicación.

Imagínense un acuario que contuviese un pez. Imaginen que, además, son incapaces de ver el acuario directamente, por lo que su conocimiento acerca de él proviene de dos cámaras de televisión, una situada de frente al acuario y la otra tomándolo de costado.

Como atienden a dos pantallas de televisión, podrían asumir que los peces que ven en cada pantalla son dos entidades separadas. Después de todo, como las cámaras están colocadas en ángulos diferentes, cada una de las imágenes será ligeramente diferente. Pero si siguen observando los dos peces, terminarán por darse cuenta de que hay cierta relación entre ambos.
Cuando uno se da vuelta, el otro a su vez también hace algo levemente distinto, pero que se corresponde; cuando uno mira de frente, el otro siempre mira de costado. Aunque no se perciba todo el panorama de la situación, se podría llegar a concluir que los peces deben estar comunicándose instantáneamente, pero está claro que no es el caso.

Según Bohm, esto es precisamente lo que pasa entre las partículas subatómicas del experimento de Aspect. Lo que nos está señalando la conexión entre partículas subatómicas, aparentemente más rápida que la velocidad de la luz, es que hay un nivel de realidad más profundo del que no estamos exentos, una dimensión más compleja que la nuestra, análoga al acuario. Además, consideramos separados a objetos como las partículas subatómicas porque sólo estamos observando una porción de su realidad.

Estas partículas no son “partes” separadas sino facetas de una unidad más profunda y fundamental que, en última instancia, es tan holográfica e indivisible como la rosa antes mencionada. Además, dado que todo lo que hay en la realidad física está compuesto por estos “espectros”, el propio universo en sí mismo es una proyección, un holograma.

Además de esa naturaleza espectral, un universo como ese poseería otros rasgos más que perturbadores. Que la aparente separación entre las partículas subatómicas sea ilusoria supone que, en un nivel más profundo de la realidad, todas las cosas que hay en el universo están infinitamente interconectadas.

Los electrones de un átomo de carbono de cualquier cerebro humano están conectados con las partículas subatómicas que componen cada salmón que nada, cada corazón que late y cada estrella que centellea en el cielo.

Todo lo interpenetra todo y, pese a que la naturaleza humana pueda pretender categorizar, caracterizar y subdividir los diversos fenómenos del universo, todas las clasificaciones son necesariamente artificiales porque al final lo único que existe en la naturaleza es un red sin fisuras.

En un universo holográfico ni siquiera el tiempo o el espacio pueden seguir siendo considerados como algo básico. En un universo en el que, en realidad, nada está separado de ninguna otra cosa, conceptos tales como la localización se quiebran; el tiempo y el espacio tridimensional, al igual que las imágenes del pez en las pantallas de TV, también deberían ser considerados proyecciones de un orden más profundo.

En su nivel más profundo, la realidad es una especie de superholograma en el que tanto pasado como presente y futuro coexisten simultáneamente. Esto sugiere que, contando con las herramientas adecuadas, debería ser posible incluso que algún día se accediese a un nivel superholográfico de la realidad del que se obtuviesen escenas de un pasado remoto.

La pregunta de qué más contiene el superholograma tiene un final abierto. Admitido en interés del argumento que el superholograma sea la matriz de la que ha surgido todo lo que existe en nuestro universo, y que, por lo menos, contendrá a todas las partículas subatómicas que hayan existido o existirán, contendrá todas las configuraciones posibles de materia y energía, desde los copos de nieve a los quásares, desde las ballenas azules a los rayos gamma. Debe ser considerado como una especie de almacén cósmico de “Todo Lo Que Es”.

Pese a que Bohm concede que no tenemos manera de saber qué más pueda yacer oculto en el superholograma, se aventura a decir que no tenemos razón alguna para asumir que no contenga todavía más. O, como propone, quizás el nivel superholográfico de la realidad sea una “mera fase” más allá de la cual subyacería “una infinidad de desarrollo ulterior”.

Bohm no fue el único investigador que encontró evidencia de que el universo es un holograma. Trabajando de manera independiente en el campo de la investigación cerebral, el neurofisiólogo de Stanford Karl Pribram también está convencido de la naturaleza holográfica de la realidad.

Pribram fue atraído al modelo holográfico por el enigma de cómo y dónde se almacenan los recuerdos en el cerebro. Durante décadas, numerosos estudios han venido demostrando que los recuerdos, más que estar confinados en una localización especifica, se encuentran dispersos por todo el cerebro.

En una serie de experimentos realizados en los años 20 del siglo XX que marcaron hitos en esta investigación, el científico del cerebro Karl Lashley descubrió que, independientemente de qué parte del cerebro de una rata extirpase, le era imposible impedir que ésta recordase cómo realizar tareas complejas que había aprendido con anterioridad a la cirugía. El único problema era que nadie podía presentar un mecanismo capaz de explicar esta curiosa naturaleza del almacenamiento de memoria del “todo en cada parte”.

Ya en los 60, Pribram descubrió la holografía y se dio cuenta de que había encontrado la explicación que los científicos del cerebro habían estado buscando. Pribram cree que los recuerdos no están codificados en las neuronas ni en pequeñas agrupaciones de éstas, sino en patrones de impulsos nerviosos que van entrecruzándose por todo el cerebro de la misma manera que la interferencia de los patrones de luz láser van entrecruzándose por toda la superficie de un fotograma que contenga una imagen holográfica. En otras palabras, Pribram cree que el propio cerebro es un holograma.

La teoría de Pribram también explica que el cerebro humano pueda almacenar tantos recuerdos en tan poco espacio. Se estima que el cerebro humano tiene la capacidad de memorizar del orden de 10 mil millones de bits de información durante una vida humana promedio (lo que equivale a la cantidad de información contenida en cinco colecciones completas de la Enciclopedia Británica).

En la misma línea se ha descubierto que, aparte de sus restantes propiedades, los hologramas poseen una asombrosa capacidad para almacenar información; simplemente con cambiar el ángulo con el que chocan dos láseres en un fotograma de película fotográfica, es posible grabar muchas imágenes diferentes sobre la misma superficie. Está demostrado que un centímetro cúbico de película puede contener aproximadamente 10 mil millones de bits de información.

Nuestra habilidad prodigiosa para recuperar con rapidez cualquier información que nos haga falta del gigantesco almacén de nuestros recuerdos sería más comprensible si el cerebro funcionase según principios holográficos. Si un amigo te pide que le digas lo que te venga a la mente cuando dice la palabra “cebra”, no necesitas transitar por intrincados atajos para recorrer algún tipo de gigantesco archivo alfabético cerebral a fin de llegar a una conclusión. En lugar de esto, saltan a tu mente de manera instantánea asociaciones como “rayas”, “equino” o “animal nativo de África".

Verdaderamente una de las cosas más asombrosas relativas al proceso del pensamiento humano es que cada fragmento de información parece establecer de manera instantánea una correlación con algún otro (es decir, con todos los demás fragmentos de información), en lo que constituye otro rasgo intrínseco del holograma. Esto se debe a que cada parte de un holograma está infinitamente interconectada con cualquier otra parte del mismo, en lo que quizás sea el ejemplo supremo de la naturaleza de un sistema correlativo.

El almacenamiento de memoria no es el único enigma neurofisiológico que se hace más abordable a la luz del modelo holográfico del cerebro de Pribram. Otro es cómo es capaz el cerebro de traducir la avalancha de frecuencias que recibe a través de los sentidos (frecuencias de luz, de sonido, etc.) en el mundo concreto de nuestras percepciones. Precisamente lo que mejor hace un holograma es codificar y decodificar frecuencias. De la misma manera en que el holograma funciona como una especie de lente, un dispositivo de traducción capaz de convertir un borrón de frecuencias, en apariencia carente de significado, en una imagen coherente, Pribram cree que el cerebro también contiene una lente y que utiliza principios holográficos para convertir matemáticamente las frecuencias que recibe a través de los sentidos en el mundo interior de nuestras percepciones.

Un cuerpo de evidencia impresionante respalda el uso por parte del cerebro de principios holográficos para realizar sus operaciones. De hecho, la teoría de Pribram ha ido ganando un apoyo creciente entre los neurofisiólogos.
El investigador ítalo-argentino Zucarelli extendió recientemente el modelo holográfico al mundo de los fenómenos acústicos. Intrigado por el hecho de que los humanos sean capaces de localizar la fuente de los sonidos sin mover la cabeza, aunque sólo tengan un oído, Zucarelli descubrió que los principios holográficos pueden explicar esta habilidad.

Zucarelli también ha desarrollado la tecnología del sonido holofónico, técnica de grabación capaz de reproducir situaciones acústicas con un realismo sobrecogedor.

La creencia de Pribram de que nuestros cerebros construyen una realidad matemáticamente “sólida” porque confían en los impulsos procedentes de un dominio de frecuencias dado también ha recibido una importante cantidad de apoyo experimental.

Se ha descubierto que cada uno de nuestros sentidos es sensible a un rango de frecuencias mucho más amplio de lo que previamente se sospechaba.
Los investigadores han descubierto, por ejemplo, que nuestros sistemas visuales son sensibles a las frecuencias de sonido, que nuestro sentido del olfato es una parte dependiente de lo que ahora se denominan “frecuencias cósmicas”, y que hasta las células de nuestro cuerpo son sensibles a un amplio rango de frecuencias. Tales hallazgos apuntan a que sólo en el dominio holográfico de la conciencia tales frecuencias son fragmentadas y clasificadas en percepciones convencionales.

Pero el aspecto del modelo holográfico del cerebro de Pribram que más nos hace hervir la mente es lo que sucede cuando se lo conjuga con la teoría de Bohm. Porque si la concreción del mundo no es sino una realidad secundaria y en realidad lo que está “ahí” es un borrón holográfico de frecuencia y, si el cerebro también es un holograma que selecciona y extrae de ese borrón sólo algunas de esas frecuencias, transformándolas matemáticamente en percepciones sensoriales, ¿en qué se convierte la realidad objetiva?

Por decirlo con sencillez, deja de existir. Como han señalado tradicionalmente las religiones orientales, el mundo material es Maya, una ilusión y, pese a que podamos pensar que somos seres físicos que se mueven por un mundo físico, esto también es una ilusión.

En realidad somos “receptores” que van flotando por un mar caleidoscópico de frecuencias y lo que extraemos de ese mar y transcribimos como realidad física no es sino un canal más de los muchos extraíbles del superholograma.

Esta nueva y chocante imagen de la realidad, síntesis de las perspectivas de Bohm y Pribram, constituye lo que se ha dado en llamar el paradigma holográfico y, pese a que muchos científicos lo hayan recibido con escepticismo, ha galvanizado a otros. Un grupo pequeño pero creciente de investigadores creen que este modelo de la realidad podría ser más exacto que el que hasta ahora nos ha aportado la ciencia. Es más, algunos creen que podría resolver algunos misterios que nunca antes pudieron ser explicados por la ciencia, instituyendo incluso lo paranormal como parte de la naturaleza.

Numerosos investigadores, incluyendo a Bohm y a Pribram, han reparado en que numerosos fenómenos parapsicológicos resultan mucho menos incomprensibles bajo los términos del paradigma holográfico.

En un universo en el que los cerebros individuales en realidad son partes indivisibles de un holograma superior y en el que todo está infinitamente interconectado, la telepatía consiste sencillamente en acceder al nivel holográfico.

Obviamente así es mucho más fácil entender cómo puede viajar la información desde la mente de un individuo “A” a la de otro individuo “B” que esté en un punto muy distante y ayuda a comprender numerosos enigmas de la psicología pendientes de resolución. En particular, Grof opina que el paradigma holográfico brinda un modelo para entender muchos de los fenómenos más sorprendentes que experimentan los individuos durante los estados alterados de conciencia.

Para más información sobre la naturaleza de la realidad holográfica, ver:

El Universo Holográfico: Su descubrimiento podría anunciar una nueva era en la Física


Los investigadores de la Universidad de Cardiff, que son parte de un equipo británico-alemán que busca en las profundidades del espacio para estudiar las ondas gravitatorias, han encontrado uno de los más importantes descubrimientos de la física.

Craig Hogan, un físico de Fermilab Centre for Particle Astrophysics en Illinois, está convencido de haber encontrado la evidencia de un universo holográfico en los datos recogidos por el detector de ondas gravitacionales GEO600, y que eso podría explicar el misterioso ruido detectado en los datos, que no se había explicado hasta ahora.

Tras el GEO600, un equipo británico-alemán que incluye científicos de la School of Physics and Astronomy's Gravitational Physics Group, ahora llevarán a cabo nuevos experimentos en los próximos meses para obtener más pruebas que avalen las hipótesis de Craig Hogan. Si se demuestra correcta, podría ayudar en la búsqueda para unificar la mecánica cuántica y la teoría de la gravedad de Einstein.

A fin de probar la teoría del ruido holográfico, la frecuencia de sensibilidad máxima del GEO600 se desplaza hacia frecuencias cada vez mayores. La frecuencia de sensibilidad maxima es el tono que el detector puede escuchar mejor. Normalmente se ajusta para ofreca la mejor capacidad para escuchar las explosiones de estrellas o las fusiones de agujeros negros.

Resulta que el misterioso ruido se da tanto en altas frecuencias como en las bajas, esto no constituye prueba alguna de la hipótesis Hogan. Sin embargo, sí supone una fuerte motivación para seguir estudiando. La sensibilidad del GEO600 será mejorado mediante el uso de "vacío exprimido" y por la instalación de un filtro en una nueva cámara de vacío. La tecnología de "vacío exprimido" fue especialmente refinada en Hannover y se utilizo por primera vez en un detector de ondas gravitatorias.

El profesor Jim Hough, de la Universidad de Glasgow, uno de los primeros desarrolladores de detectores de ondas gravitacionales, dice: "Craig Hogan hizo una predicción muy interesante. Puede ser la primera de una serie de inesperadas posibilidades para investigar como los detectores de ondas gravitacionales se vuelven más sensibles".

El profesor Bernard Schutz, de la School of Physics and Astronomy, miembro del Gravitational Physics Group at the School, y recientemente elegido como miembro honorario de la Royal Astronomical Society dijo: "Sería realmente sorprendente si el GEO600 se sensibiliza a la naturaleza cuántica del tiempo y el espacio. La única forma de confirmarlo será llevar a cabo experimentos controlados, cuyos resultados puedan ser atribuidos exclusivamente al ruido holográfico. Este experimento podrán anunciar una nueva era en la física fundamental".

El profesor Dr. Karsten Danzmann, director del Instituto Albert-Einstein de Hannover, comentaba: "Estamos muy ansiosos por saber lo que podemos aprender acerca del posible ruido holográfico en el transcurso del próximo año. El GEO600 es el único instrumento del mundo capaz de probar esta controvertida teoría por el momento. A diferencia de los otros grandes interferómetros láser, el GEO600 reacciona con especial sensibilidad al movimiento lateral del haz de luz, ya que está construido con el principio de reciclaje de señal. Normalmente, esto es un inconveniente, pero necesitamos el reciclaje de señal para compensar la longitud del brazo más corto en comparación con otros detectores. El ruido holográfico, sin embargo, produce exactamente la misma señal lateral, y de esta manera la desventaja se convierte en ventaja en este caso. Se puede decir que esto nos ha colocado en el centro de una tornado en la investigación fundamental"

Buscando la granulación del espacio 

La fracción más pequeña posible de distancia la denominan los físicos "longitud de Planck". Su valor es de 1,6 x 10-35 m., esto es imposible de medir en sí mismo. Las teorías físicas establecidas dejan de funcionar en esta escala. Los científicos del GEO600 están probando un teoría del físico Craig Hoganos de EE.UU., que está convencido de que puede oír el ruido del espacio cuántico en los datos de ondas gravitacionales del detector GEO600. Hogan sugiere que por los espejos de un interferómetro vagan esas pequeñas cantidades de Planck a pasos muy rápidos, que se acumulan durante el tiempo de medición, pasando a ser algo tan grande como lo que una onda gravitacional produciría. Se sigue la cuestión de si una cierta "señal de ruido" en los datos registrados por el detector puede remontarse a la granulación del espacio y tiempo.

El GEO600 

Debido a su innovadora y fiable tecnología, el GEO 600 ha ganado una excelente reputación en todo el mundo, y es considerado un "pósito de ideas" para la observación de ondas gravitatorias. Fue aquí donde se han desarrollado los más modernos láseres del mundo, que están siendo utilizados en todos los observatorios de ondas gravitacionales del mundo. Los investigadores del GEO600 están llevando la tecnología un paso más allá con el 'vacío exprimido'. Esta tecnología se ha designado para usar con la tercera generación de detectores de ondas gravitacionales.

La imagen: Viendo a través de uno de los tubos del GEO600. (Crédito: Instituto Max Planck de Física Gravitacional / Leibniz Universität Hannover)

Publicado en Science Dailey, el 04/01/09
Más información:
* Instituto Max Planck de Física Gravitacional (Inst. Albert Einstein):http://www.aei.mpg.de .
* GEO600: http://www.geo600.de .