viernes, 22 de febrero de 2013

TAROT ¿Mancia o Vía iniciática?




Reflexiones a una Conferencia discreta.

Ayer mismo, una amiga nos remitió un email con una invitación, exclusiva y de carácter restringido, a una Conferencia acerca del Tarot como “Método de Introspección”. Dado que la Charla era de carácter discreto no daremos el nombre de la Entidad que la organizaba ni el de la propia conferenciante, hacia quien profesamos un extraordinario cariño y respeto en todos los sentidos.

Durante gran parte de la Conferencia nos encontramos como descolocado, dado que esperaba encontrarme con una exposición respecto a las láminas del Tarot como medio de meditación y, sin embargo, se habló, y mucho respecto a los naipes, en su aspecto de Mancia o medio adivinatorio, tanto de la personalidad de los consultantes como de sus pasados y futuro.

Hay que reconocerle a la Conferenciante su voluntad y arduo, magnífico, trabajo preparatorio al Evento. También su extraordinario conocimiento acerca del Tema del que se trataba, como no podía ser de otro modo. Respecto a la organización, sí que tengo mis reparos, dado que intenté intervenir en diversas ocasiones y, por unos u otros motivos, no se me concedió la palabra. De hecho, llegué a encontrarme en algún instante como si estuviese participando en algún espectáculo preparado digno del más famoso de los mentalistas.
Se habló del Método del Tarot como Vía o camino iniciático, con una serie de normas, reglamentos, dogmas en definitiva y que podría equipararse a otros sistemas iniciáticos que utilizan el símbolo y el ritualismo como medios de transmisión. Curiosamente, cuando hablamos de símbolos nos referimos a métodos adogmáticos, donde cada uno de los componentes proporciona información exclusiva a los implicados. Podríamos hablar del Método del No Método. Asimismo, el Tarot digno descendiente de las planchas gráficas de los trovadores occitanos, que se desarrollaría en la época de los cataros, funciona de un modo muy parecido, dado que se trata de viñetas recortadas y colocadas al azar para que, en cada Tirada, nos cuente una historia diferente. Estos símbolos arquetípicos, al tarotista entrenado,  le proporciona las llaves necesarias que abran las múltiples puertas que posee el subconsciente, el suyo propio y el colectivo que algunas escuelas ocultistas conocen como la Memoria Akashica de la Tierra.

Tomando, como hipótesis de trabajo, el hecho de que el Multiverso no deja de ser un inmenso holograma de proporciones cósmicas podemos comprender que cada una de sus minúsculas unidades pudiera tener acceso a la información tanto del microcosmos como del macrocosmos así como del Tiempo, el cual consideramos como de modo lineal y que visto de éste modo se convierte en algo completamente diferente y transversal. Es decir, el individuo sensible entrenado en la meditación de los arcanos arquetípicos, puede penetrar en lo más recóndito de su interior y tener acceso, mediante el Uno que es él mismo, al Todo que constituye todo lo existente, fuere material o inmaterial, tanto a nivel de Espacio como de Tiempo.
La mayor parte de mi incomodidad, en el transcurso de la Conferencia, no se debió tanto al ninguneo, quizá involuntario del Maestro de Ceremonias, que a la amplia exposición de la Ponente respecto del Tarot como Mancia o método de adivinación y que, por lo expuesto en los párrafos anteriores, tiene muchísimo de posibilidad real. Desde hace muchos años, tras estudio pormenorizado del mundo de lo oculto, llegamos a una personalísima conclusión de que tanto las mancias como el intento de comunicar con los espíritus desencarnados no solo es improductivo e innecesario para el Ser Humano, sino que pueden suponer una extraordinaria piedra de tropiezo en el camino evolutivo de nuestra natural espiritualidad. Así lo debió de considerar la Señora Blavatsky, cuando abandonó dichas prácticas y empezó a utilizar su extraordinaria sensibilidad para entrar en meditación y traernos, de los otros lados, tan magnífica información teosófica.

El Ser Humano, como Ser Divino que es, trae a este Plano de existencia una serie de trabajos a realizar y que se conoce como Destino. Ese trabajo fue cocinado en otros planos de existencia, por su propio Espíritu, para ser ingerido aquí tras haber abandonado su memoria allí. Conociendo esta Verdad, no tiene ningún sentido intentar realizar trampas en los exámenes de la Vida. La Consulta mántica de una tarotista o vidente de cualquier otro tipo viene a ser como llevarnos unas chuletas para desarrollar, con absoluta perfección, un examen. Hecho injustificable cuyo juicio dejo al criterio del propio Lector. Por otro lado, la mayoría de los videntes profesionales han adquirido una mediumnidad involuntaria, propia o inducida, robada dicen ellos, que los incapacita para poder ser objetivos. Dice mucho esa expresión de esa capacidad robada, dado que viene a dar a entender que no es propia sino que ha sido transmitida de una forma un tanto forzada e impropia que podría calificarse, en algún sentido, como inmoral.
El Tarot, por el contrario, es una fabulosa herramienta tanto del proceso de meditación como de catalización de la imaginación de intelectuales, científicos, artesanos y artistas. Quien ha tratado con absoluta perfección este Tema es el Señor Jodorowski y es ahí donde este Libro de Toth, de origen Trovador y Cátaro, precursor de los actuales cómics o tebeos, adquiere su máxima importancia y utilidad. Como puro entretenimiento podría ser válida su utilización como catalizador de la videncia; pero su uso profesional, salvo casos de extrema necesidad, está completamente invalidado. Su peligrosidad, del mismo modo que la Guija, es manifiesto aunque menos visible, dado que su consulta, de algún modo, reprograma nuestra personalidad y nos vuelve más sensibles a acontecimientos concretos y que, en otras circunstancias, no deberían de poseer mayor trascendencia, influyendo en nuestro Paso preprogramado, en otra Dimensión y por nosotros mismos, por la Vida.

Está claro que estábamos predestinados a la asistencia a dicha conferencia y nos encontramos muy agradecidos por haber sido invitado, aunque no compartiese gran parte de la primera exposición. Agradecido también por haber sido ninguneado en los turnos de intervenciones, dado que de haberse producido, la Ponente, por quien tengo un gran aprecio y cariño, posiblemente hubiera actuado de algún otro modo diferente y habría cortado, innecesariamente, su magnífica intervención.

Mi conclusión parcial es que el Tarot es una herramienta simbólica que puede ser muy útil como apoyo a las vías iniciáticas de las escuelas de misterios, en su faceta de herramienta de meditación; pero que su vía mántica es absolutamente contraproducente y que se contrapone, por su índole supersticiosa, a cualquier tipo de racionalismo maduro o vía Espiritual y Religiosa carente de falsos dogmatismos.

ARALBA