jueves, 3 de enero de 2013

La Escritura y la fluidez del Alma



Sin entrar en consideración del significado semántico del vocablo Alma, sin embargo, intentaremos para mejor comprensión equipararlo con los de Vida y Voluntad. Se supone que una cosa está viva cuando posee algo de voluntad, por mínima que sea como en el caso de las plantas u otros organismos considerados como inferiores. No vamos a caer en la trampa de entrar en la explicación de lo que es el Alma desde un punto de vista religioso.

Cualquier Ser vivo u objeto animado posee un Alma que lo impele al movimiento, a la actividad. El alma, digamos que se trata de algo invisible, intangible e inconmensurable, imposible de medir, al menos con los instrumentos que nos proporciona la actual tecnología; no obstante, como en el caso de la electricidad, podemos observar sus efectos. Las plantas se mueven de forma imperceptible buscando la luz del sol para poder desarrollar la fotosíntesis. Los animales, con su metabolismo más acelerado,  buscan su alimento reciclando los cuerpos de las plantas o de otros seres vivos.

Sabemos que las almas existen y que son algo que diferencia a los seres animados de los objetos inanimados. No entraremos en la consideración de que porcentaje tienen las almas de espiritualidad y cuanto de materia, aunque podríamos muy bien considerar al Espíritu Universal como al Conjunto que contiene en sí mismo una multiplicidad de subconjuntos como son el mundo material, la vida y hasta la propia inteligencia consciente. Sírvanos lo expuesto, hasta ahora, para determinar que hay algo que diferencia a los seres vivos de las cosas inanimadas y que hemos decidido denominarlo, porque de algún modo hemos de hacerlo, como Alma; pero ¿Dónde se encuentra el Alma?

Algunas organizaciones religiosas, quizá con su mejor voluntad,  han decidido considerar que la sangre, la savia en las plantas u otros fluidos en otros organismos, son el alma y parte de razón no les falta aunque se encuentren terriblemente equivocados y por su infantil creencia se produzcan, a diario, muertes de inocentes en todo el mundo. Han llegado a esa conclusión porque si ese fluido desaparece de los seres vivos, la vida desaparece, se va. Solo hay que ver que cuando un tejido deja de recibir el flujo sanguíneo se necrosa y se degrada hasta morir por gangrena.

El error consiste en considerar al vehículo de transmisión con el pasajero y donde el vehículo es el fluido que riega todo el tejido de los seres vivos y el pasajero es la propia Alma. El Alma es un fluido tan sutil que, bajo ciertas circunstancias, sale de nuestro cuerpo por transpiración conformando lo que algunos místicos han denominado como egregor. La transpiración, una forma de denominarlo, “álmica” de un solo individuo pudiera ser imperceptible; pero la unión de muchos puede llegar a ser sentida emocionalmente y hasta visualizada. Las reuniones masivas e indiscriminadas de seres humanos pueden llegar a ser terriblemente peligrosas, dado que el egregor que se forma suele ser inconsciente y caóticamente dirigido por la Ira; por el contrario, cuando las reuniones están controladas, en lugares cerrados, por individuos que buscan actividades altruistas pueden generar grandes dosis de energía alimenticia positiva y conocida como Amor.

Del mismo modo se transmite parte de la energía de nuestra Alma mediante la escritura y más límpida, desnuda y pura es cuanto más fluido sea el medio de transmisión hacia el papel, la tinta.

Es por dicha causa que siempre que deseemos mostrar nuestros sentimientos más nobles hacia los demás, sean de amor, deseo u otros, será mejor que lo hagamos mediante tinta y pluma, mejor estilográfica, dado que así evitamos las pérdidas que se producen debido a los intermediarios mecánicos o electrónicos digitales de los sistemas modernos de impresión. Evidentemente, si nuestro estado de ánimo es negativo también quedará plasmado mediante la tinta en el papel de destino. El bolígrafo y el Roller son unos pobres sustitutos, pues aunque la tinta sigue siendo líquida posee mayor densidad que nuestra propia sangre, como si de un exceso de colesterol se tratara, y se producen, a modo de cuellos de botella, bloqueos en la transmisión que impide que el alma pueda ser mostrada en su total desnudez de una forma limpia, continua y analógica.

Cuando se trata de una comunicación entre el Maestro y los discípulos, siempre debería de utilizarse el método de escritura mediante estilográfica y que tan bien viene reflejado en el símbolo del pelícano rasgándose el pecho para alimentar con su sangre a sus diminutos y frágiles polluelos. Desnudar nuestra impoluta Alma es la mayor muestra de Amor que podemos tener hacia nuestros hermanos humanos y el mejor método para desarmar a nuestros presuntos enemigos.

ARALBA